Este psicólogo, me parece que dice verdades como templos y es un GENIO...la entrevista es en Diario de Navarra.
El psicólogo Rafael Santandreu.. EFE
El psicólogo Rafael Santandreu, que acaba de publicar 'Las gafas de la felicidad', combate la epidemia de depresión recetando a sus pacientes "dosis de incomodidad", es decir, que se provoquen cada día una situación incómoda: ir a pie al trabajo, dormir la mitad de horas o pasar hambre o frío.
La psicología más moderna recupera así ejercicios mentales propios de la tradición eclesial europea.
Tras el éxito de 'El arte de no amargarse la vida', este psicólogo catalán que ostenta el número uno en ventas de libros de no ficción de los últimos 3 años en España y que dirige la sección de psicología del programa Para todos la 2, de TVE, gana adeptos ahora con un manual para realizar "autoterapia psicológica en casa".
¿En qué consiste su receta de la felicidad?
En cambiar nuestro diálogo interno. Tenemos ansiedad o depresión a causa de nuestra filosofía interna, de lo que nos decimos todos los días. Si cambias esa manera de pensar se produce el milagro: ¡cambian tus emociones!
Pero tal y como está el patio, por mucho diálogo positivo que tengas, es difícil mantenerse feliz.
¡Ya estamos! El patio está perfectamente. Nunca antes ha habido tanta abundancia material. Compare nuestra situación con la de nuestros padres o abuelos. En la posguerra española sí que había carencias. Pero si te dices a ti mismo: "¡la cosa está fatal", así lo vivirás. Mis pacientes aprenden una filosofía anti-queja que les hace prácticamente invulnerables a la depresión o a la ansiedad.
Sin embargo, usted sí advierte de que tenemos una verdadera epidemia de enfermedad emocional. ¿Cómo es de grave?
Ante todo, por favor, evite el uso de la palabra "grave". No hay nada "grave" en esta vida. Hoy estamos vivos y mañana muertos. No olvidemos que es posible que caiga un meteorito esta noche y reviente el planeta: ¡es lo que hay!. Dicho esto, le confirmo que nunca antes ha habido tanta enfermedad emocional. En estos momentos, un 30 % de la gente está fatal. Casi no pueden ni ir a trabajar. Toman todo tipo de psicofármacos: tranquilizantes, pastillas para dormir, antidepresivos.., y esa cifra aumentará con toda seguridad hasta llegar al 50 % dentro de 25 años. ¿Qué le parece?
¡Me parece que tenemos un problema, aunque usted diga que no hay nada "grave"!
Sí, un problema sí hay, aunque ya le digo que es inevitable, irresoluble. Los medios de comunicación ya no hablan de ello: ya no es noticia que la anorexia se haya duplicado en los últimos diez años en España. Como sociedad esta debacle es inevitable, pero individualmente podemos salvarnos: ése es el objetivo de este libro.
¿Por qué como sociedad no podemos curarnos de la enfermedad emocional?
Porque es la misma sociedad con sus valores equivocados la que produce el malestar emocional. La gente no se da cuenta, pero la súper-presión que nos imponemos todos es bestial. Tenemos que ser guapos, inteligentes, cultos, viajados, delgados, ordenados, eficientes, extrovertidos, tener muchos amigos, tener una bonita casa, un trabajo donde realizarte, vacaciones divertidas, hijos, una pareja que me ame y si no cumples una sola de esas cosas: ¡ponte a temblar! Eres un gusano de la peor especie que no debería sacar la cabeza de la tierra.
Usted aboga por una cosa llamada "bastantidad"
Sí. Consiste en decirse a sí mismo: "Ya tengo bastante", una y otra vez. "¿No tengo pareja, pero tengo padre y madre?: ¡ya tengo bastante para ser feliz!". "¿Soy tímido y no tengo estudios?": ¡ya tengo bastante para apreciar la vida!"? La bastantidad está basada en la idea de que los seres humanos necesitamos muy poco para ser felices.
En ese sentido, usted habla de una enfermedad llamada "no-lo-puedo-soportitis". ¿Qué es eso?
Cuando mis pacientes me preguntan: "¿Qué diagnóstico me pone, depresión, ansiedad?" Yo les respondo: "Lo único que tienes es 'no-lo-puedo-soportitis'". A todos les pasa lo mismo. Han cogido el hábito de decirse a sí mismo que su situación es muy mala y que no lo pueden soportar. Pero aprenden que se puede soportar prácticamente todo y ser feliz. En esta vida no hay nada tan importante como para perder la serenidad.
En su opinión, ni siquiera el "respeto" es importante...
Efectivamente. Un poco de "respeto" está bien, pero "mucho respeto" es de locos. Si tú te dices a ti mismo: "necesito que todo el mundo me respete todo el tiempo", te vas a volver majara porque eso no va a pasar y, por otro lado, la mayor parte de las faltas de respeto son chorradas, cosas sin importancia.
Usted da a sus pacientes un ejercicio muy raro: le llama "ricas dosis de incomodidad".
Ya sé que parece raro recomendarle a alguien que cada semana escoja meterse en dos situaciones incómodas como hacer ayuno todo un día o no dormir. Pero a muchos de mis pacientes les va genial: dejan de ser cascarrabias, de deprimirse, de quejarse de todo. Nosotros tenemos endiosado el concepto de "comodidad" y eso es muy malo. Hay que dejar de darle tanta importancia a la comodidad porque si no, nos volvemos hipersensibles: no soportamos el ruido, las colas, los fallos y pequeñas adversidades.
¡Parecen ejercicios de penitencia de monjes benedictinos!
Es que la tradición católica tiene grandes enseñanzas a nivel mental o emocional. Los monjes desarrollaron a lo largo de los siglos unas herramientas de meditación y crecimiento personal muy buenas que no habría que dejar perder, seamos creyentes o no.
La psicología más moderna recupera así ejercicios mentales propios de la tradición eclesial europea.
Tras el éxito de 'El arte de no amargarse la vida', este psicólogo catalán que ostenta el número uno en ventas de libros de no ficción de los últimos 3 años en España y que dirige la sección de psicología del programa Para todos la 2, de TVE, gana adeptos ahora con un manual para realizar "autoterapia psicológica en casa".
¿En qué consiste su receta de la felicidad?
En cambiar nuestro diálogo interno. Tenemos ansiedad o depresión a causa de nuestra filosofía interna, de lo que nos decimos todos los días. Si cambias esa manera de pensar se produce el milagro: ¡cambian tus emociones!
Pero tal y como está el patio, por mucho diálogo positivo que tengas, es difícil mantenerse feliz.
¡Ya estamos! El patio está perfectamente. Nunca antes ha habido tanta abundancia material. Compare nuestra situación con la de nuestros padres o abuelos. En la posguerra española sí que había carencias. Pero si te dices a ti mismo: "¡la cosa está fatal", así lo vivirás. Mis pacientes aprenden una filosofía anti-queja que les hace prácticamente invulnerables a la depresión o a la ansiedad.
Sin embargo, usted sí advierte de que tenemos una verdadera epidemia de enfermedad emocional. ¿Cómo es de grave?
Ante todo, por favor, evite el uso de la palabra "grave". No hay nada "grave" en esta vida. Hoy estamos vivos y mañana muertos. No olvidemos que es posible que caiga un meteorito esta noche y reviente el planeta: ¡es lo que hay!. Dicho esto, le confirmo que nunca antes ha habido tanta enfermedad emocional. En estos momentos, un 30 % de la gente está fatal. Casi no pueden ni ir a trabajar. Toman todo tipo de psicofármacos: tranquilizantes, pastillas para dormir, antidepresivos.., y esa cifra aumentará con toda seguridad hasta llegar al 50 % dentro de 25 años. ¿Qué le parece?
¡Me parece que tenemos un problema, aunque usted diga que no hay nada "grave"!
Sí, un problema sí hay, aunque ya le digo que es inevitable, irresoluble. Los medios de comunicación ya no hablan de ello: ya no es noticia que la anorexia se haya duplicado en los últimos diez años en España. Como sociedad esta debacle es inevitable, pero individualmente podemos salvarnos: ése es el objetivo de este libro.
¿Por qué como sociedad no podemos curarnos de la enfermedad emocional?
Porque es la misma sociedad con sus valores equivocados la que produce el malestar emocional. La gente no se da cuenta, pero la súper-presión que nos imponemos todos es bestial. Tenemos que ser guapos, inteligentes, cultos, viajados, delgados, ordenados, eficientes, extrovertidos, tener muchos amigos, tener una bonita casa, un trabajo donde realizarte, vacaciones divertidas, hijos, una pareja que me ame y si no cumples una sola de esas cosas: ¡ponte a temblar! Eres un gusano de la peor especie que no debería sacar la cabeza de la tierra.
Usted aboga por una cosa llamada "bastantidad"
Sí. Consiste en decirse a sí mismo: "Ya tengo bastante", una y otra vez. "¿No tengo pareja, pero tengo padre y madre?: ¡ya tengo bastante para ser feliz!". "¿Soy tímido y no tengo estudios?": ¡ya tengo bastante para apreciar la vida!"? La bastantidad está basada en la idea de que los seres humanos necesitamos muy poco para ser felices.
En ese sentido, usted habla de una enfermedad llamada "no-lo-puedo-soportitis". ¿Qué es eso?
Cuando mis pacientes me preguntan: "¿Qué diagnóstico me pone, depresión, ansiedad?" Yo les respondo: "Lo único que tienes es 'no-lo-puedo-soportitis'". A todos les pasa lo mismo. Han cogido el hábito de decirse a sí mismo que su situación es muy mala y que no lo pueden soportar. Pero aprenden que se puede soportar prácticamente todo y ser feliz. En esta vida no hay nada tan importante como para perder la serenidad.
En su opinión, ni siquiera el "respeto" es importante...
Efectivamente. Un poco de "respeto" está bien, pero "mucho respeto" es de locos. Si tú te dices a ti mismo: "necesito que todo el mundo me respete todo el tiempo", te vas a volver majara porque eso no va a pasar y, por otro lado, la mayor parte de las faltas de respeto son chorradas, cosas sin importancia.
Usted da a sus pacientes un ejercicio muy raro: le llama "ricas dosis de incomodidad".
Ya sé que parece raro recomendarle a alguien que cada semana escoja meterse en dos situaciones incómodas como hacer ayuno todo un día o no dormir. Pero a muchos de mis pacientes les va genial: dejan de ser cascarrabias, de deprimirse, de quejarse de todo. Nosotros tenemos endiosado el concepto de "comodidad" y eso es muy malo. Hay que dejar de darle tanta importancia a la comodidad porque si no, nos volvemos hipersensibles: no soportamos el ruido, las colas, los fallos y pequeñas adversidades.
¡Parecen ejercicios de penitencia de monjes benedictinos!
Es que la tradición católica tiene grandes enseñanzas a nivel mental o emocional. Los monjes desarrollaron a lo largo de los siglos unas herramientas de meditación y crecimiento personal muy buenas que no habría que dejar perder, seamos creyentes o no.
2 comentarios:
Dice verdades como puños.Lo que tenemos es que no nos privamos de nada,y miramos mucho nuestro ombligo.Juan Pablo ll,la madre Teresa ,don Álvaro....no tenían depresión pues pensaban en los demás.
Muy bueno anónimo....aunque también hay enfermedades de la psiqué muy dolorosas, pero salir de uno mismo y pensar en los demás con la ayuda de Dios es un gran remedio
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