jueves, agosto 28, 2025

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28 de agosto de 2025
“Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”
Para que no lo imites, copio de una carta este ejemplo de cobardía: “desde luego, le agradezco mucho que se acuerde de mí, porque necesito muchas oraciones. Pero también le agradecería que, al suplicarle al Señor que me haga “apóstol”, no se esfuerce en pedirle que me exija la entrega de mi libertad”. (Surco, 11)

Entiendo muy bien, precisamente por eso, aquellas palabras del Obispo de Hipona [San Agustín], que suenan como un maravilloso canto a la libertad: Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti, porque nos movemos siempre cada uno de nosotros, tú, yo, con la posibilidad -la triste desventura- de alzarnos contra Dios, de rechazarle -quizá con nuestra conducta- o de exclamar: no queremos que reine sobre nosotros (...)

¿Quieres tú pensar -yo también hago mi examen- si mantienes inmutable y firme tu elección de Vida? ¿Si al oír esa voz de Dios, amabilísima, que te estimula a la santidad, respondes libremente que sí? Volvamos la mirada a nuestro Jesús, cuando hablaba a las gentes por las ciudades y los campos de Palestina. No pretende imponerse. Si quieres ser perfecto..., dice al joven rico. Aquel muchacho rechazó la insinuación, y cuenta el Evangelio que abiit tristis, que se retiró entristecido. Por eso alguna vez lo he llamado el ave triste: perdió la alegría porque se negó a entregar su libertad a Dios. (Amigos de Dios, 23-24)

miércoles, agosto 27, 2025

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27 de agosto de 2025
“La religión es la mayor rebeldía del hombre”
Hoy, cuando el ambiente está lleno de desobediencia, de murmuración, de trapisonda, de enredo, hemos de amar más que nunca la obediencia, la sinceridad, la lealtad, la sencillez: y todo, con sentido sobrenatural, que nos hará más humanos. (Forja, 530)

La religión es la mayor rebeldía del hombre que no tolera vivir como una bestia, que no se conforma -no se aquieta- si no trata y conoce al Creador. Os quiero rebeldes, libres de toda atadura, porque os quiero -¡nos quiere Cristo!- hijos de Dios. Esclavitud o filiación divina: he aquí el dilema de nuestra vida. O hijos de Dios o esclavos de la soberbia, de la sensualidad, de ese egoísmo angustioso en el que tantas almas parecen debatirse.

El Amor de Dios marca el camino de la verdad, de la justicia, del bien. Cuando nos decidimos a contestar al Señor: mi libertad para ti, nos encontramos liberados de todas las cadenas que nos habían atado a cosas sin importancia, a preocupaciones ridículas, a ambiciones mezquinas. Y la libertad -tesoro incalculable, perla maravillosa que sería triste arrojar a las bestias- se emplea entera en aprender a hacer el bien. (Amigos de Dios, 37-38)

martes, agosto 26, 2025

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26 de agosto de 2025
“Señor, ¡tantas almas lejos de Ti!”
Veo tu Cruz, Jesús mío, y gozo de tu gracia, porque el premio de tu Calvario ha sido para nosotros el Espíritu Santo... Y te me das, cada día, amoroso –¡loco!– en la Hostia Santísima... Y me has hecho ¡hijo de Dios!, y me has dado a tu Madre. No me basta el hacimiento de gracias: se me va el pensamiento: Señor, Señor, ¡tantas almas lejos de Ti! Fomenta en tu vida las ansias de apostolado, para que le conozcan..., y le amen..., y ¡se sientan amados! (Forja, 27)

¡Qué respeto, qué veneración, qué cariño hemos de sentir por una sola alma, ante la realidad de que Dios la ama como algo suyo! (Forja, 34)

Ante la aparente esterilidad del apostolado, te asaltan las vanguardias de una oleada de desaliento, que tu fe rechaza con firmeza... –Pero te das cuenta de que necesitas más fe, humilde, viva y operativa.

Tú, que deseas la salud de las almas, grita como el padre de aquel muchacho enfermo, poseído por el diablo: «Domine, adiuva incredulitatem meam!» –¡Señor, ayuda mi incredulidad!

No lo dudes: se repetirá el milagro. (Forja, 257)

lunes, agosto 25, 2025

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25 de agosto de 2025
“Si te falta afán apostólico, te harás insípido”
Como quiere el Maestro, tú has de ser –bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres– sal y luz. –Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción. Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo. (Forja, 22)

Muchos, con aire de autojustificación, se preguntan: yo, ¿por qué me voy a meter en la vida de los demás?

–¡Porque tienes obligación, como cristiano, de meterte en la vida de los otros, para servirles!

–¡Porque Cristo se ha metido en tu vida y en la mía! (Forja, 24)

Si eres otro Cristo, si te comportas como hijo de Dios, donde estés quemarás: Cristo abrasa, no deja indiferentes los corazones. (Forja, 25)

sábado, agosto 23, 2025

HABRÁ UN JUICIO. PERO, AUNQUE ESTÉ EN PECADO, JESÚS ES TAN BUENO QUE SEG...

El gran Rabino.

 

El gran Rabino

 

 

Daniel Tirapu


 

 

 

 

 

El gran rabino Ashkenazi relata que sus padres fueron deportados y murieron en un campo de concentración. Una familia católica polaca se había hecho cargo del niño y a los siete años fueron a bautizarlo.

El párroco preguntó que porqué tan mayor y los padres dijeron que era judío. El sacerdote preguntó si sabían cuál era la voluntad de sus padres. Dijeron que su madre les había dicho que le dijeran que era judío y que debería intentar ir a Israel.

El sacerdote concluyó que no podía bautizar al niño, para respetar la voluntad de los padres, ya asesinados. El gran rabino Ashkenazi era ese niño y el sacerdote fue Juan Pablo II, Karol Woityla.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es


viernes, agosto 22, 2025

sic.

El gran Rabino

El gran rabino Ashkenazi relata que sus padres fueron deportados y murieron en un campo de concentración. Una familia católica polaca se habia hecho cargo del niño y a los siete años fueron a bautizarlo.

 El párroco preguntó que porqué tan mayor y los padres dijeron que era judío. El sacerdote preguntó si sabían cuál era la voluntad de sus padres. Dijeron que su madre les había dicho que le dijeran que era judío y que debería intentar ir a Israel.

 El sacerdote concluyó que no podía bautizar al niño, para respetar la voluntad de los padres, ya asesinados. El gran rabino Ashkenazi era ese niño y el sacerdote fue Juan Pablo II, Karol Woityla.

sic.

 

22 de agosto de 2025
“Examínate: despacio, con valentía”
Examen. -Labor diaria. -Contabilidad que no descuida nunca quien lleva un negocio. ¿Y hay negocio que valga más que el negocio de la vida eterna? (Camino, 235)

Examínate: despacio, con valentía. -¿No es cierto que tu mal humor y tu tristeza inmotivados -inmotivados, aparentemente- proceden de tu falta de decisión para romper los lazos sutiles, pero "concretos", que te tendió -arteramente, con paliativos- tu concupiscencia? (Camino, 237)

Acaba siempre tu examen con un acto de Amor -dolor de Amor-: por ti, por todos los pecados de los hombres... -Y considera el cuidado paternal de Dios, que te quitó los obstáculos para que no tropezases. (Camino, 246)

Hay un enemigo de la vida interior, pequeño, tonto; pero muy eficaz, por desgracia: el poco empeño en el examen de conciencia. (Forja, 109)

No esperes a la vejez para ser santo: ¡sería una gran equivocación!

–Comienza ahora, seriamente, gozosamente, alegremente, a través de tus obligaciones, de tu trabajo, de la vida cotidiana...

No esperes a la vejez para ser santo, porque, además de ser una gran equivocación –insisto–, no sabes si llegará para ti. (Forja, 113)

jueves, agosto 21, 2025

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21 de agosto de 2025
“Necesitas un buen examen de conciencia”
Mira tu conducta con detenimiento. Verás que estás lleno de errores, que te hacen daño a ti y quizá también a los que te rodean. –Recuerda, hijo, que no son menos importantes los microbios que las fieras.

Y tú cultivas esos errores, esas equivocaciones –como se cultivan los microbios en el laboratorio–, con tu falta de humildad, con tu falta de oración, con tu falta de cumplimiento del deber, con tu falta de propio conocimiento... Y, después, esos focos infectan el ambiente. –Necesitas un buen examen de conciencia diario, que te lleve a propósitos concretos de mejora, porque sientas verdadero dolor de tus faltas, de tus omisiones y pecados. (Forja, 481)

La conversión es cosa de un instante; la santificación es tarea para toda la vida. La semilla divina de la caridad, que Dios ha puesto en nuestras almas, aspira a crecer, a manifestarse en obras, a dar frutos que respondan en cada momento a lo que es agradable al Señor. Es indispensable por eso estar dispuestos a recomenzar, a reencontrar –en las nuevas situaciones de nuestra vida– la luz, el impulso de la primera conversión. Y ésta es la razón por la que hemos de prepararnos con un examen hondo, pidiendo ayuda al Señor, para que podamos conocerle mejor y nos conozcamos mejor a nosotros mismos. No hay otro camino, si hemos de convertirnos de nuevo. (Es Cristo que pasa, 58)

miércoles, agosto 20, 2025

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20 de agosto de 2025
“La pureza nace del amor”
Mira cuántos motivos para venerar a San José y para aprender de su vida: fue un varón fuerte en la fe...; sacó adelante a su familia –a Jesús y a María–, con su trabajo esforzado...; guardó la pureza de la Virgen, que era su Esposa...; y respetó –¡amó!– la libertad de Dios, que hizo la elección, no sólo de la Virgen como Madre, sino también de él como Esposo de Santa María. (Forja, 552)

No estoy de acuerdo con la forma clásica de representar a San José como un hombre anciano, aunque se haya hecho con la buena intención de destacar la perpetua virginidad de María. Yo me lo imagino joven, fuerte, quizá con algunos años más que Nuestra Señora, pero en la plenitud de la edad y de la energía humana.

Para vivir la virtud de la castidad, no hay que esperar a ser viejo o a carecer de vigor. La pureza nace del amor y, para el amor limpio, no son obstáculos la robustez y la alegría de la juventud. Joven era el corazón y el cuerpo de San José cuando contrajo matrimonio con María, cuando supo del misterio de su Maternidad divina, cuando vivió junto a Ella respetando la integridad que Dios quería legar al mundo, como una señal más de su venida entre las criaturas. Quien no sea capaz de entender un amor así, sabe muy poco de lo que es el verdadero amor, y desconoce por entero el sentido cristiano de la castidad. (Es Cristo que pasa, 40)

martes, agosto 19, 2025

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19 de agosto de 2025
“Saberse vencer todos los días”
No es espíritu de penitencia hacer unos días grandes mortificaciones, y abandonarlas otros. Espíritu de penitencia significa saberse vencer todos los días, ofreciendo cosas –grandes y pequeñas– por amor y sin espectáculo. (Forja, 784)

Pero nos acecha un potente enemigo, que se opone a nuestro deseo de encarnar acabadamente la doctrina de Cristo: la soberbia, que crece cuando no intentamos descubrir, después de los fracasos y de las derrotas, la mano bienhechora y misericordiosa del Señor. Entonces el alma se llena de penumbras ‑de triste oscuridad‑, se cree perdida. Y la imaginación inventa obstáculos que no son reales, que desaparecerían si mirásemos sólo con un poquito de humildad. Con la soberbia y la imaginación, el alma se mete a veces en tortuosos calvarios; pero en esos calvarios no está Cristo, porque donde está el Señor se goza de paz y de alegría, aunque el alma esté en carne viva y rodeada de tinieblas.

Otro enemigo hipócrita de nuestra santificación: el pensar que esta batalla interior ha de dirigirse contra obstáculos extraordinarios, contra dragones que respiran fuego. Es otra manifestación del orgullo. Queremos luchar, pero estruendosamente, con clamores de trompetas y tremolar de estandartes.

Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es ese agua menuda, que se mete, gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. (Es Cristo que pasa, 77)

lunes, agosto 18, 2025

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18 de agosto de 2025
“Deberemos contar con decaimientos y derrotas”
Si eres fiel, podrás llamarte vencedor. En tu vida, aunque pierdas algunos combates, no conocerás derrotas. No existen fracasos –convéncete–, si obras con rectitud de intención y con afán de cumplir la Voluntad de Dios. Entonces, con éxito o sin éxito, triunfarás siempre, porque habrás hecho el trabajo con Amor. (Forja, 199)

Somos criaturas y estamos llenos de defectos. Yo diría que tiene que haberlos siempre: son la sombra que, en nuestra alma, logra que destaquen más, por contraste, la gracia de Dios y nuestro intento por corresponder al favor divino. Y ese claroscuro nos hará humanos, humildes, comprensivos, generosos.

No nos engañemos: en la vida nuestra, si contamos con brío y con victorias, deberemos contar con decaimientos y con derrotas. Esa ha sido siempre la peregrinación terrena del cristiano, también la de los que veneramos en los altares. ¿Os acordáis de Pedro, de Agustín, de Francisco? Nunca me han gustado esas biografías de santos en las que, con ingenuidad, pero también con falta de doctrina, nos presentan las hazañas de esos hombres como si estuviesen confirmados en gracia desde el seno materno. No. Las verdaderas biografías de los héroes cristianos son como nuestras vidas: luchaban y ganaban, luchaban y perdían. Y entonces, contritos, volvían a la lucha.

No nos extrañe que seamos derrotados con relativa frecuencia, de ordinario y aun siempre en materias de poca importancia, que nos punzan como si tuvieran mucha. Si hay amor de Dios, si hay humildad, si hay perseverancia y tenacidad en nuestra milicia, esas derrotas no adquirirán demasiada importancia. Porque vendrán las victorias, que serán gloria a los ojos de Dios. No existen los fracasos, si se obra con rectitud de intención y queriendo cumplir la voluntad de Dios, contando siempre con su gracia y con nuestra nada. (Es Cristo que pasa, 76)

viernes, agosto 15, 2025

Siempre hay alguien.

 

Ahí siempre hay alguien

 

 

Daniel Tirapu


Ahí siempre hay alguien.

 

 

 

 

 

Al salir de Misa siempre hay un mendigo especial, es el mismo. No es demasiado mendigo, alguna vez hemos comentado algo, recoge la basura de alguna casa, me llama campeón, cuando no me ve me dice si me he vuelto ateo. Ayer salía yo el último, le dí algo y le dije que ya no quedaba nadie dentro.

Hoy al salir me trata de usted, me dice que no me lo tome a mal, que ayer me siguió un poco pero que no me alcanzó y me comenta: "se lo digo con todo el respeto, ayer me dijo usted que no quedaba nadie dentro, pero ahí dentro siempre hay alguien". Lección de Fe y de amor, Jesús está siempre en la Eucaristía, y dentro de la Iglesia siempre hay alguien. Gracias campeón, gracias.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es

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15 de agosto de 2025
“Se ha dormido la Madre de Dios”
Esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: "qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum" -el que hace la voluntad de mi Padre..., ¡ése entrará! (Camino, 754)

Assumpta est María in coelum: gaudent angeli! –María ha sido llevada por Dios, en cuerpo y alma, a los cielos: ¡y los Ángeles se alegran!

Así canta la Iglesia. –Y así, con ese clamor de regocijo, comenzamos la contemplación en esta decena del Santo Rosario:

Se ha dormido la Madre de Dios. –Están alrededor de su lecho los doce Apóstoles. –Matías sustituyó a Judas.

Y nosotros, por gracia que todos respetan, estamos a su lado también.

Pero Jesús quiere tener a su Madre, en cuerpo y alma, en la Gloria. –Y la Corte celestial despliega todo su aparato, para agasajar a la Señora. –Tú y yo –niños, al fin– tomamos la cola del espléndido manto azul de la Virgen, y así podemos contemplar aquella maravilla.

La Trinidad beatísima recibe y colma de honores a la Hija, Madre y Esposa de Dios... –Y es tanta la majestad de la Señora, que hace preguntar a los Ángeles: ¿Quién es ésta? (Santo Rosario, 4º Misterio Glorioso).