domingo, octubre 13, 2013

Georg Gänswein, un puente entre dos Papas.











En este artículo de Angela Ambrogetti, podemos conocer algunas recientes declaraciones del Arzobispo Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia y secretario privado del Papa Benedicto XVI, sobre la renuncia del Papa emérito y la relación entre el Papa Francisco y su Predecesor.




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Una vida al servicio de dos Papas. El de monseñor Georg Gänswein es realmente un rol insólito en la historia del papado. Prefecto de la Casa Pontificia para el Papa Francisco y secretario particular para el Papa Benedicto. Al mismo tiempo. Un desafío pero también un observatorio que le permite ayudarnos a leer el paso y la convivencia entre dos pontífices.




En los últimos meses, después de mucho discreto silencio, ha comenzado a contar un poco también de este mes de febrero del 2013 que ha marcado su historia y su vida. Al semanario alemán Bunte ha querido explicar que la renuncia de Benedicto no tiene nada que ver con vatileaks. “He tratado de hacerle cambiar de idea, sin lograrlo. Había tomado una decisión”. Un momento difícil de vivir el de aquel 28 de febrero: “me sentía como en una anestesia”, dice el arzobispo que, en septiembre, tomó posesión del título de Urbisaglia con una festiva celebración en el pueblo, y que ahora está preparado para explicar un poco sobre la relación entre los dos Papas.




“Mi rol – dice – es el de Prefecto de la Casa Pontificia, pero, por como se ha desarrollado la vida, la realidad es que hoy hay dos Papas, el Papa reinante y el Papa emérito. Vivo con el Papa emérito y trabajo con el Papa Francisco, estoy casi todos los días con los dos, de hecho soy un poco el puente entre ellos. Es normal. Es algo que ciertamente no he buscado, no se sabía que pudiera existir, pero ahora es así y lo veo como un compromiso, un desafío y también una gracia. Trataré de hacerlo bien porque no hay precedentes y debo encontrar la manera correcta, y este es un bello desafío”.



Dos personalidades diferentes la de Benedicto y la de Francisco pero, dice Gänswein, “la diversidad es también una riqueza. Pero a menudo, hasta ahora, la diversidad entre los dos Pontífices ha sido utilizada para crear una antítesis. Psicológicamente tal vez esto puede ser un primer acercamiento, pero no funciona. Y personalmente pienso que, si no hubiese estado la renuncia del Papa Benedicto, el impacto emotivo del Papa Francisco no habría sido posible de esta manera. Entre los dos hay una continuidad no sólo teológica, sino también un entendimiento humano. Se ve que viven su fe de modo auténtico, pero con expresiones diversas”.


¿Hay todavía mucho afecto en torno al Papa Benedicto? “Sí, mucho. Esto resulta también de las muchas, muchísimas cartas que llegan para Benedicto XVI, permanezco casi todas las noches hasta tarde clasificando y preparando el correo. Él tiene un gran interés por el correo personal y lo lee con atención y responde a menudo personalmente. El correo llega de todo el mundo. De Alemania, ciertamente, pero hay también muchos italianos, muchos de lengua francesa, española e inglesa que escriben a Benedicto. Muchas son cartas de agradecimiento, a menudo acompañadas con fotos, cuadros y otros pequeños regalos. Al comienzo algunos escribían realmente traumatizados por la noticia de la renuncia. Ahora llegan muchos agradecimientos o incluso cuentan cómo han vivido este `trauma´ y cómo lo han superado, y agradecen al Papa emérito, le demuestran su afecto. Con mucha serenidad aseguran oraciones por los dos Pontífices”.



Nos habituaremos a tener más Papas juntos en el Vaticano. ¿Prevé un nuevo ejercicio del ministerio petrino? “Entre el Papa Francisco y su Predecesor hay una simpatía espontánea, varias veces compartida visiblemente. Cuando he recibido al Papa Francisco a la vuelta del viaje a Brasil, me ha dicho: `He hablado mucho con los periodistas, también del Papa Benedicto, tal vez demasiado, ¡he hablado del abuelo sabio que tenemos en casa!´. La abuela del Papa Bergoglio era una persona clave para su vida y era como una brújula, y para él hablar así es un gran signo de estima y de afecto. No creo que el ejercicio del ministerio petrino haya cambiado porque en el Vaticano viva el Papa emérito, pero es evidente que con la renuncia de Benedicto se ha creado una cierta novedad sobre el ministerio petrino. Si ya no es posible para un Papa llevar a cabo su servicio, su misión, está la posibilidad, que por otro lado existe desde siempre, de renunciar. Se trata de una experiencia nueva para todos. Es un desafío tanto espiritual como teológico e histórico”.



¿Veremos a los dos Papas juntos en la canonización de Juan Pablo II? “No soy un profeta. No lo sé. Veremos”.



¿Cómo era la relación entre Juan Pablo II y Joseph Ratzinger, su amigo de confianza? “El pontificado de Juan Pablo II ha tenido en el cardenal Ratzinger su pilar teológico. En las cuestiones doctrinales Juan Pablo II ha confiado plenamente en Ratzinger. Hay muchísimas ejemplos concretos. Así ha crecido una confianza mutua y persiste una estima absoluta del Papa Benedicto. Al hablar de Juan Pablo II, lo definía sencillamente `el Papa´. Él ha tenido un largo pontificado de casi veinte años con plena fuerza y luego un período de sufrimiento, casi tan largo como el entero pontificado de Benedicto. Y Ratzinger no quería copiar. Personalidades diversas, sin embargo, con una sintonía interna increíble. Juan Pablo II es, probablemente, la persona que el Papa Benedicto más estima en el mundo”.

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