jueves, noviembre 06, 2014

Incluso quienes creen odiarle, le sirven.






Francois_Mauriac_9403109_1_402¡Qué maravillosa esperanza! Están todos esos que descubrirán que su prójimo es el propio Jesús, aunque formen parte de la muchedumbre de quienes no conocen a Cristo o se han olvidado de Él. Y, sin embargo, recibirán mucho amor. Es imposible que quien guarda en su corazón el amor auténtico, no sirva a Cristo. Incluso aquellos que creen odiarle han consagrado su vida a Él, porqueJesús se disfraza y enmascara en medio de los hombres, se esconde entre los pobres, entre los enfermos, entre los presos, entre los extranjeros. Muchos de los que le sirven oficialmente nunca han sabido quién fue, y muchos de los que ignoran hasta su nombre escucharán en el último día las palabras que les abran las puertas de la felicidad. Yo era esos niños y era esos trabajadores. Yo era quien lloraba en la cama del hospital. Yo era el asesino a quien consolaste en su celda.

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