miércoles, noviembre 20, 2024

Sic.

 

20 de noviembre de 2024
“Cuando penséis que tenéis toda la razón...”
Acude a la dirección espiritual cada vez con mayor humildad, y puntualmente, que es también humildad. Piensa —no te equivocas, porque ahí Dios te habla— que eres como un niño pequeño, ¡sincero!, al que van enseñando a hablar, a leer, a conocer las flores y los pájaros, a vivir las alegrías y las penas, a fijarse en el suelo que pisa.

Vuelvo a afirmar que todos tenemos miserias. Pero las miserias nuestras no nos deberán mover nunca a desentendernos del Amor de Dios, sino a acogernos a ese Amor, a meternos dentro de esa bondad divina, como los guerreros antiguos se metían dentro de su armadura: aquel ecce ego, quia vocasti me -cuenta conmigo, porque me has llamado-, es nuestra defensa. No hemos de alejarnos de Dios, porque descubramos nuestras fragilidades; hemos de atacar las miserias, precisamente porque Dios confía en nosotros.

Perdonad mi machaconería, pero juzgo imprescindible que se grabe a fuego en vuestras inteligencias, que la humildad y -su consecuencia inmediata- la sinceridad enlazan los otros medios, y se muestran como algo que fundamenta la eficacia para la victoria. Si el demonio mudo se introduce en un alma, lo echa todo a perder; en cambio, si se le arroja fuera inmediatamente, todo sale bien, somos felices, la vida marcha rectamente: seamos siempre salvajemente sinceros, pero con prudente educación.

Quiero que esto quede claro; a mí no me preocupan tanto el corazón y la carne, como la soberbia. Humildes. Cuando penséis que tenéis toda la razón, no tenéis razón ninguna. Id a la dirección espiritual con el alma abierta: no la cerréis, porque -repito- se mete el demonio mudo, que es difícil de sacar. (Amigos de Dios, nn. 187-188)

martes, noviembre 19, 2024

Un Corazón feat. Living - Jesucristo Basta (Versión acústica)

Sic.

 


19 de noviembre de 2024
"Calma, deja que corra el tiempo"
Estás intranquilo. -Mira: pase lo que pase en tu vida interior o en el mundo que te rodea nunca olvides que la importancia de los sucesos o de las personas es muy relativa. -Calma: deja que corra el tiempo; y, después, viendo de lejos y sin pasión los acontecimientos y las gentes adquirirás la perspectiva, pondrás cada cosa en su lugar y con su verdadero tamaño. Si obras de este modo serás más justo y te ahorrarás muchas preocupaciones. (Camino, 702)

No os asustéis, ni temáis ningún daño, aunque las circunstancias en que trabajéis sean tremendas, peores que las de Daniel en la fosa con aquellos animales voraces. Las manos de Dios son igualmente poderosas y, si fuera necesario, harían maravillas. ¡Fieles! Con una fidelidad amorosa, consciente, alegre, a la doctrina de Cristo, persuadidos de que los años de ahora no son peores que los de otros siglos, y de que el Señor es el de siempre.

Conocí a un anciano sacerdote, que afirmaba –sonriente– de sí mismo: yo estoy siempre tranquilo, tranquilo. Y así hemos de encontrarnos siempre nosotros, metidos en el mundo, rodeados de leones hambrientos, pero sin perder la paz: tranquilos. Con amor, con fe, con esperanza, sin olvidar jamás que, si conviene, el Señor multiplicará los milagros. (Amigos de Dios, 105)

lunes, noviembre 18, 2024

Sic.

 


18 de noviembre de 2024
“Nuestra fortaleza es prestada”
No me seas flojo, blando. -Ya es hora de que rechaces esa extraña compasión que sientes de ti mismo. (Camino, 193)

Hablábamos antes de lucha. Pero la lucha exige entrenamiento, una alimentación adecuada, una medicina urgente en caso de enfermedad, de contusiones, de heridas. Los Sacramentos, medicina principal de la Iglesia, no son superfluos: cuando se abandonan voluntariamente, no es posible dar un paso en el camino del seguimiento de Jesucristo: los necesitamos como la respiración, como el circular de la sangre, como la luz, para apreciar en cualquier instante lo que el Señor quiere de nosotros.

La ascética del cristiano exige fortaleza; y esa fortaleza la encuentra en el Creador. Somos la oscuridad, y Él es clarísimo resplandor; somos la enfermedad, y El es salud robusta; somos la debilidad, y Él nos sustenta, quia tu es, Deus, fortitudo mea, porque siempre eres, oh Dios mío, nuestra fortaleza. Nada hay en esta tierra capaz de oponerse al brotar impaciente de la Sangre redentora de Cristo. Pero la pequeñez humana puede velar los ojos, de modo que no adviertan la grandeza divina. De ahí la responsabilidad de todos los fieles, y especialmente de los que tienen el oficio de dirigir ‑de servir‑ espiritualmente al Pueblo de Dios, de no cegar las fuentes de la gracia, de no avergonzarse de la Cruz de Cristo. (Es Cristo que pasa, 80)

domingo, noviembre 17, 2024

Sic.

 

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17 de noviembre de 2024
“Dios resiste a los soberbios”
Camino seguro de humildad es meditar cómo, aun careciendo de talento, de renombre y de fortuna, podemos ser instrumentos eficaces, si acudimos al Espíritu Santo para que nos dispense sus dones. Los Apóstoles, a pesar de haber sido instruidos por Jesús durante tres años, huyeron despavoridos ante los enemigos de Cristo. Sin embargo, después de Pentecostés, se dejaron azotar y encarcelar, y acabaron dando la vida en testimonio de su fe. (Surco, 283)

Jesucristo, Señor Nuestro, con mucha frecuencia nos propone en su predicación el ejemplo de su humildad: aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Para que tú y yo sepamos que no hay otro camino, que sólo el conocimiento sincero de nuestra nada encierra la fuerza de atraer hacia nosotros la divina gracia. Por nosotros, Jesús vino a padecer hambre y a alimentar, vino a sentir sed y a dar de beber, vino a vestirse de nuestra mortalidad y a vestir de inmortalidad, vino pobre para hacer ricos.

Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da su gracia, enseña el Apóstol San Pedro. En cualquier época, en cualquier situación humana, no existe más camino -para vivir vida divina- que el de la humildad. ¿Es que el Señor se goza acaso en nuestra humillación? No. ¿Qué alcanzaría con nuestro abatimiento el que ha creado todo, y mantiene y gobierna cuanto existe? Dios únicamente desea nuestra humildad, que nos vaciemos de nosotros mismos, para poder llenarnos; pretende que no le pongamos obstáculos, para que -hablando al modo humano- quepa más gracia suya en nuestro pobre corazón. Porque el Dios que nos inspira ser humildes es el mismo que transformará el cuerpo de nuestra humildad y le hará conforme al suyo glorioso, con la misma virtud eficaz con que puede también sujetar a su imperio todas las cosas. Nuestro Señor nos hace suyos, nos endiosa con un endiosamiento bueno(Amigos de Dios, nn. 97-98)

sábado, noviembre 16, 2024

LLEGARÁ EL FIN DEL MUNDO ¿NO TE LO CREES? “DIOS VENDRÁ CON GRAN PODER Y...

2 El juicio y la vida eterna

1 La vida y la muerte

Sic.

 

16 de noviembre de 2024
“Dios no se cansa de nuestras infidelidades”
Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. ¿Quién pide... la luna? ¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo? “Poned” en un niño “así”, mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere. (Camino, 857)

La filiación divina es el fundamento del espíritu del Opus Dei. Todos los hombres son hijos de Dios. Pero un hijo puede reaccionar, frente a su padre, de muchas maneras. Hay que esforzarse por ser hijos que procuran darse cuenta de que el Señor, al querernos como hijos, ha hecho que vivamos en su casa, en medio de este mundo, que seamos de su familia, que lo suyo sea nuestro y lo nuestro suyo, que tengamos esa familiaridad y confianza con Él que nos hace pedir, como el niño pequeño, ¡la luna!

Un hijo de Dios trata al Señor como Padre. Su trato no es un obsequio servil, ni una reverencia formal, de mera cortesía, sino que está lleno de sinceridad y de confianza. Dios no se escandaliza de los hombres. Dios no se cansa de nuestras infidelidades. Nuestro Padre del Cielo perdona cualquier ofensa, cuando el hijo vuelve de nuevo a Él, cuando se arrepiente y pide perdón. Nuestro Señor es tan Padre, que previene nuestros deseos de ser perdonados, y se adelanta, abriéndonos los brazos con su gracia.

Mirad que no estoy inventando nada. Recordad aquella parábola que el Hijo de Dios nos contó para que entendiéramos el amor del Padre que está en los cielos: la parábola del hijo pródigo.

Cuando aún estaba lejos, dice la Escritura, lo vio su padre, y enterneciéronsele las entrañas y corriendo a su encuentro, le echó los brazos al cuello y le dio mil besos. Estas son las palabras del libro sagrado: le dio mil besos, se lo comía a besos. ¿Se puede hablar más humanamente? ¿Se puede describir de manera más gráfica el amor paternal de Dios por los hombres? (Es Cristo que pasa, 64)

Loquillo - El Hombre de Negro

viernes, noviembre 15, 2024

Daniel Calveti - La Niña de Tus Ojos

Sic.



 

15 de noviembre de 2024
“La castidad no resulta un peso molesto”
Contra la vida limpia, la pureza santa, se alza una gran dificultad, a la que todos estamos expuestos: el peligro del aburguesamiento, en la vida espiritual o en la vida profesional: el peligro –también para los llamados por Dios al matrimonio– de sentirse solterones, egoístas, personas sin amor. –Lucha de raíz contra ese riesgo, sin concesiones de ningún género. (Forja, 89)

Con el espíritu de Dios, la castidad no resulta un peso molesto y humillante. Es una afirmación gozosa: el querer, el dominio, el vencimiento, no lo da la carne, ni viene del instinto; procede de la voluntad, sobre todo si está unida a la Voluntad del Señor. Para ser castos -y no simplemente continentes u honestos-, hemos de someter las pasiones a la razón, pero por un motivo alto, por un impulso de Amor.

Comparo esta virtud a unas alas que nos permiten transmitir los mandatos, la doctrina de Dios, por todos los ambientes de la tierra, sin temor a quedar enlodados. Las alas -también las de esas aves majestuosas que se remontan donde no alcanzan las nubes- pesan, y mucho. Pero si faltasen, no habría vuelo. Grabadlo en vuestras cabezas, decididos a no ceder si notáis el zarpazo de la tentación, que se insinúa presentando la pureza como una carga insoportable: ¡ánimo!, ¡arriba!, hasta el sol, a la caza del Amor.

Acabo de señalaros que me ayuda, para esto, acudir a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor, a esa maravilla inefable de Dios que se humilla hasta hacerse hombre, y que no se siente degradado por haber tomado carne como la nuestra, con todas sus limitaciones y flaquezas, menos el pecado; y esto, ¡porque nos ama con locura! Él no se rebaja con su anonadamiento; en cambio, a nosotros, nos eleva, nos deifica en el cuerpo y en el alma. Responder que sí a su Amor, con un cariño claro, ardiente y ordenado, eso es la virtud de la castidad. (Amigos de Dios, nn. 177-178)

jueves, noviembre 14, 2024

Sic.

 

4 de noviembre de 2024
“Queremos mirar con ojos limpios”
¡Qué hermosa es la santa pureza! Pero no es santa, ni agradable a Dios, si la separamos de la caridad. La caridad es la semilla que crecerá y dará frutos sabrosísimos con el riego, que es la pureza. Sin caridad, la pureza es infecunda, y sus aguas estériles convierten las almas en un lodazal, en una charca inmunda, de donde salen vaharadas de soberbia. (Camino, 119)

Ciertamente, la caridad teologal se nos muestra como la virtud más alta; pero la castidad resulta el medio sine qua non, una condición imprescindible para lograr ese diálogo íntimo con Dios; y cuando no se guarda, si no se lucha, se acaba ciego; no se ve nada, porque el hombre animal no puede percibir las cosas que son del Espíritu de Dios.

Nosotros queremos mirar con ojos limpios, animados por la predicación del Maestro: bienaventurados los que tienen puro su corazón, porque ellos verán a Dios. La Iglesia ha presentado siempre estas palabras como una invitación a la castidad. Guardan un corazón sano, escribe San Juan Crisóstomo, los que poseen una conciencia completamente limpia o los que aman la castidad. Ninguna virtud es tan necesaria como ésta para ver a Dios(Amigos de Dios, 175)


miércoles, noviembre 13, 2024

Por que ha ganado Trump.

 

Por qué ha ganado Trump; por Rafael

Navarro-Valls, catedrático y presidente

de la Unión Internacional de Academias

Jurídicas Iberoamericanas

07/11/2024

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El día 7 de noviembre de 2024 se ha publicado, en el

diario El Mundo, un artículo de Rafael Navarro-Valls,

en el cual el autor opina que Trump ha ganado

porque promete ser el presidente que devolverá la

estabilidad económica y el crecimiento al país, lo que

ha resultado atractivo para los votantes preocupados

por la inflación y la incertidumbre financiera.


POR QUÉ HA GANADO TRUMP


El vencedor de las elecciones de noviembre de 2024 probablemente ha sido el

candidato a la Casa Blanca cuya historia es más compleja. Ganó la presidencia

frente a Hillary Clinton con un voto popular inferior a su contrincante. Tuvo

momentos muy polémicos: por ejemplo, dos juicios políticos. Perdió contra

Joe Biden la elección para el segundo mandato lanzando duros ataques contra

el supuesto amaño electoral. Y finalmente, para ganar ahora ha tenido que

enfrentarse con una situación inédita: la lucha contra dos contrincantes

seguidos (Biden y Kamala Harris), con el consiguiente desgaste que eso

supone.

Estas vicisitudes han llevado a cambios en su programa que han favorecido su

victoria. Algunos ejemplos. Aunque el muro con México fue una de sus

grandes promesas, en su campaña actual ha cambiado el enfoque, subrayando

la seguridad fronteriza y sin enfatizar tanto en la construcción física del muro.

En 2016, durante su campaña contra Hillary, Trump criticó acuerdos como el

Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), pero ahora con el

USMCA (acuerdo con México y Canadá que reemplazó al Nafta) habla más

sobre frenar la inflación y mantener el dólar fuerte. En 2016, Trump se

mostraba escéptico ante la OTAN y apoyaba las relaciones bilaterales con

Rusia. Actualmente, aunque mantiene una postura de evitar conflictos

internacionales prolongados, ha centrado más su enfoque en una competencia

con China que agrada a sus votantes.


Así las cosas, veamos las principales razones por las que su liderazgo ha

resonado entre el electorado de EEUU con más fuerza que los mensajes de

Harris.

Uno de los aspectos más destacados de la candidatura de Donald Trump es su

base de apoyo, que se ha mantenido leal y comprometida a lo largo de los años.

Desde antes de su primer mandato, Trump ha sabido construir con sus

seguidores una sólida relación de estilo directo, comenzando con el grito de

guerra: Make America great again (hagamos -o haz- América grande otra vez).

No hay que olvidar que la base electoral de Trump está compuesta en su

mayoría por estadounidenses que sienten que sus valores tradicionales están

amenazados y buscan un líder que los defienda sin concesiones. Trump ha

capitalizado esta percepción, reforzando su imagen de candidato firme que se

enfrenta con el establishment sin titubeos. Esta lealtad profunda le ha

otorgado ventaja sobre otros candidatos, antaño Hillary Clinton o ahora

Kamala Harris.

Desde que James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton

contra Bush sr, pegó un cartel en las oficinas centrales con varios mensajes

escritos entre los que destacaba: “Es la economía, estúpido”, la frase -que se

transformó en “Es la política, estúpido”- hizo fortuna en la cultura política

estadounidense. No la olvidó el rubio presidente. De ahí que en toda su

campaña haya insistido constantemente en los logros económicos de su

Administración, en especial antes de la pandemia. Los expertos suelen afirmar

que en su primer mandato la economía experimentó un crecimiento

significativo, con bajos niveles de desempleo y un auge en el mercado de

valores. Estos logros han sido la base de su mensaje actual, en el que promete

una “segunda gran era económica” para el país.

Con estos datos ha criticado duramente las políticas económicas de su

oponente. Su mensaje es claro: Trump promete ser el presidente que devolverá

la estabilidad económica y el crecimiento al país, lo cual ha resultado atractivo

para votantes preocupados por la inflación y la incertidumbre financiera. Se

entiende que tanto Wall Street como Silicon Valley -incluido Elon Musk-

giraran hacia su candidatura.

Antes dije que la lealtad de la base electoral de Trump ha sido un factor

decisivo en su victoria. En este sentido, ha influido en el electorado la postura

de Trump de “nosotros contra ellos”. De este modo se ha enfrentado con los

media y figuras de la élite, lo que ha sido interpretado como una señal de

autenticidad y fortaleza. La retórica de confrontación de Trump, lejos de alejar

a su base, parece haberla solidificado, lo que ha influido en especial en

aquellos votantes que se sienten ignorados por el constante uso de lo

“políticamente correcto”. Han visto en Trump a “uno de ellos”, alguien que

erradicará el “crecimiento desmedido del Estado”, facilitando decisiones libres

sin interferencias burocráticas.

En esta campaña presidencial en EEUU, el tema de la ley y el orden ha cobrado

un lugar significativo, principalmente debido a las tensiones políticas, el

aumento de la violencia en algunas ciudades y el debate sobre la reforma


policial. Trump, por ejemplo, ha enfatizado su postura en favor de un enfoque

más estricto en la aplicación de la ley, una línea que ya mantuvo en su

Administración, argumentando que los demócratas son débiles en esta área.

Trump ha prometido incrementar los fondos para las fuerzas de seguridad, en

un esfuerzo por devolver la seguridad a las comunidades. Esta postura

también ha ganado apoyo entre aquellos que creen que la actual

Administración ha sido demasiado permisiva con las protestas y disturbios que

han resurgido en los últimos años.

Las campañas norteamericanas raras veces han girado en torno a la política

exterior. Las excepciones han sido cuando una de las partes es Norteamérica

misma. De este modo, el mal resultado en Vietnam fue la razón prioritaria

para que el presidente Johnson optara por no presentarse a un segundo

mandato. Por el contrario, la Segunda Guerra Mundial fue el motor para que

Franklin D. Roosevelt ganara su tercer y cuarto mandatos, convirtiéndose en el

líder con mayor número de años en la presidencia.

Trump optó en su campaña por la perspectiva de “América, primero”. Y así

como durante su primer mandato planteó una postura proteccionista y

renegoció acuerdos comerciales para proteger los empleos estadounidenses, en

esta campaña ha mantenido la misma posición, de modo que es su propósito

“evitar involucrarse en conflictos innecesarios o intervenciones costosas en el

extranjero”.

Con Ucrania ha sostenido que tiene “un secreto que traerá la paz, incluso antes

de jurar el cargo”. Con el conflicto de Oriente Próximo se ha alineado con

Israel sin ambigüedades. Un notable número de votantes se ha adherido a esta

postura, sobre todo los que se sienten frustrados ante las largas intervenciones

militares y las cargas económicas anexas.

Su hostilidad, sin embargo, la ha mantenido contra China y Corea del Norte.

De modo que un ataque a Taiwan, por ejemplo, además de las posibles

actuaciones militares, conllevaría altísimos aranceles para China: entre un

150% y un 200%. Trump advirtió a Corea del Norte de que “enfrentará fuego y

furia como el mundo nunca ha visto”, como respuesta a las amenazas

nucleares por parte de Pyongyang. Esta dura posición le ha atraído votantes,

que han cambiado la perplejidad ante su aislacionismo por la satisfacción ante

su dureza con dos países “crueles”.

Antes me referí a su nueva y edulcorada visión del muro entre México y EEUU.

Falta referirme a su postura global en el tema de la inmigración. Trump planea

deportaciones masivas de inmigrantes irregulares y reducir drásticamente el

número de refugiados permitidos cada año. A diferencia de Harris, rechaza

cualquier reforma migratoria bipartidista, apostando por políticas restrictivas

y directas. Esta posición ha satisfecho a sus votantes blancos, pero también a

bastantes votantes hispanos, que aducen que los inmigrantes ilegales no deben

recibir un trato de favor, cuando ellos tuvieron que superar los filtros legales.

Según los abogados estadounidenses, el aborto es la “encrucijada sangrienta

del Derecho”. Se entiende así el eterno debate sobre esta cuestión. En él, el


nuevo presidente ha mantenido una postura ambigua. Ha dejado la posición

dura a su vicepresidente, J. D. Vance, que postula una prohibición nacional

casi total sobre el aborto.

La ambigüedad se nota en Trump en que, al tiempo que nombra a tres

magistrados provida para el Tribunal Supremo de EEUU, da su apoyo, por

ejemplo, a una ley de Florida que permite el aborto en las seis semanas

primeras del embarazo. También ha mantenido una posición titubeante ante la

píldora abortiva. Esta indefinición en un tema clave como el aborto ha sido

interpretada por algunos observadores como una deliberada posición flexible,

que ha permitido que los electores moderados le votaran. Ciertamente ha

dejado perplejos a sus seguidores provida, que sin embargo le han seguido

votando.

La victoria de Trump abre otro panorama incierto, como ocurrió durante los

cuatro años de su primera presidencia. Como dije entonces, nos encontramos

ante un presidente más habituado a improvisar que a reflexionar. Pero un

presidente es un hombre con muchos sombreros. Conocemos bastantes y en

estos cuatro años que comienzan veremos más. De momento, en su discurso

después de su triunfo ha dicho: “No descansaré hasta que hayamos entregado

la América fuerte, segura y próspera que nuestros hijos y ustedes merecen”. No

está mal.

Sic.

 

13 de noviembre de 2024
"Un solo corazón y una sola alma"
Has de ser, como hijo de Dios y con su gracia, varón o mujer fuerte, de deseos y de realidades. –No somos plantas de invernadero. Vivimos en medio del mundo, y hemos de estar a todos los vientos, al calor y al frío, a la lluvia y a los ciclones..., pero fieles a Dios y a su Iglesia. (Forja, 792)

La labor de la Iglesia, cada día, es como un gran tejido, que ofrecemos al Señor, porque todos los bautizados somos Iglesia.

–Si cumplimos –fieles y entregados–, este gran tejido será hermoso y sin falla. –Pero, si uno suelta un hilo acá, otro allá, y otro por el otro lado..., en lugar de un hermoso tejido, tendremos un harapo hecho jirones. (Forja, 640)

Pide a Dios que en la Iglesia Santa, nuestra Madre, los corazones de todos, como en la primitiva cristiandad, sean un mismo corazón, para que hasta el final de los siglos se cumplan de verdad las palabras de la Escritura: «multitudinis autem credentium erat cor unum et anima una» –la multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma.

–Te hablo muy seriamente: que por ti no se lesione esta unidad santa. ¡Llévalo a tu oración! (Forja, 632)

Ofrece la oración, la expiación y la acción por esta finalidad: «ut sint unum!» –para que todos los cristianos tengamos una misma voluntad, un mismo corazón, un mismo espíritu: para que «omnes cum Petro ad Iesum per Mariam!» –que todos, bien unidos al Papa, vayamos a Jesús, por María. (Forja, 647)