miércoles, junio 02, 2010

La idílica II República

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica Esperanza. Ojalá llegue a ser presidenta del gobierno de España.

javier dijo...

Más clarita, el agua.

maria jesus dijo...

Lo había visto. Ojalá Doña Espe fuera la candidata del PP

javier dijo...

Hay una preguntita. ¿Condena el PSOE el asesinato de Calvo Sotelo? Pero la pregunta no obtiene respuesta.
PSOE... las únicas siglas que, en Españita, quedan de aquella matanza. Hasta los comunistas -avergonzados- han cambiado su nombrecito.
PSOE: mientras sigan llmándose así no tendremos más remedio que seguir con lo de la memoria histórica. Ha sido una chica la que se ha atrevido a recordarles sus crímenes en el Parlamento. Todavía, en su emblema, hay un puño y una rosa: un puñetazo rosa.

Marcan dijo...

¿Comprendes ahora por qué es tan importante que todo el mundo vote?
Los que dicen: no creo en la democracia, pero tengo derecho a votar o no votar, no han entendido lo que es la democracia, ni lo que es un derecho, ni lo que es una obligación.
A ver como se lo explicas, porque mientras quede gente que no vota seguirá ganando el PSOE con o sin ZP

Anónimo dijo...

Bravo!!!!

sinretorno dijo...

El psoe , me parece que no pide perdón por nada. Ellos son la libertad, el progreso, la luz. Es partido, poco español,no obrero y socialista en cuanto que totalitario, in my opinion.

Anónimo dijo...

Se va a desilusionar estimado Sinretorno, cuando le diga, que yo era (y en parte lo sigo siendo) de ésos jóvenes liberales (libertarios mejor dicho), pro-Gallardón, pero cada vez que oigo a hablar a esta MUJER me siento más orgulloso de haberme podido sentar en su escaño.

Al menos veo que hay algún político decente en este país. Da gusto.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Coincido plenamente con la opinión de Don Javier Vicens.

javier dijo...

Pues qué honor, Don Ángel -para mí-que coincida. Yo estoy un poco avergonzado de haberla evacuado. Yo debería hablar solamente de Paz y de Amor... o de salvar las focas. La culpa es de Don Sinretorno que me pone el anzuelo. Y mía porque pico. ¡Lo siento!