viernes, septiembre 26, 2025

Naamán.

 

Namán, el sirio

 

 

Daniel Tirapu


Naamán, el sirio.

 

 

 

 

 

Leyendo el libro del Papa Benedicto sobre Jesús me doy cuenta que por cristiano soy judío. Antiguo y nuevo testamento están hilvanados de modo prodigioso. Soy cristiano, por la gracia de Dios, que no es una religión de un pueblo, de una etnia, de una raza, pero que asume al Pueblo de Dios judío. La lectura que trata de Naamán el sirio , un ministro importante, aquejado de lepra que acude a Eliseo, profeta de Israel, para que en nombre de su Dios le cure. Eliseo le dice que se bañe siete veces en el Jordán. Naamán duda, ¿que tendrá este río que no tenga otro, siete veces? En nuestra vida pasa igual, esos siete baños son los sacramentos.

Por qué confesar, si ya he aprendido de mis errores, si lo he pasado incluso mal, ¿eso es todo lo que me ofreces, un río vulgar? Pero Naamán obedece, se fía y su piel volvió a ser la de un niño. No esperemos fórmulas magistrales, cosas raras o difíciles, creer y obedecer, no es fácil por el maldito yo que todo lo quiere entender, probar, comprobar.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

 

sic.

 

26 de septiembre de 2025
“El que ama a Dios se da él mismo”
El tiempo es nuestro tesoro, el “dinero” para comprar la eternidad. (Surco 882)

¡Qué pena vivir, practicando como ocupación la de matar el tiempo, que es un tesoro de Dios! No caben las excusas, para justificar esa actuación. Ninguno diga: dispongo sólo de un talento, no puedo lograr nada. También con un solo talento puedes obrar de modo meritorio. ¡Qué tristeza no sacar partido, auténtico rendimiento de todas las facultades, pocas o muchas, que Dios concede al hombre para que se dedique a servir a las almas y a la sociedad!

Cuando el cristiano mata su tiempo en la tierra, se coloca en peligro de matar su Cielo: cuando por egoísmo se retrae, se esconde, se despreocupa. El que ama a Dios, no sólo entrega lo que tiene, lo que es, al servicio de Cristo: se da él mismo. No ve -con mirada rastrera- su yo en la salud, en el nombre, en la carrera. (Amigos de Dios, 46)

jueves, septiembre 25, 2025

sic.

 

25 de septiembre de 2025
“No nos debe sobrar el tiempo, ni un segundo”
Te has consolado con la idea de que la vida es un gastarse, un quemarla en el servicio de Dios. –Así, gastándonos íntegramente por El, vendrá la liberación de la muerte, que nos traerá la posesión de la Vida. (Surco, 883)

No nos debe sobrar el tiempo, ni un segundo: y no exagero. Trabajo hay; el mundo es grande y son millones las almas que no han oído aún con claridad la doctrina de Cristo. Me dirijo a cada uno de vosotros. Si te sobra tiempo, recapacita un poco: es muy posible que vivas metido en la tibieza; o que, sobrenaturalmente hablando, seas un tullido. No te mueves, estás parado, estéril, sin desarrollar todo el bien que deberías comunicar a los que se encuentran a tu lado, en tu ambiente, en tu trabajo, en tu familia.

Pensemos valientemente en nuestra vida. ¿Por qué no encontramos a veces esos minutos, para terminar amorosamente el trabajo que nos atañe y que es el medio de nuestra santificación? ¿Por qué descuidamos las obligaciones familiares? ¿Por qué se mete la precipitación en el momento de rezar, de asistir al Santo Sacrificio de la Misa? ¿Por qué nos faltan la serenidad y la calma, para cumplir los deberes del propio estado, y nos entretenemos sin ninguna prisa en ir detrás de los caprichos personales? Me podéis responder: son pequeñeces. Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantiene viva la llama y encendida la luz. (Amigos de Dios, 41-42)

miércoles, septiembre 24, 2025

sic.

 

24 de septiembre de 2025
“Pon todo en las manos de Dios”
Además de su gracia cuantiosa y eficaz, el Señor te ha dado la cabeza, las manos, las facultades intelectuales, para que hagas fructificar tus talentos. Dios quiere operar milagros constantes –resucitar muertos, dar oído a los sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos...–, a través de tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y útil a las almas. (Forja, 984)

Tu barca -tus talentos, tus aspiraciones, tus logros- no vale para nada, a no ser que la dejes a disposición de Jesucristo, que permitas que Él pueda entrar ahí con libertad, que no la conviertas en un ídolo. Tú solo, con tu barca, si prescindes del Maestro, sobrenaturalmente hablando, marchas derecho al naufragio. Únicamente si admites, si buscas, la presencia y el gobierno del Señor, estarás a salvo de las tempestades y de los reveses de la vida. Pon todo en las manos de Dios: que tus pensamientos, las buenas aventuras de tu imaginación, tus ambiciones humanas nobles, tus amores limpios, pasen por el corazón de Cristo. De otro modo, tarde o temprano, se irán a pique con tu egoísmo. (Amigos de Dios, 21)

viernes, septiembre 19, 2025

sic.

 

Religión revelada y religión liberal

 

 

Daniel Tirapu


Basílica de San Pedro. Vaticano.

 

 

 

 

 

En la homilía de Escrivá "Amar al mundo apasionadamente" de 1967, dice que todo lo humano noble es divino y que existe un algo divino, que nos toca descubrir a cada uno en las circunstancias más habituales de la vida ordinaria. Santa Teresa hablaba de encontrar a Dios en los pucheros, eso es materialismo cristiano, en ese sentido.

La religión católica es una religión revelada, no de los hombres hacia Dios sino de Dios a los hombres. Jesús concreta, no se limita a un conjunto de bellos pensamientos e ideas: "no te es lícito tener la mujer de tu hermano" dice a Herodes,"vete y no peques más","en verdad os digo el que escandalizare a uno de estos pequeños". Transmite su autoridad a los apóstoles, a la Iglesia, "quien a vosotros oye, a Mí me oye". 

La religión liberal lleva a una religión a medida del usuario: esto me lo creo, esto no, no acepto la doctrina moral de la Iglesia en cuestiones de moral sexual, el cielo sí, el infierno no, etc. Curiosamente podemos comprobar que las instituciones de la Iglesia fieles a la doctrina experimentan un aumento de vocaciones y las más liberales se desmoronan.

No se debe adaptar Dios al mundo, sino el mundo a Dios. Ahí está la conversión. La fe no se impone, pero la religión verdadera bascula sobre la idea de verdad, que es lo que podemos compartir. Lo que yo creo, quiero compartirlo contigo, sabiendo que no soy mejor que tú, que tengo dudas, errores y debilidad. El acto de fe es libre, es una gracia y es razonable, pero es serio, me fío de Dios. Fiat dijo la Virgen, hágase.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

viernes, septiembre 12, 2025

Miedo a la vocación de los hijos.

 

Miedo a la vocación de los hijos

 

 

Daniel Tirapu


 

 

 

 

 

Unos padres cristianos y una comunidad cristiana sana acoge con enorme alegría que uno de sus hijos o hijas quiera ser sacerdote, o religioso o numerario del opus dei o de lo que sea. Es lógico que los padres aconsejen a sus hijos, vean las cosas de tejas abajo.

Pero es curioso que lo que es absoluta libertad para elegir amigos, ropa, diversiones, se convierta en un influjo negativo por arte de birli birloque. Ante críticas de unos hermanos por su hermano con vocación, un padre dijo, aquí tenéis de novia a quien queréis y no hablamos mal de ellas ni de sus familias, lo mismo con mi hijo con vocación.

Cierto que la vida es larga y dura, pero para cualquier cosa que valga la pena.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

 

sic.

 

12 de septiembre de 2025
“Aprender en la Misa a tratar a Dios”
Humildad de Jesús: en Belén, en Nazaret, en el Calvario... —Pero más humillación y más anonadamiento en la Hostia Santísima: más que en el establo, y que en Nazaret y que en la Cruz. Por eso, ¡qué obligado estoy a amar la Misa! (“Nuestra” Misa, Jesús...). (Camino, 533)

Quizá, a veces, nos hemos preguntado cómo podemos corresponder a tanto amor de Dios; quizá hemos deseado ver expuesto claramente un programa de vida cristiana. La solución es fácil, y está al alcance de todos los fieles: participar amorosamente en la Santa Misa, aprender en la Misa a tratar a Dios, porque en este Sacrificio se encierra todo lo que el Señor quiere de nosotros.

Permitid que os recuerde lo que en tantas ocasiones habéis observado: el desarrollo de las ceremonias litúrgicas. Siguiéndolas paso a paso, es muy posible que el Señor haga descubrir a cada uno de nosotros en qué debe mejorar, qué vicios ha de extirpar, cómo ha de ser nuestro trato fraterno con todos los hombres.

El sacerdote se dirige hacia el altar de Dios, del Dios que alegra nuestra juventud. La Santa Misa se inicia con un canto de alegría, porque Dios está aquí. Es la alegría que, junto con el reconocimiento y el amor, se manifiesta en el beso a la mesa del altar, símbolo de Cristo y recuerdo de los santos: un espacio pequeño, santificado porque en esta ara se confecciona el Sacramento de la infinita eficacia. (Es Cristo que pasa, 88)

jueves, septiembre 11, 2025

sic.

 

11 de septiembre de 2025
"La paz de Cristo en el reino de Cristo"
Un secreto. -Un secreto, a voces: estas crisis mundiales son crisis de santos. -Dios quiere un puñado de hombres "suyos" en cada actividad humana. -Después... "pax Christi in regno Christi" -la paz de Cristo en el reino de Cristo. (Camino, 301)

Esfuérzate, si es preciso, en perdonar siempre a quienes te ofendan, desde el primer instante, ya que, por grande que sea el perjuicio o la ofensa que te hagan, más te ha perdonado Dios a ti. (Camino, 452)

Característica evidente de un hombre de Dios, de una mujer de Dios, es la paz en su alma: tiene "la paz" y da "la paz" a las personas que trata. (Forja, 649)

Acostúmbrate a apedrear a esos pobres "odiadores", como respuesta a sus pedradas, con Avemarías. (Forja, 650)

Santa María es –así la invoca la Iglesia– la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título: «Regina pacis, ora pro nobis!» –Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?... –Te sorprenderás de su inmediata eficacia. (Surco, 874)

miércoles, septiembre 10, 2025

sic.

 

10 de septiembre de 2025
“La verdadera humildad lleva... ¡a pedir perdón!”
Si alguna vez caes, hijo, acude prontamente a la Confesión y a la dirección espiritual: ¡enseña la herida!, para que te curen a fondo, para que te quiten todas las posibilidades de infección, aunque te duela como en una operación quirúrgica. (Forja, 192)

La sinceridad es indispensable para adelantar en la unión con Dios.

–Si dentro de ti, hijo mío, hay un "sapo", ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el "sapo" en la Confesión, ¡qué bien se está! (Forja, 193)

¡Dios sea bendito!, te decías después de acabar tu Confesión sacramental. Y pensabas: es como si volviera a nacer.

Luego, proseguiste con serenidad: «Domine, quid me vis facere?» –Señor, ¿qué quieres que haga?

–Y tú mismo te diste la respuesta: con tu gracia, por encima de todo y de todos, cumpliré tu Santísima Voluntad: «serviam!» –¡te serviré sin condiciones! (Forja, 238)

La humildad lleva, a cada alma, a no desanimarse ante los propios yerros.

–La verdadera humildad lleva... ¡a pedir perdón! (Forja, 189)

Si yo fuera leproso, mi madre me abrazaría. Sin miedo ni reparo alguno, me besaría las llagas.

–Pues, ¿y la Virgen Santísima? Al sentir que tenemos lepra, que estamos llagados, hemos de gritar: ¡Madre! Y la protección de nuestra Madre es como un beso en las heridas, que nos alcanza la curación. (Forja, 190)

martes, septiembre 09, 2025

Nuestra Señora de Aránzazu.

 


sic.

 

9 de septiembre de 2025
“El perdón nos viene de la misericordia de Dios”
Me escribes que te has llegado, por fin, al confesonario, y que has probado la humillación de tener que abrir la cloaca –así dices– de tu vida ante "un hombre". –¿Cuándo arrancarás esa vana estimación que sientes de ti mismo? Entonces, irás a la confesión gozoso de mostrarte como eres, ante "ese hombre" ungido –otro Cristo, ¡el mismo Cristo!–, que te da la absolución, el perdón de Dios. (Surco, 45)

Padre: ¿cómo puede usted aguantar esta basura? -me dijiste, luego de una confesión contrita.

-Callé, pensando que si tu humildad te lleva a sentirte eso -basura: ¡un montón de basura!-, aún podremos hacer de toda tu miseria algo grande. (Camino, 605)

¡Qué poco amor de Dios tienes cuando cedes sin lucha porque no es pecado grave! (Camino, 328)

¡Otra vez a tus antiguas locuras!... Y luego, cuando vuelves, te notas con poca alegría, porque te falta humildad.

Parece que te obstinas en desconocer la segunda parte de la parábola del hijo pródigo, y todavía sigues apegado a la pobre felicidad de las bellotas. Soberbiamente herido por tu fragilidad, no te decides a pedir perdón, y no consideras que, si te humillas, te espera la jubilosa acogida de tu Padre Dios, la fiesta por tu regreso y por tu recomienzo. (Surco, 65)

lunes, septiembre 08, 2025

sic.

 

8 de septiembre de 2025
"María, hija de Dios Padre"
¡Cuánta villanía en mi conducta, y cuánta infidelidad a la gracia! –Madre mía, Refugio de pecadores, ruega por mí; que nunca más entorpezca la obra de Dios en mi alma. (Forja, 178)

Madre nuestra, ¡nuestra Esperanza!, ¡qué seguros estamos, pegaditos a Ti, aunque todo se bambolee! (Forja, 474)

¡Cómo gusta a los hombres que les recuerden su parentesco con personajes de la literatura, de la política, de la milicia, de la Iglesia!...

-Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole:

Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo... ¡Más que tú, sólo Dios! (Camino, 496)

Di: Madre mía -tuya, porque eres suyo por muchos títulos-, que tu amor me ate a la Cruz de tu Hijo: que no me falte la Fe, ni la valentía, ni la audacia, para cumplir la voluntad de nuestro Jesús. (Camino, 497)

viernes, septiembre 05, 2025

Iñigo de Loyola.

 

Iñigo de Loyola

 

 

Daniel Tirapu


 

 

 

 

 

Patrón del País vasco, fundador de la Compañía de Jesús. Militar, herido en Pamplona. Leyó una vida de Jesús y vidas de santos y se convirtió. Los jesuitas han sido y son una especie de GEOS de la Iglesia, misioneros, intelectuales, organizadores de la enseñanza secundaria de calidad.

Hoy te pido por los vascos y las vascas y por tus hijos espirituales, que acierten ante los retos que se les presentan. San Francisco Javier, un niño pijo y guapo, universitario en París, qué le diría Ignacio, un vejete cojo, para cambiar de vida: de qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma. San Francisco Javier llegó hasta China y Japón y mandaba cartas a los universitarios de Europa para que llenasen del fuego de Cristo el mundo.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

jueves, septiembre 04, 2025

sic.

 

4 de septiembre de 2025
“¡Sé alma de Eucaristía!”
¡Sé alma de Eucaristía! -Si el centro de tus pensamientos y esperanzas está en el Sagrario, hijo, ¡qué abundantes los frutos de santidad y de apostolado! (Forja, 835)

Jesús se quedó en la Eucaristía por amor..., por ti.

–Se quedó, sabiendo cómo le recibirían los hombres..., y cómo lo recibes tú.

–Se quedó, para que le comas, para que le visites y le cuentes tus cosas y, tratándolo en la oración junto al Sagrario y en la recepción del Sacramento, te enamores más cada día, y hagas que otras almas –¡muchas!– sigan igual camino. (Forja, 887)

Cuando recibas al Señor en la Eucaristía, agradécele con todas las veras de tu alma esa bondad de estar contigo.

–¿No te has detenido a considerar que pasaron siglos y siglos, para que viniera el Mesías? Los patriarcas y los profetas pidiendo, con todo el pueblo de Israel: ¡que la tierra tiene sed, Señor, que vengas!

–Ojalá sea así tu espera de amor. (Forja, 991)

Agiganta tu fe en la Sagrada Eucaristía. –¡Pásmate ante esa realidad inefable!: tenemos a Dios con nosotros, podemos recibirle cada día y, si queremos, hablamos íntimamente con Él, como se habla con el amigo, como se habla con el hermano, como se habla con el padre, como se habla con el Amor. (Forja, 268)

miércoles, septiembre 03, 2025

sic.

 

3 de septiembre de 2025
“Está allí, con su Carne y con su Sangre”
"Este es mi Cuerpo...", y Jesús se inmoló, ocultándose bajo las especies de pan. Ahora está allí, con su Carne y con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad: lo mismo que el día en el que Tomás metió los dedos en sus Llagas gloriosas. Sin embargo, en tantas ocasiones, tú cruzas de largo, sin esbozar ni un breve saludo de simple cortesía, como haces con cualquier persona conocida que encuentras al paso. –¡Tienes bastante menos fe que Tomás! (Surco, 684)

El Creador se ha desbordado en cariño por sus criaturas. Nuestro Señor Jesucristo, como si aún no fueran suficientes todas las otras pruebas de su misericordia, instituye la Eucaristía para que podamos tenerle siempre cerca y ‑en lo que nos es posible entender‑ porque, movido por su Amor, quien no necesita nada, no quiere prescindir de nosotros. La Trinidad se ha enamorado del hombre, elevado al orden de la gracia y hecho a su imagen y semejanza; lo ha redimido del pecado ‑del pecado de Adán que sobre toda su descendencia recayó, y de los pecados personales de cada uno‑ y desea vivamente morar en el alma nuestra: el que me ama observará mi doctrina y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos mansión dentro de él.

Esta corriente trinitaria de amor por los hombres se perpetúa de manera sublime en la Eucaristía. Hace muchos años, aprendimos todos en el catecismo que la Sagrada Eucaristía puede ser considerada como Sacrificio y como Sacramento; y que el Sacramento se nos muestra como Comunión y como un tesoro en el altar: en el Sagrario. La Iglesia dedica otra fiesta al misterio eucarístico, al Cuerpo de Cristo ‑Corpus Christi‑ presente en todos los tabernáculos del mundo. (Es Cristo que pasa, nn. 84-85)

martes, septiembre 02, 2025

sic.

 

2 de septiembre de 2025
“El Dios de nuestra fe no es un ser lejano”
Considera lo más hermoso y grande de la tierra..., lo que place al entendimiento y a las otras potencias..., y lo que es recreo de la carne y de los sentidos... Y el mundo, y los otros mundos, que brillan en la noche: el Universo entero.

-Y eso, junto con todas las locuras del corazón satisfechas..., nada vale, es nada y menos que nada, al lado de ¡este Dios mío! -¡tuyo!- tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado, hecho esclavo, anonadado con forma de siervo en el portal donde quiso nacer, en el taller de José, en la Pasión y en la muerte ignominiosa... y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía. (Camino, 432)

Es preciso adorar devotamente a este Dios escondido: es el mismo Jesucristo que nació de María Virgen; el mismo que padeció, que fue inmolado en la Cruz; el mismo de cuyo costado traspasado manó agua y sangre.

Este es el sagrado convite, en el que se recibe al mismo Cristo; se renueva la memoria de la Pasión y, con Él, el alma trata íntimamente a su Dios y posee una prenda de la gloria futura. La liturgia de la Iglesia ha resumido, en breves estrofas, los capítulos culminantes de la historia de ardiente caridad, que el Señor nos dispensa.

El Dios de nuestra fe no es un ser lejano, que contempla indiferente la suerte de los hombres: sus afanes, sus luchas, sus angustias. Es un Padre que ama a sus hijos hasta el extremo de enviar al Verbo, Segunda Persona de la Trinidad Santísima, para que, encarnándose, muera por nosotros y nos redima. El mismo Padre amoroso que ahora nos atrae suavemente hacia Él, mediante la acción del Espíritu Santo que habita en nuestros corazones. (Es Cristo que pasa, 84)

lunes, septiembre 01, 2025

sic.

 

1 de septiembre de 2025
“Se hizo comida, se hizo pan”
El más grande loco que ha habido y habrá es Él. ¿Cabe mayor locura que entregarse como Él se entrega, y a quienes se entrega? Porque locura hubiera sido quedarse hecho un Niño indefenso; pero, entonces, aun muchos malvados se enternecerían, sin atreverse a maltratarle. Le pareció poco: quiso anonadarse más y darse más. Y se hizo comida, se hizo Pan. ¡Divino Loco! ¿Cómo te tratan los hombres?... ¿Yo mismo? (Forja, 824)

Considerad la experiencia, tan humana, de la despedida de dos personas que se quieren. Desearían estar siempre juntas, pero el deber ‑el que sea‑ les obliga a alejarse. Su afán sería continuar sin separarse, y no pueden. El amor del hombre, que por grande que sea es limitado, recurre a un símbolo: los que se despiden se cambian un recuerdo, quizá una fotografía, con una dedicatoria tan encendida, que sorprende que no arda la cartulina. No logran hacer más porque el poder de las criaturas no llega tan lejos como su querer.

Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor. Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, no deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo. Irá al Padre, pero permanecerá con los hombres. No nos legará un simple regalo que nos haga evocar su memoria, una imagen que tienda a desdibujarse con el tiempo, como la fotografía que pronto aparece desvaída, amarillenta y sin sentido para los que no fueron protagonistas de aquel amoroso momento. Bajo las especies del pan y del vino está Él, realmente presente: con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. (Es Cristo que pasa, 83)

viernes, agosto 29, 2025

Castidad.

 

Opinión

Castidad

 

 

Daniel Tirapu


 

 

 

 

 

Se lo oí a un Cardenal español: llevamos treinta años sin hablar de castidad. Esto indica que temas tan graves como el aborto, las rupturas matrimoniales, etc. disminuyen la catequesis de esta virtud.

Es virtud para toda la vida, cuesta siempre, se puede fallar, pero lleva a una vida real, a un corazón limpio, a la felicidad. Es virtud para solteros, para casados (hay castidad en la vida matrimonial), para novios, amigos, etc. Es virtud que nos capacita para tratar dignamente a los demás, a no utilizar para un placer egoísta.

Leí ayer el catecismo de la Iglesia sobre esta virtud y me animó (lo podéis consultar en el catecismo de la Iglesia). Por cierto la masturbación es pecado, aunque algunas circunstancias puede atenuar su culpa, como es pecado la pornografía, la fornicación, el adulterio. La impureza ciega, por eso es necesario mejorar el ambiente social y personal en esta virtud.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

jueves, agosto 28, 2025

sic.

 

28 de agosto de 2025
“Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”
Para que no lo imites, copio de una carta este ejemplo de cobardía: “desde luego, le agradezco mucho que se acuerde de mí, porque necesito muchas oraciones. Pero también le agradecería que, al suplicarle al Señor que me haga “apóstol”, no se esfuerce en pedirle que me exija la entrega de mi libertad”. (Surco, 11)

Entiendo muy bien, precisamente por eso, aquellas palabras del Obispo de Hipona [San Agustín], que suenan como un maravilloso canto a la libertad: Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti, porque nos movemos siempre cada uno de nosotros, tú, yo, con la posibilidad -la triste desventura- de alzarnos contra Dios, de rechazarle -quizá con nuestra conducta- o de exclamar: no queremos que reine sobre nosotros (...)

¿Quieres tú pensar -yo también hago mi examen- si mantienes inmutable y firme tu elección de Vida? ¿Si al oír esa voz de Dios, amabilísima, que te estimula a la santidad, respondes libremente que sí? Volvamos la mirada a nuestro Jesús, cuando hablaba a las gentes por las ciudades y los campos de Palestina. No pretende imponerse. Si quieres ser perfecto..., dice al joven rico. Aquel muchacho rechazó la insinuación, y cuenta el Evangelio que abiit tristis, que se retiró entristecido. Por eso alguna vez lo he llamado el ave triste: perdió la alegría porque se negó a entregar su libertad a Dios. (Amigos de Dios, 23-24)

miércoles, agosto 27, 2025

sic.

 

27 de agosto de 2025
“La religión es la mayor rebeldía del hombre”
Hoy, cuando el ambiente está lleno de desobediencia, de murmuración, de trapisonda, de enredo, hemos de amar más que nunca la obediencia, la sinceridad, la lealtad, la sencillez: y todo, con sentido sobrenatural, que nos hará más humanos. (Forja, 530)

La religión es la mayor rebeldía del hombre que no tolera vivir como una bestia, que no se conforma -no se aquieta- si no trata y conoce al Creador. Os quiero rebeldes, libres de toda atadura, porque os quiero -¡nos quiere Cristo!- hijos de Dios. Esclavitud o filiación divina: he aquí el dilema de nuestra vida. O hijos de Dios o esclavos de la soberbia, de la sensualidad, de ese egoísmo angustioso en el que tantas almas parecen debatirse.

El Amor de Dios marca el camino de la verdad, de la justicia, del bien. Cuando nos decidimos a contestar al Señor: mi libertad para ti, nos encontramos liberados de todas las cadenas que nos habían atado a cosas sin importancia, a preocupaciones ridículas, a ambiciones mezquinas. Y la libertad -tesoro incalculable, perla maravillosa que sería triste arrojar a las bestias- se emplea entera en aprender a hacer el bien. (Amigos de Dios, 37-38)

martes, agosto 26, 2025

sic.

 

26 de agosto de 2025
“Señor, ¡tantas almas lejos de Ti!”
Veo tu Cruz, Jesús mío, y gozo de tu gracia, porque el premio de tu Calvario ha sido para nosotros el Espíritu Santo... Y te me das, cada día, amoroso –¡loco!– en la Hostia Santísima... Y me has hecho ¡hijo de Dios!, y me has dado a tu Madre. No me basta el hacimiento de gracias: se me va el pensamiento: Señor, Señor, ¡tantas almas lejos de Ti! Fomenta en tu vida las ansias de apostolado, para que le conozcan..., y le amen..., y ¡se sientan amados! (Forja, 27)

¡Qué respeto, qué veneración, qué cariño hemos de sentir por una sola alma, ante la realidad de que Dios la ama como algo suyo! (Forja, 34)

Ante la aparente esterilidad del apostolado, te asaltan las vanguardias de una oleada de desaliento, que tu fe rechaza con firmeza... –Pero te das cuenta de que necesitas más fe, humilde, viva y operativa.

Tú, que deseas la salud de las almas, grita como el padre de aquel muchacho enfermo, poseído por el diablo: «Domine, adiuva incredulitatem meam!» –¡Señor, ayuda mi incredulidad!

No lo dudes: se repetirá el milagro. (Forja, 257)

lunes, agosto 25, 2025

sic.

 

25 de agosto de 2025
“Si te falta afán apostólico, te harás insípido”
Como quiere el Maestro, tú has de ser –bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres– sal y luz. –Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción. Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo. (Forja, 22)

Muchos, con aire de autojustificación, se preguntan: yo, ¿por qué me voy a meter en la vida de los demás?

–¡Porque tienes obligación, como cristiano, de meterte en la vida de los otros, para servirles!

–¡Porque Cristo se ha metido en tu vida y en la mía! (Forja, 24)

Si eres otro Cristo, si te comportas como hijo de Dios, donde estés quemarás: Cristo abrasa, no deja indiferentes los corazones. (Forja, 25)

sábado, agosto 23, 2025

HABRÁ UN JUICIO. PERO, AUNQUE ESTÉ EN PECADO, JESÚS ES TAN BUENO QUE SEG...

El gran Rabino.

 

El gran Rabino

 

 

Daniel Tirapu


 

 

 

 

 

El gran rabino Ashkenazi relata que sus padres fueron deportados y murieron en un campo de concentración. Una familia católica polaca se había hecho cargo del niño y a los siete años fueron a bautizarlo.

El párroco preguntó que porqué tan mayor y los padres dijeron que era judío. El sacerdote preguntó si sabían cuál era la voluntad de sus padres. Dijeron que su madre les había dicho que le dijeran que era judío y que debería intentar ir a Israel.

El sacerdote concluyó que no podía bautizar al niño, para respetar la voluntad de los padres, ya asesinados. El gran rabino Ashkenazi era ese niño y el sacerdote fue Juan Pablo II, Karol Woityla.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es


viernes, agosto 22, 2025

sic.

El gran Rabino

El gran rabino Ashkenazi relata que sus padres fueron deportados y murieron en un campo de concentración. Una familia católica polaca se habia hecho cargo del niño y a los siete años fueron a bautizarlo.

 El párroco preguntó que porqué tan mayor y los padres dijeron que era judío. El sacerdote preguntó si sabían cuál era la voluntad de sus padres. Dijeron que su madre les había dicho que le dijeran que era judío y que debería intentar ir a Israel.

 El sacerdote concluyó que no podía bautizar al niño, para respetar la voluntad de los padres, ya asesinados. El gran rabino Ashkenazi era ese niño y el sacerdote fue Juan Pablo II, Karol Woityla.

sic.

 

22 de agosto de 2025
“Examínate: despacio, con valentía”
Examen. -Labor diaria. -Contabilidad que no descuida nunca quien lleva un negocio. ¿Y hay negocio que valga más que el negocio de la vida eterna? (Camino, 235)

Examínate: despacio, con valentía. -¿No es cierto que tu mal humor y tu tristeza inmotivados -inmotivados, aparentemente- proceden de tu falta de decisión para romper los lazos sutiles, pero "concretos", que te tendió -arteramente, con paliativos- tu concupiscencia? (Camino, 237)

Acaba siempre tu examen con un acto de Amor -dolor de Amor-: por ti, por todos los pecados de los hombres... -Y considera el cuidado paternal de Dios, que te quitó los obstáculos para que no tropezases. (Camino, 246)

Hay un enemigo de la vida interior, pequeño, tonto; pero muy eficaz, por desgracia: el poco empeño en el examen de conciencia. (Forja, 109)

No esperes a la vejez para ser santo: ¡sería una gran equivocación!

–Comienza ahora, seriamente, gozosamente, alegremente, a través de tus obligaciones, de tu trabajo, de la vida cotidiana...

No esperes a la vejez para ser santo, porque, además de ser una gran equivocación –insisto–, no sabes si llegará para ti. (Forja, 113)

jueves, agosto 21, 2025

sic.

 

21 de agosto de 2025
“Necesitas un buen examen de conciencia”
Mira tu conducta con detenimiento. Verás que estás lleno de errores, que te hacen daño a ti y quizá también a los que te rodean. –Recuerda, hijo, que no son menos importantes los microbios que las fieras.

Y tú cultivas esos errores, esas equivocaciones –como se cultivan los microbios en el laboratorio–, con tu falta de humildad, con tu falta de oración, con tu falta de cumplimiento del deber, con tu falta de propio conocimiento... Y, después, esos focos infectan el ambiente. –Necesitas un buen examen de conciencia diario, que te lleve a propósitos concretos de mejora, porque sientas verdadero dolor de tus faltas, de tus omisiones y pecados. (Forja, 481)

La conversión es cosa de un instante; la santificación es tarea para toda la vida. La semilla divina de la caridad, que Dios ha puesto en nuestras almas, aspira a crecer, a manifestarse en obras, a dar frutos que respondan en cada momento a lo que es agradable al Señor. Es indispensable por eso estar dispuestos a recomenzar, a reencontrar –en las nuevas situaciones de nuestra vida– la luz, el impulso de la primera conversión. Y ésta es la razón por la que hemos de prepararnos con un examen hondo, pidiendo ayuda al Señor, para que podamos conocerle mejor y nos conozcamos mejor a nosotros mismos. No hay otro camino, si hemos de convertirnos de nuevo. (Es Cristo que pasa, 58)

miércoles, agosto 20, 2025

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20 de agosto de 2025
“La pureza nace del amor”
Mira cuántos motivos para venerar a San José y para aprender de su vida: fue un varón fuerte en la fe...; sacó adelante a su familia –a Jesús y a María–, con su trabajo esforzado...; guardó la pureza de la Virgen, que era su Esposa...; y respetó –¡amó!– la libertad de Dios, que hizo la elección, no sólo de la Virgen como Madre, sino también de él como Esposo de Santa María. (Forja, 552)

No estoy de acuerdo con la forma clásica de representar a San José como un hombre anciano, aunque se haya hecho con la buena intención de destacar la perpetua virginidad de María. Yo me lo imagino joven, fuerte, quizá con algunos años más que Nuestra Señora, pero en la plenitud de la edad y de la energía humana.

Para vivir la virtud de la castidad, no hay que esperar a ser viejo o a carecer de vigor. La pureza nace del amor y, para el amor limpio, no son obstáculos la robustez y la alegría de la juventud. Joven era el corazón y el cuerpo de San José cuando contrajo matrimonio con María, cuando supo del misterio de su Maternidad divina, cuando vivió junto a Ella respetando la integridad que Dios quería legar al mundo, como una señal más de su venida entre las criaturas. Quien no sea capaz de entender un amor así, sabe muy poco de lo que es el verdadero amor, y desconoce por entero el sentido cristiano de la castidad. (Es Cristo que pasa, 40)

martes, agosto 19, 2025

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19 de agosto de 2025
“Saberse vencer todos los días”
No es espíritu de penitencia hacer unos días grandes mortificaciones, y abandonarlas otros. Espíritu de penitencia significa saberse vencer todos los días, ofreciendo cosas –grandes y pequeñas– por amor y sin espectáculo. (Forja, 784)

Pero nos acecha un potente enemigo, que se opone a nuestro deseo de encarnar acabadamente la doctrina de Cristo: la soberbia, que crece cuando no intentamos descubrir, después de los fracasos y de las derrotas, la mano bienhechora y misericordiosa del Señor. Entonces el alma se llena de penumbras ‑de triste oscuridad‑, se cree perdida. Y la imaginación inventa obstáculos que no son reales, que desaparecerían si mirásemos sólo con un poquito de humildad. Con la soberbia y la imaginación, el alma se mete a veces en tortuosos calvarios; pero en esos calvarios no está Cristo, porque donde está el Señor se goza de paz y de alegría, aunque el alma esté en carne viva y rodeada de tinieblas.

Otro enemigo hipócrita de nuestra santificación: el pensar que esta batalla interior ha de dirigirse contra obstáculos extraordinarios, contra dragones que respiran fuego. Es otra manifestación del orgullo. Queremos luchar, pero estruendosamente, con clamores de trompetas y tremolar de estandartes.

Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es ese agua menuda, que se mete, gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. (Es Cristo que pasa, 77)

lunes, agosto 18, 2025

sic.

 

18 de agosto de 2025
“Deberemos contar con decaimientos y derrotas”
Si eres fiel, podrás llamarte vencedor. En tu vida, aunque pierdas algunos combates, no conocerás derrotas. No existen fracasos –convéncete–, si obras con rectitud de intención y con afán de cumplir la Voluntad de Dios. Entonces, con éxito o sin éxito, triunfarás siempre, porque habrás hecho el trabajo con Amor. (Forja, 199)

Somos criaturas y estamos llenos de defectos. Yo diría que tiene que haberlos siempre: son la sombra que, en nuestra alma, logra que destaquen más, por contraste, la gracia de Dios y nuestro intento por corresponder al favor divino. Y ese claroscuro nos hará humanos, humildes, comprensivos, generosos.

No nos engañemos: en la vida nuestra, si contamos con brío y con victorias, deberemos contar con decaimientos y con derrotas. Esa ha sido siempre la peregrinación terrena del cristiano, también la de los que veneramos en los altares. ¿Os acordáis de Pedro, de Agustín, de Francisco? Nunca me han gustado esas biografías de santos en las que, con ingenuidad, pero también con falta de doctrina, nos presentan las hazañas de esos hombres como si estuviesen confirmados en gracia desde el seno materno. No. Las verdaderas biografías de los héroes cristianos son como nuestras vidas: luchaban y ganaban, luchaban y perdían. Y entonces, contritos, volvían a la lucha.

No nos extrañe que seamos derrotados con relativa frecuencia, de ordinario y aun siempre en materias de poca importancia, que nos punzan como si tuvieran mucha. Si hay amor de Dios, si hay humildad, si hay perseverancia y tenacidad en nuestra milicia, esas derrotas no adquirirán demasiada importancia. Porque vendrán las victorias, que serán gloria a los ojos de Dios. No existen los fracasos, si se obra con rectitud de intención y queriendo cumplir la voluntad de Dios, contando siempre con su gracia y con nuestra nada. (Es Cristo que pasa, 76)