sábado, junio 22, 2013

Santo Tomás Moro.








Santo patrón de los políticos, listón muy alto.


Sir Tomás Moro nació en Londres el 7 de febrero de 1478 en el seno de una respetable familia. Estudió leyes en Oxford y Londres, y se interesó por amplios sectores de la cultura, de la teología y de la literatura clásica. Buen conocedor del latín y del griego, fue amigo de protagonistas de la cultura renacentista, como Erasmo de Rotterdam (quien escribió en casa de Moro su famoso Elogio de la locura y quien definió a su amigo con la famosa expresión "omnium horarum hominem"). Está considerado uno de los fundadores de la ciencia jurídica de la common law inglesa.




En 1505 se casó con Juana Colt, de la cual tuvo tres hijas y un hijo (todos recibieron la misma educación, algo revolucionario para las costumbres de la época). Tras la muerte de Juana en 1511, se casó en segundas nupcias con Alicia Middleton, viuda con una hija. Se convirtió en un abogado de fama y en 1504 fue elegido por primera vez para el Parlamento. Enrique VIII lo nombró también representante de la Corona en la capital, abriéndole así una brillante carrera en la administración pública. En 1523 llegó a ser presidente de la Cámara de los Comunes.



En 1529, en un momento de crisis política y económica del país, el rey le nombró Canciller del Reino. Fue el primer laico en ocupar este cargo. El 16 de mayo de 1532 presentó su dimisión, pues no quiso dar su apoyo al proyecto de Enrique VIII que quería asumir el control sobre la Iglesia en Inglaterra. Se retiró de la vida pública aceptando sufrir con su familia la pobreza y el abandono de muchos falsos amigos.



Negaba la competencia del Parlamento para declarar que Enrique VIII era el jefe de la Iglesia de Inglaterra o que su matrimonio con Catalina de Aragón era inválido. Pero no tenía inconveniente en admitir que el Parlamento podía reconocer como heredero de la corona al hijo de Ana Bolena. Aparte de no hacer el juramento, no dijo nada en contra del rey y disimuló honradamente su pensamiento, porque quería salvar su vida.



Dos años después, el rey, al constatar su gran firmeza para rechazar componendas contra su propia conciencia, lo hizo encarcelar en la Torre de Londres. Durante sus quince meses de prisión fue sometido a diversas formas de presión psicológica, pero no se dejó vencer y rechazó prestar el juramento que se le pedía, porque ello hubiera supuesto la aceptación de una situación política y eclesiástica que preparaba el terreno al despotismo. Durante su prisión escribió su libro, inconcluso, sobre la pasión de Cristo. Al final del proceso, cuando ya estaba dictada la sentencia, pronunció una célebre apología de las propias convicciones sobre la indisolubilidad del matrimonio, el respeto del patrimonio jurídico inspirado en los valores cristianos y la libertad de la Iglesia ante el Estado. Fue decapitado el 6 de julio de 1535.



Tuvieron que pasar más de tres siglos para que se atenuara en Inglaterra la discriminación respecto contra la Iglesia católica. En 1850 fue restablecida la jerarquía católica, y fue posible iniciar las causas de canonización de numerosos mártires.



Sir Tomás Moro, junto con otros 53 mártires, entre ellos el obispo Juan Fischer, fue beatificado por el Papa León XIII en 1886. Junto con el mismo obispo, fue canonizado por Pío XI en 1935, con ocasión del cuarto centenario de su martirio. El 31 de octubre de 2000, el Papa Juan Pablo II lo proclama Patrono de los Gobernantes y de los Políticos.

Con humor inglés, Lord Alton reconoció que proponer como modelo una persona que acabó sus días en el patíbulo no deja de ser un desafío para los políticos. Pero, añadió, da luces la explicación del Papa: la santidad de Moro, "que brilló en el martirio, se forjó a través de toda una vida entera de trabajo y de entrega a Dios y al prójimo". Lo que se puede imitar, al menos, es su vida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que gente tan valiente y consecuente con su fe.ojala se nos pegue algo.

Anónimo dijo...

Una vida entregada a dios y al prójimo,un santo.

mjbo dijo...

Mire usted, este es uno de mis santos favoritos y eso después de leer "la agonía de Cristo".
Un saludo