lunes, octubre 20, 2008

Por qué me persigues?

El Papa nos propone este año y parte del 2009 a considerar la vida y la doctrina de San Pablo. El apóstol de las gentes que abrió el cristianismo a los no judíos, que sufrió en su carne por Cristo. Ciudadano romano, de cultura griega y observante judío. En su afán por perseguir a cristianos cae a tierra ( siempre aparece que cae de un caballo, pero el caballo no aparece por parte alguna) y oyó el por qué me persigues?; para quienes dicen creer en Cristo, para quienes quisieran reformar la Iglesia sin límite, para quienes no creen en la Iglesia, ojalá para quienes persiguen a cristianos ( es mucho peor la indiferencia),Cristo dice que perseguir a los cristianos, a su Iglesia, es perseguirle a El. No nos salvamos por nuestras obras, sino por los méritos y la gracia de Jesucristo; pero ojo, esto no es una llamada a la desidia o al cómodo abandono, no hay más que leer las cartas de Pablo para darse cuenta de cómo combate un ambiente moral decadente y carnal. Sois, somos templos del Espíritu santo...casi nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo prefiero la la indiferencia a la persecución, porque hacen mucho daño, demasiado.

Anónimo dijo...

Este artículo es excelente. Me gusta mucho la historia de la conversión de San Pablo. Tu incluso de imágenes es también bueno. Espero que mi Español es al menos respectable. Mi nombre es Warren Schmidt. Estoy viviendo este año en Windsor, Canadá. Soy novicio de los Padres Basilianos (la Congregación de San Basilio), establecido en Francia (Annonay) en 1822. Seré ordenado sacerdote (segun la voluntad de Dios...) en aproximativamente 6 años. Quiero praticar mi Español. Yo lo aprendí en 6 meses enseñando Francés y Inglés en Colombia (Instituto Nuestra Señora de la Asunción, Cali). Que Dios de bendiga. Voy a adicionar tu blog a mi lista de 'favoritos'sobre mi sita, http://catholiccanada.wordpress.com.

Gracias,

Warren

Andrés Cárdenas M. dijo...

"Mihi vivere Christus est", ya basta San Pablo. Se nota la iluminación de Benedicto XVI. Gracias.