jueves, julio 23, 2015

El despertar de la señorita Prim.





La estoy leyendo, es deliciosa, muy recomendable para saber qué es importante y qué no.



La periodista, y ahora también escritora, Natalia Sanmartin Fenollera (A Estrada, Pontevedra, 1970) ha irrumpido con fuerza en el mercado literario con su primera novela El despertar de la señorita Prim(Planeta). Y se puede decir, que lo ha hecho por la puerta grande. Antes de su publicación a comienzos de abril, Sanmartin captó ya el interés de algunas de las más prestigiosas editoriales de Italia (Mondadori), Reino Unido (Little Brown), Estados Unidos (Atria Books - Simon & Shuster), Francia (Grasset) y Alemania (Thiele Verlag), entre otras. Todas ellas se hicieron con los derechos de la novela en la pasada Feria de Fráncfort. Así, la novela ha sido traducida a seis idiomas y distribuida en 70 países. "Ya con que se publicase en España hubiese sido una satisfacción muy grande. Todo esto me ha pillado por sorpresa y aún lo estoy digiriendo", comenta incrédula su autora, periodista y responsable de la sección de Opinión en el diario económico Cinco Días.
La novela arranca con la llegada de la altamente formada Prudencia Prim a San Ireneo de Arnois, un pueblo que se refugia de la vida e influencias de la modernidad. Contratada por el misterioso "hombre del sillón", la protagonista descubre poco a poco la peculiar forma de vida de la pequeña localidad. En su primera edición, el libro cuenta con una tirada de 10.000 ejemplares -cuando lo habitual se encuentra en torno a las 2.000 copias-, que ya se ha agotado, según Planeta.
Algo tímida y nerviosa, Sanmartin demuestra en seguida en un cara a cara su inevitable pasión por su trabajo de periodista al comenzar la entrevista preguntando. Ya entrados en materia, la jefa de opinión del diario económico Cinco Días confiesa que la idea de escribir el libro surgió tras años de lectura y la necesidad de sentarse a escribir una historia en la que se hablase sobre el valor de las cosas sencillas que se han ido perdiendo en el camino hacia lo que algunos llaman progreso y modernidad. "Quería poner la atención sobre una serie de cosas que hemos ido dejando de lado como el tiempo, que es el gran tesoro que no se puede comprar pero que tiene un valor incalculable. El tiempo para reflexionar, conversar, para estar con amigos, ver crecer a los niños...". Este punto de vista queda plasmado en la novela a través de los habitantes de San Ireneo, quienes representan una forma de vida pausada que busca recuperar la sencillez.
Parte del éxito de El despertar de la señorita Prim reside en una rápida lectura en la que los ojos saltan de una palabra a otra a través de ágiles conversaciones y preguntas sobre los personajes y el mundo que rodea al libro. "Creo que puede gustar porque ese pueblecito es un modelo de la vieja tradición europea, la occidental. El mundo se ha vuelto hostil y necesitamos hacer un ejercicio de reflexión y ver qué hay que recuperar". Asimismo, el rescate de las pequeñas cosas de la vida -auténtico leitmotiv de esta novela- tiñe sus páginas de un optimismo atípico en estos sombríos tiempos de crisis, ansiedad y urgencias no siempre justificadas. "Otras se basan en la parte oscura del ser humano, que existe, pero quería que se reflejasen cosas simples pero luminosas como la camaradería o el espíritu de comunidad", apunta la escritora. 
"Quería poner la atención sobre cosas que hemos ido dejando de lado como el tiempo, el gran tesoro que no se puede comprar pero que tiene un valor incalculable"
En su pequeño Walden, Sanmartin subraya constantemente la idea de recuperar el tiempo, que a día de hoy sacrificamos en forma de descanso, y que nos impide algo tan importante como pensar. "En el ritmo de vida acelerado que llevamos es imposible tener tiempo para preguntarse cosas y, si no lo haces, tampoco buscas respuestas. Tenía ganas de decir que quizás es un momento en el que hay mucha gente de distinta sensibilidad que se queja de que hay algo en nuestro estilo de vida que no funciona", argumenta con preocupación, "el trabajo ha invadido la vida privada de forma inconcebible. Tenemos los iPhone, Blackberry y los WhatsApp entran continuamente y ni siquiera estamos sujetos a un horario de trabajo. Cuando algo no funciona hacemos tabla rasa y buscamos soluciones nuevas, cuando a lo mejor resulta que ya existen algunas".
Seguidora de la obra de Jane Austen, Dickens, Tolstoi y Julio Verne, entre otros, la periodista revela que el anonimato del coprotagonista de su libro -el hombre del sillón- es, en realidad, un guiño a Elizabeth Von Arnim. "Es una escritora que me gusta mucho. En Elizabeth y su jardín alemán, que es una delicia, habla de su marido y le denomina el 'hombre airado', nunca dice cómo se llama. También es la idea de que la señorita Prim llega y le pone una etiqueta despectiva", aclara Sanmartín, licenciada también en derecho. De la misma manera, dice Sanmartín, la madre del hombre del sillón carece de nombre para recalcar la imagen de frialdad y distancia propias de una aristócrata como ella.
La novela ha tardado dos años en ver la luz, ya que la periodista escribía entre vacaciones y fines de semana debido a las nueve o más horas de trabajo diarias. "He disfrutado mucho escribiendo. No ha sido un esfuerzo, ni voy a decir que era una válvula de escape pero sí que me gustaba ir a ese pueblo". Este placer, asegura, forma parte de la libertad y satisfacción que produce crear un mundo y convertirse en un pequeño dios, en la línea del escritor sudafricano J. R. R. Tolkien.  
Presente en la novela en boca de la señorita Prim y el hombre del sillón, el estado de la literatura femenina es otro tema que preocupa a Sanmartín. La periodista cree que actualmente existe una fuerte división en los hábitos de lectura entre hombres y mujeres, ya que hace 100 años sería menos complicado que un hombre leyera Orgullo y prejuicio. "En una época que canta a la igualdad, la literatura está polarizada. Te lo dicen las editoriales. La ficción la leen sobre todo mujeres y si es con una escritora detrás lo ves hasta en las portadas. Está dirigido a un público femenino.
La periodista y ahora escritora Natalia Sanmartin Fenollera afirma no haberse planteado una segunda novela. Pero si la primera sigue a este paso, seguro que el lector vuelve a verla en las librerías.

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