En el Seminario de Friburgo, el Santo Padre se ha reunido con el Comité Central de los Católicos Alemanes, a quienes agradeció su compromiso en sostener los intereses de los católicos y dar impulso a la obra apostólica de la Iglesia y de los católicos en la sociedad. En el encuentro, desarrollado en el Aula del Seminario, participaron los miembros del Consejo del Comité Central de los Católicos Alemanes, y tras el saludo del Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana Mons. Robert Zollitsch, y del presidente del Consejo del Comité, Sr. Alois Gluck, Benedicto XVI se declaró feliz por la oportunidad de este encuentro y elogió el compromiso de todos ellos por sostener en público los intereses de los católicos en Alemania e impulsar la obra apostólica de la Iglesia y de los católicos en la sociedad.
Llamándolos ‘queridos amigos’ el Papa recordó que desde hace años existen los llamados programas exposure destinados a ayudar a los países en vías de desarrollo en el que personas responsables del mundo de la política, la economía y de la Iglesia viven por un cierto tiempo con los pobres de África, Asia o América Latina compartiendo con ellos su vida cotidiana. Sobre esta experiencia que se vive en el programa exposure, añadió que al ponerse en la situación en que viven estas personas, sus miembros ven el mundo con aquellos ojos y sacan una lección de esa experiencia, válida para la propia actuación solidaria.
El sucesor de Pedro citó un ejemplo. “Imaginemos, dijo, que este programa exposure ocurriese lugar en Alemania: expertos llegados de un país lejano vendrían a vivir con una familia alemana media por una semana”. Aquí –añadió el Papa en su hipotético ejemplo- admirarían muchas cosas, por ejemplo el bienestar, el orden y la eficacia. Pero con una mirada sin prejuicios, constatarían también mucha pobreza, pobreza en las relaciones humanas y en el ámbito religioso”.
“Vivimos en un tiempo caracterizado en gran parte por un relativismo subliminal que penetra todos los ambientes de la vida. A veces, este relativismo llega a ser batallador, dirigiéndose contra quienes afirman saber dónde se encuentra la verdad o el sentido de la vida. Y notamos cómo este relativismo ejerce cada vez más un influjo sobre las relaciones humanas y sobre la sociedad. Esto se manifiesta en la inconstancia y discontinuidad de tantas personas y en un excesivo individualismo. Hay quien no parece capaz de renunciar a nada en absoluto o a sacrificarse por los demás. También está disminuyendo el compromiso altruista por el bien común, en el campo social y cultural, o a favor de los necesitados. Otros ya no son idóneos para unirse de manera incondicional a un compañero. Ya casi no se encuentra el valor de prometer fidelidad para toda la vida; el valor de optar y decir: “yo ahora te pertenezco totalmente”, o de buscar con sinceridad la solución de los problemas comprometiéndose con decisión por la fidelidad y la veracidad”.
El Papa observó en su discurso que, en el programa exposure, al análisis sigue la reflexión común en la que la persona humana debe ser considerada en su totalidad, de la que forma parte – no sólo implícita, sino explícitamente -, su relación con el Creador. Fue de esta manera que el Sucesor de Pedro, subrayó los acuciantes problemas que aquejan al mundo occidental, el mundo rico:
“Vemos que en nuestro rico mundo occidental hay carencias. Muchos carecen de la experiencia de la bondad de Dios. No encuentran algún punto de contacto con las Iglesias institucionales y sus estructuras tradicionales. Pero, ¿por qué? Pienso que esta es una pregunta sobre la que debemos reflexionar muy seriamente. Ocuparse de ella es la tarea principal del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización. Pero, evidentemente, se dirige a todos nosotros. Permitidme afrontar aquí un punto de la situación específica alemana. La Iglesia está organizada de manera óptima. Pero, detrás de las estructuras, ¿se encuentra la fuerza espiritual correspondiente, la fuerza de la fe en un Dios vivo? Debemos decir sinceramente que hay un desfase entre las estructuras y el Espíritu. Y añado: La verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe. Si no llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será ineficaz”.
Con estas reflexiones y tras afirmar que la verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe, y que si no se llega a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será ineficaz, Benedicto XVI aludió nuevamente a las personas que les falta la experiencia de la bondad de Dios aludiendo a la búsqueda de nuevos caminos de evangelización, que se pueden dar en ámbitos que aunque puedan ser reducidos son capaces de actora un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad :“Estamos llamados a buscar nuevos caminos de evangelización, caminos que podrían ser pequeñas comunidades donde se vive la amistad que se profundiza regularmente en la adoración comunitaria de Dios. Aquí hay personas que hablan de sus pequeñas experiencias de fe en su puesto de trabajo y en el ámbito familiar o de los conocidos, testimoniando de este modo un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad. A ellos les resulta claro que todos tienen necesidad de este alimento de amor, de la amistad concreta con los otros y con Dios. Pero sigue siendo importante la relación con la sabia vital de la Eucaristía, porque sin Cristo no podemos hacer nada (cf. Jn 15, 5). Queridos hermanos y hermanas, que el Señor nos indique el camino para ser siempre luz del mundo y para mostrar a nuestro prójimo el camino hacia el manantial donde pueden satisfacer su más profundo deseo de vida.
Llamándolos ‘queridos amigos’ el Papa recordó que desde hace años existen los llamados programas exposure destinados a ayudar a los países en vías de desarrollo en el que personas responsables del mundo de la política, la economía y de la Iglesia viven por un cierto tiempo con los pobres de África, Asia o América Latina compartiendo con ellos su vida cotidiana. Sobre esta experiencia que se vive en el programa exposure, añadió que al ponerse en la situación en que viven estas personas, sus miembros ven el mundo con aquellos ojos y sacan una lección de esa experiencia, válida para la propia actuación solidaria.
El sucesor de Pedro citó un ejemplo. “Imaginemos, dijo, que este programa exposure ocurriese lugar en Alemania: expertos llegados de un país lejano vendrían a vivir con una familia alemana media por una semana”. Aquí –añadió el Papa en su hipotético ejemplo- admirarían muchas cosas, por ejemplo el bienestar, el orden y la eficacia. Pero con una mirada sin prejuicios, constatarían también mucha pobreza, pobreza en las relaciones humanas y en el ámbito religioso”.
“Vivimos en un tiempo caracterizado en gran parte por un relativismo subliminal que penetra todos los ambientes de la vida. A veces, este relativismo llega a ser batallador, dirigiéndose contra quienes afirman saber dónde se encuentra la verdad o el sentido de la vida. Y notamos cómo este relativismo ejerce cada vez más un influjo sobre las relaciones humanas y sobre la sociedad. Esto se manifiesta en la inconstancia y discontinuidad de tantas personas y en un excesivo individualismo. Hay quien no parece capaz de renunciar a nada en absoluto o a sacrificarse por los demás. También está disminuyendo el compromiso altruista por el bien común, en el campo social y cultural, o a favor de los necesitados. Otros ya no son idóneos para unirse de manera incondicional a un compañero. Ya casi no se encuentra el valor de prometer fidelidad para toda la vida; el valor de optar y decir: “yo ahora te pertenezco totalmente”, o de buscar con sinceridad la solución de los problemas comprometiéndose con decisión por la fidelidad y la veracidad”.
El Papa observó en su discurso que, en el programa exposure, al análisis sigue la reflexión común en la que la persona humana debe ser considerada en su totalidad, de la que forma parte – no sólo implícita, sino explícitamente -, su relación con el Creador. Fue de esta manera que el Sucesor de Pedro, subrayó los acuciantes problemas que aquejan al mundo occidental, el mundo rico:
“Vemos que en nuestro rico mundo occidental hay carencias. Muchos carecen de la experiencia de la bondad de Dios. No encuentran algún punto de contacto con las Iglesias institucionales y sus estructuras tradicionales. Pero, ¿por qué? Pienso que esta es una pregunta sobre la que debemos reflexionar muy seriamente. Ocuparse de ella es la tarea principal del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización. Pero, evidentemente, se dirige a todos nosotros. Permitidme afrontar aquí un punto de la situación específica alemana. La Iglesia está organizada de manera óptima. Pero, detrás de las estructuras, ¿se encuentra la fuerza espiritual correspondiente, la fuerza de la fe en un Dios vivo? Debemos decir sinceramente que hay un desfase entre las estructuras y el Espíritu. Y añado: La verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe. Si no llegamos a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será ineficaz”.
Con estas reflexiones y tras afirmar que la verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe, y que si no se llega a una verdadera renovación en la fe, toda reforma estructural será ineficaz, Benedicto XVI aludió nuevamente a las personas que les falta la experiencia de la bondad de Dios aludiendo a la búsqueda de nuevos caminos de evangelización, que se pueden dar en ámbitos que aunque puedan ser reducidos son capaces de actora un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad :“Estamos llamados a buscar nuevos caminos de evangelización, caminos que podrían ser pequeñas comunidades donde se vive la amistad que se profundiza regularmente en la adoración comunitaria de Dios. Aquí hay personas que hablan de sus pequeñas experiencias de fe en su puesto de trabajo y en el ámbito familiar o de los conocidos, testimoniando de este modo un nuevo acercamiento de la Iglesia a la sociedad. A ellos les resulta claro que todos tienen necesidad de este alimento de amor, de la amistad concreta con los otros y con Dios. Pero sigue siendo importante la relación con la sabia vital de la Eucaristía, porque sin Cristo no podemos hacer nada (cf. Jn 15, 5). Queridos hermanos y hermanas, que el Señor nos indique el camino para ser siempre luz del mundo y para mostrar a nuestro prójimo el camino hacia el manantial donde pueden satisfacer su más profundo deseo de vida.
Con matices, pero esto se podría decir de españa y muchos otros lugares del primer mundo.
1 comentario:
Gracias por este post, sin duda ninguna semilla sin tierra puede crecer y dar fruto. Germinar y se secará y si la mantienes en agua, que es una media alternativa, puede que incluso cresca un poco, nada más.
Escuchemos al papa que tiene palabras de vida.
Sinret un bezaso guapo.
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