miércoles, febrero 13, 2013

Un artículo de Messori sobre el Papa.



Messori explica el sentir del Papa: «Somos siervos inútiles; Cristo es el que salva a la Iglesia»




El periodista que mejor conoce a Joseph Ratzinger-Benedicto XVI responde al interrogante que muchos se han hecho: "¿No era más «cristiano» seguir el ejemplo del beato Juan Pablo II?".





Actualizado 13 febrero 2013

Vittorio Messori, el famoso periodista italiano autor de la entrevista a Juan Pablo II "Cruzando el umbral de la esperanza", y del libro-diálogo "Informe sobre la fe" al entonces cardenal Ratzinger, ha escrito un extenso análisis en el Corriere della Sera, que reproduce en exclusiva en español Religión en Libertad.



Messori responde al interrogante que muchos se han hecho: "¿No era más «cristiano» seguir el ejemplo del beato Wojtyla, esto es, la resistencia heroica hasta el final, en vez del ejemplo de san Celestino V? Gracias a Dios, son muchas las historias personales, muchos los temperamentos, los destinos, los carismas, las maneras de interpretar y vivir el Evangelio. Grande, a pesar de lo que piensen quienes no la conocen desde dentro, grande es la libertad católica".



"Le toca a Él dirigirla"

"Muchas veces, -señala Messori- el entonces cardenal me repitió, en las entrevistas que tendríamos a lo largo de los años, que quien se preocupa demasiado por la difícil situación de la Iglesia (¿cuándo no lo ha sido?) demuestra no haber entendido que ésta pertenece a Cristo, es el cuerpo mismo de Cristo. Por tanto, le toca a Él dirigirla y, si es necesario, salvarla. «Nosotros», me decía, «solamente somos palabra del Evangelio, siervos, y por añadidura inútiles. No nos tomemos demasiado en serio, somos únicamente instrumentos y, además, a menudo ineficaces. No nos devanemos demasiado los sesos por el futuro de la Iglesia: realicemos hasta el final nuestro deber, Él pensará en lo demás».



La humildad de pasar el testigo

"Existe también, por encima de todo quizás, esta humildad, en la decisión de pasar el testigo: el instrumento va a desaparecer, el Dueño de la mies (como le gusta llamarlo, con términos evangélicos) necesita nuevos operarios, que, por tanto, lleguen, conscientes eso sí, de ser sólo servidores. En cuanto a los ancianos ahora ya extenuados, den el trabajo más valioso: el ofrecimiento del sufrimiento y el compromiso más eficaz. El de la oración inagotable, esperando la llamada a la Casa definitiva".



Un nuevo servicio a la Iglesia

"Decían las últimas palabras del anuncio de ayer: «También en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria». En los años de pontificado ha repetido a menudo: «El corazón de la Iglesia no está donde se proyecta, se administra, se gobierna, sino donde se reza»".



"Por tanto, su servicio a la Catholica no sólo continua, sino que, en la perspectiva de la fe, se hace aún más relevante: si no ha elegido un monasterio lejano —quizá en Baviera o el de Montecassino, que el Papa Wojtyla había pensado como último recurso—, es posiblemente para dar testimonio, también con la cercanía física a la tumba de Pedro, cuánto desea permanecer junto a la Iglesia, a la que quiere donarse hasta el final".



El Día Mundial del Enfermo

Messori recuerda que el Papa ha elegido la fecha del 11 de febrero, aniversario de la primera aparición de la Virgen en Lourdes, por ser el Día Mundial del Enfermo.

"Ha dicho Ratzinger, en el latín de la breve y sorprendente declaración: «He llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino»".



"Por tanto, ¿qué día podía ser más adecuado para tomar conciencia delante del mundo de su propia infirmitas de anciano que el dedicado a la Virgen de Lourdes, protectora de los enfermos? En el fondo, también en esto se da un signo de solidaridad fraterna para todos aquellos que, por enfermedad o por edad, no pueden contar más con sus propias fuerzas".



No hará sombra al nuevo Papa

Por último, el periodista italiano subraya que "si la permanencia en el Vaticano fuese permanente, la discreción proverbial de Joseph Ratzinger asegura que no existirá ninguna interferencia con el gobierno del sucesor. Estamos convencidos de que rechazará incluso el papel de «consejero» lleno de años, pero también de experiencia y de sabiduría, incluso aunque hubiera peticiones explícitas del nuevo papa reinante. En su perspectiva de fe, el único verdadero «consejero» del pontífice es el Espíritu Santo que, bajo la bóveda de la Sixtina, le ha señalado con el dedo".

3 comentarios:

Miriam dijo...

Impresionante. Gracias por publicarlo.
Me encanta lo de siervos inútiles Cuantas veces escuchado y que poco lo tengo asimilado.
Provechosa Cuaresma ¡

eligelavida dijo...

Me parecen muy interesantes las palabras que recoge de antiguas entrevistas con el entonces cardenal. Gracias por traerlo al blog!

Sinretorno dijo...

Gracias a vosotras y tenemos que rezar mucho, mucho..