sábado, diciembre 08, 2012

A Rafael Navarro Valls.





Le ha sido concedida por el Consejo de ministros la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort. Reproduzco unas líneas mías en su libro homenaje. Gracias Maestro, semper!!!


Obviamente este trabajo es una aportación al homenaje del Profesor Navarro Valls, al que dedicaré unas líneas. Tuve el honor y la suerte de conocerle en la defensa de mi tesis doctoral sobre el matrimonio condicionado el 13 de junio de 1985. Desde entonces y especialmente desde 2002 en la sección de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico de la Real Academia de jurisprudencia y legislación, he tenido la suerte de trabajar con él y aprender, no sólo de su saber sino de su vivir. Quizás el ideal de un Maestro, quedan y son pocos, sería el de quien enseña por el mero hecho de su existencia, suele decirse con los hombres y mujeres santos. Un modo de ser y de vivir, que el discípulo ve con admiración y algo de perplejidad fecunda que mueve a hacerse preguntas, que conducen a cambios de mente, de corazón y de manera de obrar. En Navarro Valls su actividad científica no está desligada de sus preocupaciones y pasiones vitales: amor a la libertad, rigor y belleza en la construcción jurídica, atención a las nuevas corrientes, profundas convicciones como roca y flexibilidad del junco, una especial veneración a la conciencia personal , generosidad y fidelidad con sus amigos, colegas y discípulos. Leí en una entrevista a su hermano Joaquín, portavoz de la Santa Sede, que le preguntaban si se consideraba amigo del Papa Juan Pablo II; el portavoz decía que para la amistad se necesita un cierto equilibrio entre los amigos, y para él el Papa estaba en otro nivel . A mí me pasa lo mismo con el Profesor Navarro Valls, me resulta inalcanzable y sólo espero seguir aprendiendo y aceptar como un regalo de la providencia, su cercanía.

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