sábado, agosto 02, 2014

El rito de la paz en la Misa.



http://infocatolica.com/blog/cura.php/1408010550-ya-era-hora-de-que-alguien-re

Nada que nos deba extrañar. Cuando las cosas se desmadran, se salen de lo previsto, y se transforman en lo que jamás se pensó, normal que alguien diga algo. Lo del rito de la paz, especialmente en celebraciones “especiales” (bodas, comuniones, funerales) se había convertido en un jolgorio de no te menees. Llegaba el momento de la paz y se montaba una como si acabáramos de ver llegar a los tíos de América después de cuarenta años. No era normal.
Como no lo era que justo antes de acercarse a recibir la comunión el personal se distrajera de tal forma que luego costaba Dios y ayuda que volviesen a entrar en el interior del misterio. Ya sabe, Padre nuestro, cinco minutos de saludos, carreras, besos y abrazos y hale, a tranquilizarnos que toca comulgar. Algo había que hacer.
Me ha resultado divertido descubrir cómo hay gente que se ha molestado muchísimo con el cardenal Cañizares acusándole nada menos que de no comprender “el efecto Francisco”. Pues mal andamos de vista y de entendederas, porque si hay alguien que quiere reconducir el rito de la paz es el papa Francisco en persona, según se lee en el mismo documento: “El Santo Padre Francisco, el 7 de junio de 2014, ha aprobado y confirmado cuanto se contiene en esta carta circular…” Vamos, que es el papa el que ha dicho que se mande la circular y que ya está bien.
Nos pasa mucho en la liturgia. Olvidamos lo esencial o lo ninguneamos, para echar toda la carne en el asador en lo que es justamente un tema menor, tan menor que el darse la paz el misal romano lo recoge como “si parece oportuno”. Todavía no hace mucho una catequista decía que había que fomentar el rito de la paz porque los niños lo valoran mucho. Ese es el gran error. No hemos sabido educar a los niños para valorarlo importante y nos hemos quedado es destacar lo meramente accesorio.
Importante es escuchar la Palabra, importante la consagración. Importante la comunión.Importante destacar la Palabra con cirios, gestos, incienso. Importante que llegue la consagración y todo ayude a valorar como algo EXCEPCIONAL el momento: ponerse de rodillas, el sonido de las campanillas… No digo nada la comunión enseñando a los fieles a recibirla con las debidas disposiciones y distribuyendo el cuerpo de Cristo con solemnidad y devoción.
Se nos va la olla buscando destacar lo más insustancial: procesiones de ofrendas interminables para ofrecer lo que después nos volvemos a llevar a casa, un darse la paz larguísimo, el niño, la mamá, el papá o el señor Mariano con unas acciones de gracias que duran y duran. Y claro, se hace todo tan largo que tenemos que abreviar comiéndonos una lectura, recitando la plegaria eucarística a todo correr y omitiendo el silencio tras la comunión por la cosa de que se hace tarde. Porque claro, la procesión de ofrendas, la paz y la acción de gracias del abuelo son intocables.

Menos mal que han puesto sensatez con lo de la paz. Aunque para mí que se han quedado cortos. Yo directamente la suprimiría en celebraciones especiales y con gente poco habitual.

Merece la pena que lean el documento. Lo pueden encontrar aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aquí en el norte no se pierde mucho tiempo en dar la paz,lo que dice y firma el papa me parece bien