miércoles, octubre 16, 2013

Preocupan las palabras del Papa?.









La palabras del Papa que perturban a los católicos. Por Vittorio Messori




Por cuanto me ocupo, en libros y periódicos, de cosas católicas desde la época de Pablo VI, ocurre que no pocas personas –quizás desconcertadas o confundidas- insisten en pedirme opiniones sobre los primeros meses del nuevo pontificado. Suelo salir del paso diciendo algo que parafrasea la respuesta dada a los periodistas en... el avión de regreso de Brasil, precisamente por el Papa Bergoglio: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Si estamos obligados a no juzgar a los demás – palabras del Evangelio – tanto menos juzgaremos a un pontífice elegido, según los creyentes, por el Espíritu Santo. Ciertamente, hubo siglos en los cuales al parecer los hombres llegaron a sustituir al Paráclito: cónclaves simoníacos o dirigidos por las grandes potencias de la época, con candidaturas y vetos impuestos por la política. Y sin embargo quienes conocen realmente la historia de la Iglesia – condición que no es propia de quienes son demasiado superficiales –, quienes saben percibir la dinámica de “larga duración” a lo largo de veinte siglos, terminan sorprendiéndose al descubrir que San Pablo parece realmente tener razón cuando afirma que omnia cooperantur in bonum, todo coopera con el bien, también el bien de la Iglesia, que en materia de fe no está guiada únicamente por Cristo, sino también ciertamente por el “cuerpo místico“.

En todo caso, estando en nuestra época, no se trata de confiar a pesar de todo en una Providencia que a veces puede parecernos incomprensible. No es así, ya que para todos es evidente la calidad humana de aquellos que en las últimas décadas han tenido el rol de pontífices romanos. Si nos centramos únicamente en la sucesión de esta postguerra, tenemos las figuras de Pacelli, Roncalli, Montini, Luciani, Wojtyla, Ratzinger y ahora Bergoglio. ¿Quién, por alejado o contrario a la Iglesia que sea, podrá negar que se trata de personalidades de insólito relieve, unidas por la misma fe y por el mismo compromiso en su función, pero con grandes diferencias de carácter, distintas historias y culturas, distintos estilos pastorales? Y es éste precisamente el punto que para muchos, incluso católicos, parece no estar claro: independientemente de quién sea el hombre que ha llegado al papado y cuáles sean nuestras consonancias o disonancias humorales en relación con el mismo, siempre será el sucesor de Pedro, responsable y guardián de la ortodoxia, por lo tanto un hombre de Dios que no sólo se debe aceptar, sino también hay que rezar por él y obedecerlo con respeto y amor filial.

Estas cosas deberían estar claras, sobre todo hoy, con este Obispo de Roma “proveniente casi del fin del mundo”, un hombre de una personalidad impetuosa, instintivamente impulsiva, tal vez autoritaria (como él mismo reconoce en la entrevista con Civiltà Cattolica) y marcada, a pesar de su origen italiano, por una cultura distinta a la nuestra, como es la sudamericana. Este papa proviene además, por primera vez en casi dos siglos, no del clero secular, sino de una orden religiosa caracterizada por una formación distinta a todas las demás dentro de la Iglesia. Es una Compañía (denominación militar de un fundador procedente de la vida militar) amada y detestada, admirada y temida desde hace cinco siglos, hasta el punto que -caso único- terminó siendo suprimida - “propter bonum Ecclesiae“, dice la bula - por un Papa franciscano, para luego ser resucitada, apenas fue posible, por un Papa benedictino.

La verdad exige admitir, sobre todo si se miran muchos sitios y blogs en la red, que no faltan aquellos que recuerdan con nostalgia la sobriedad, el rigor doctrinal, la profundidad cultural y el respeto por las tradiciones de Benedicto XVI, y la atención por él prestada a la liturgia. Y nadie ha olvidado el cuarto de siglo de ese extraordinario ciclón que fue Juan Pablo II, cuya santidad ya ha sido reconocida. Es comprensible, los sentimientos son algo sumamente humano. Pero, repitiendo, toda comparación entre papas es irrelevante en una perspectiva cristiana, y la sintonía de cada creyente con un Papa se basa en algo muy distinto a las simpatías personales. La comunidad guiada y gobernada por el sucesor de Pedro siempre ha tenido y tendrá un fin último (y único) del cual todo se desprende y que es recordado explícitamente por el Código de Derecho Canónico: “Es ley suprema de la Iglesia la salvación de las almas”. Si bien a veces parece olvidarse, todo se desprende de esto y la totalidad de la institución eclesial existe por esto: anunciar la vida eterna prometida por el Evangelio y ayudar a todos los hombres - con la predicación y con los sacramentos - a seguir el camino que lleva a la meta de la muerte, en realidad nacimiento a la verdadera vida. Todo lo demás es solamente instrumento, siempre modificable y destinado a pasar, comenzando por la burocracia curial, a pesar de ser ésta indispensable: Dios mismo ha querido necesitar una institución humana, con sus organismos y sus leyes. Cada Papa está obviamente convencido de esta prioridad de la salus animarum; pero Francisco, al parecer, con especial urgencia, y en tal medida que hace todo lo necesario para que el clero, los religiosos y los laicos lleguen también a tener conciencia de esto. Esta opción del pontífice argentino parece producir resultados sorprendentes: al respecto, yo también mido cada día el interés, más bien la simpatía, sino de hecho la adhesión de tantas personas que no obstante parecían inamovibles en su indiferencia, cuando no era además un laicismo polémico y agresivo. El retorno a la sucesión natural, y sin embargo a menudo olvidada (en primer lugar la fe, y la moral será una consecuencia necesaria); el llamado a las raisons du coeur antes que a las raisons de la raison, empleando los términos pascalianos; la salida de la jaula de un creer reducido a una inflexible norma codificada; los brazos abiertos para todos, recordando la misericordia del Dios de Jesús, cuyo oficio es perdonar y acoger a los hijos, sin excepción, también a los “pródigos”.Todo esto está provocando resultados positivos que recuerdan el criterio de valoración señalado por el Evangelio mismo: “Por los frutos conoceréis el árbol”. Si la cosecha espiritual se anuncia tan buena, ¿no será igualmente buena la planta de la cual proviene?

Este hombre de setenta y siete años, todavía vigoroso, con su estilo de “párroco del mundo“, quiere comprometer a la totalidad de la Iglesia en ese desafío de reevangelización del Occidente, que tuvo un carácter central también en el programa pastoral de sus dos últimos antecesores.

Ninguna fractura, por lo tanto, sino continuidad, incluso en la diversidad de temperamentos. Esta Iglesia bimilenaria muestra también de este modo no tener intención alguna de reducirse a secta rencorosa, no sólo minoritaria, sino también marginal. Con Roma y sus obispos, el mundo entero deberá medirse una vez más, como ocurrió en los tiempos del imperio romano, cuando todo comenzó.

Corriere della Sera, 8 de octubre de 2013

5 comentarios:

Anónimo dijo...

1.- EL espiritu Santo no elige al papa. Se encomienda al Espiritu Santo al inicio del conclave para ilumine a los cardenales en la elección. El cardenal que es elegido verdadero papa tiene la promesa de Cristo "Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca"
2.- Otra cuestión es que el conclave haya sido viciado y sea un antipapa el que salga o sea hereje o no tenga la Fe verdadera.

También puede caaer en herejía o apostatar de la Fe y con lo cual dejaría de ser no ya papa sino que dejaría de ser católico.

"Mas SI AUN NOSOTROS , o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
3.- El cardenal Joseph Ratzinger en 1997 a la televisión de Baviera
"Hay muchos papas que el Espíritu Santo no hubiera elegido"
4.- La sallette "“ROMA PERDERÁ LA FE. Y SE CONVERTIRÁ EN LA SEDE DEL ANTICRISTO”.
5.- lAS PALABRAS DE FRANCISCO PERTURBAN??? Yo dirían que claman al Cielo!!!
"Yo creo en Dios, no en un Dios católico, porque no hay Dios católico, sólo hay un Dios. Creo en Jesucristo y su encarnación. JESUS ES MI MAESTRO y MI PASTOR, DIOS, ES EL PADRE, Abba, es la luz y el Creador".
A que Dios se refiere francisco?? al de los judíos,musulmanes? Jesús para el no es Dios el Cristo?

Sabemos por Fe, el unico Dios verdadero es el Dios trino al cual adoramos y amamos los católicos.

"Yo Soy El Camino La Verdad Y La Vida Nadie Viene Al Padre Sino Por Mí"
.- Dios es católico: Porque Dios tal como Es, se ha revelado exclusivamente en la Iglesia Católica, Única Verdadera, que profesa las verdades de fe en el Credo Niceno-Constantinopolitano.
Y porque todo el que niega alguna de las verdades de Fe expresadas en este Credo, no está hablando del Verdadero Dios.

.- Reevangelización de occidente??
Como se evangelizará si no hay que convertir a nadie?? "Si el proselitismo es un solemne tontería?? Que hay que decir? que Jesucristo es una opción mas para llegar al cielo? "id al mundo entero.. el que crea y sea bautizado se salvara..."
.- Juzgar no, eso es solo cosa de Dios, pero decir las cosas por su nombre si hay que decirlas pues tenemos obligación de defender la Fe.

Sinretorno dijo...

Agradezco su bien razonada respuesta.

Pero, el Ppa no ha renunciado a la evangelización, además de lo de siempre hay que llefar a las periferias, a los que no quieren saber de Dios. En la catequesisde hace dos días insistía en el esfuerzo de los padres como cultivadores de la Fe, antes de cualquier catequesis.

Reza mucho, tiene una gran devoción a la Virgen y habala con claridad de la confesión sacramnetal, tres signos para mí inequívocos de su ortodoxia y su sincera piedad.
Proviene de sudamerica, otras expresiones, otros modos de hablar; tiene mucho carácter, pero eso entra de la diversidad de cada Papa.
En fin , no para de decirnos que recemos por él, vamos a hacerlo.

Rafael Hidalgo dijo...

Estimado anónimo (¿autor de El lazarillo de Tormes?), no soy teólogo -lo cual no es grave-, ni santo -esto ya es bastante peor-, pero sí tengo una comprensión lectora apañada y un mínimo sentido crítico; gracias a ello, descubro en los evangelios abundantes pasajes en que los escribas y fariseos tratan de cazar a Jesús en un desliz. Ponen su lupa en cada expresión y la sacan de contexto para demostrar que Él no viene de parte de Dios, pues sus afirmaciones son contrarias a la Ley y los profetas.

Ahora tenemos un Papa incómodo (todos lo han sido). Incómodo especialmente para algunos "cumplidores" porque dice que la Ley no es suficiente -como decía Cristo-, que aunque uno hable las lenguas de los ángeles, y entregue su cuerpo a las llamas, y tenga doscientas mil credenciales de catolicidad, cristología y teología dogmática, si no ama de nada vale -como decía San Pablo-, es humo (de azufre, añado) y eso molesta, como es natural.

Es más cómodo buscar el posible desliz del Papa que atender a esa invitación al cambio.

Ahora nos acordamos de que el Espíritu Santo sufre interferencias, de que los cardenales que eligen son bípedos y a menudo miopes, de que no sé qué profecía nos avisa de que los demás son muy malos y ojo con hacerles mucho caso... y con ese consuelo nos quedamos más anchos que largos.

Pues yo digo que lo que escucho y leo en este Papa, cuando lo presentan tal cual, sin terjiversaciones, se ajusta a lo que leo en los evangelios, que el reconocimiento de sus debilidades no sólo no lo desautoriza, sino que demuestra que Dios se hace fuerte en lo débil, como ha venido haciendo desde el primer Papa, el cual supongo que no podría ver un gallo ni en pintura.

"Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Pues ahí tienes la piedra, la pone Cristo, y si la quitas el edificio cae.

Sinretorno dijo...

Rafel, eso me hubiese gustado decir...pero tú lo has dicho mucho mejor.

Anónimo dijo...

Para Rafael:
Solamente me he limitado poner textualmente las palabras que ha dicho el papa e intentar entenderlas. Si esas palabras fuesen claras y no ambiguas y no quedaran en el aire pues no tendríamos que pensar que ha dicho o no ha dicho.
No busco un desliz en el papa ni nada por el estilo, me limito a confrontar lo que dice algunas veces que no en todas, con la doctrina de la Iglesia y del evangelio.
A la Iglesia la sostiene Cristo y su cabeza visible en la tierra es el papa, sucesor de los apóstoles. Si la cabeza en la tierra resultase ser un antipapa(no fiel a la doctrina de Cristo) como ha pasado en la historia,y por algún tiempo,hubo a la vez hasta tres papas y no sabían por cual decantarse como el verdadero: Se cayó la iglesia??? pues no, porque la sostiene el mismo Cristo.
Y no es cuestión de malos o buenos, es cuestión de defensa de la Fe, no sólo de las Leyes si no también conforme a las obras y a la caridad.