sábado, julio 24, 2010

Animar.



Denunciar fallos, hacer crítica, constatar estadísticas en que todo va peor; estoy un tanto desolado por un informe que he recibido del Instituto de política familiar sobre divorcios en la UE, España va muy mal, los únicos que mejoran son Suecia y Dinamarca. Lo que tiene mérito es animar. Se hace más con una gota de miel que con cien litros de vinagre. Juan Pablo II no es que animara a los jóvenes, sino que les decía: " Podéis ser mejores de lo que los demás os dicen que podéis ser. Vosotros sois muy superiores a todas las hipótesis sobre vosotros mismos y que la cultura os está mostrando". Ese lenguaje impactaba y llegaba, incluso a muchos no cristianos que siguen al Papa.

3 comentarios:

javier dijo...

Juan Pablo II -como usted- quería a las personas. Por eso animaba tanto. Yo de mayor quiero ser así.

Anónimo dijo...

Animar es esencial. Intento hacerlo siempre que yo misma me encuentro con ánimo, que tampoco es a toda hora porque animar al marido, a los hijos, a los padres, a los hermanos, a vecinos, amigos ... ¡qué sé yo quien más! pues tampoco es fácil. Pero aún así considero que soy una gran animadora y alguien que me ayudó mucho a encontrarme con esa faceta mía fue el Papa Wojtyla.
Me gusta lo que dice su escrito, gracias.

MIC dijo...

Animar es más complicado que destruir. Edificar es más dificil que derribar. De todos modos, sólo en la verdad está la felicidad. Las palabras del Papa hablan de la Verdad, por eso llegan tanto.
Un cordial salu2