viernes, agosto 03, 2018

Un abogado vasco nos lo explica con claridad.



https://www.dolcacatalunya.com/2018/08/un-abogado-vasco-nos-lo-explica-todo-los-politicos-de-madrid-ayudan-al-nacionalismo/

Un abogado vasco nos lo explica todo: los políticos de Madrid ayudan al nacionalismo


Aquest és el veritable problema a Espanya: la partitocràcia contra el bé comú.

Recordemos lo esencial: PP+PSOE+C’s suman 254 diputados en el Congreso, el 69% de los votos y el 73% de los escaños. Mayoría sideral para superar el nacionalismo y construir una España en paz y convivencia. Pues PP y PSOE no han querido: han preferido pactar con nacionalistas que entre ellos. Han preferido someter a millones de españoles al nacionalismo que librarlos de una vez por todas. Y C’s… ¿por qué no exigió una aplicación decidida del 155? El PNV logró lo contrario con muchos menos diputados. Els nois d’Albert o no en saben més o la van ben pifiar, esperemos que pidan disculpas y aprendan de su error.
El abogado vizcaíno José María Ruiz Soroa nos da en El País la clave que tantas veces hemos explicado en DC:
“Por debajo de los arreglos de tipo federal que se han practicado en algunos países subyace una especie de trato apócrifo entre las élites políticas centrales y regionales: yo reconozco tu soberanía a cambio de que tú me entregues el poder omnímodo para controlar a mi población. (…) Son tiempos de nacionalismo. El control que deseaban los poderes territoriales medievales era un poder de explotación de rentas y fiscal, el que desean los de ahora es (además) un poder ideológico para (re)crear sociedades homogéneas allí donde existen unas complejas, mestizas y plurales.
La institucionalidad realmente operante desde 1978, dijera lo que dijera la letra constitucional, obedeció en gran manera a este tipo de acuerdo, de manera que lo que ahora se plantea como solución a la crisis catalana no es sino llevarlo al extremo: entregar a Cataluña las competencias exclusivas y blindadas en materia lingüística, cultural y de enseñanza, de manera que su gobierno pueda llevar a cabo sin restricción alguna una política de cohesión identitaria de la sociedad, reformando en lo necesario a las personas que la componen para que se amolden al tipo nacional catalán predefinido por ese mismo gobierno. (…) Las naciones son para las personas, no las personas para las naciones.
El profesor José Luis Villacañas exponía desde la teoría republicanista hace ya meses, de manera franca y desacomplejada, la necesidad de este concreto pacto para superar la crisis: “Cataluña alberga dos pueblos no suficientemente fusionados… Cataluña tiene derecho a disponer de instituciones que sean capaces de garantizar que esas dos poblaciones… se socialicen sobre la base de la cultura catalana (…)”.
Nuestros gobernantes en Madrid no lo dicen así de claro, pero la idea subyacente a cualquier profundización del arreglo constitucional es esa y no otra. (…) de lo que se trata es de garantizar que las políticas de nacionalización cultural puedan llevarse a cabo sin traba alguna. De reparto podrá discutirse en el tema de los dineros, pero en el de las personas no, esas todas para ti.
Es paradójico señalar que este tipo de arreglos transaccionales, aparte de su ilegitimidad moral, resulta que no tienen a la larga sino efectos deletéreos para con la misma estabilidad política que se supone deberían producir. Por un lado, porque desaniman precisamente a quienes son al final los sostenedores de la legitimidad del Estado, las masas poblacionales que en Cataluña se sienten también españolas y que se ven tratadas como moneda por su propio paladín; visto lo visto, parece que lo más razonable para un catalán es volverse nacionalista, su resistencia a la culturación exclusivista no le produce sino inconvenientes. Así se desorienta y desincentiva a esos cuya aparición en la calle se celebraba pocos meses ha.
Pero, además, entregar el control de la construcción identitaria de las personas a las instituciones de obediencia “solo catalana” lo único que garantiza a medio plazo es que la reclamación de secesión encuentre pronto mayor base social de apoyo, precisamente lo que le ha faltado en la intentona que ahora agoniza. Si no se hizo suficiente país como para triunfar en los cuarenta años pasados… se hará más con los instrumentos que el Estado nos entrega en su visión cortoplacista. La supuesta solución se revela al final como una ominosa predicción de que el futuro volverá a las andadas”.
Se llama partitocracia, consiste en anteponer el partido y el poder al bien común, y ciega a los políticos para abordar los asuntos esenciales que ya están determinando nuestro presente y futuro: natalidad, unidad, interés general, convivencia, libertad, vida, bienestar, familia e inmigración. Y es urgente acabar con la partitocracia abans ella no acabi pas amb Espanya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí donsin, lo de 1978 fue un enjuague, una magnífico enjuague por el cual se entregaba soberanía a cambio de de paz. Se les puso, como a una querida se le pone un piso, un parlamento regional y un gobierno. Todo muy, muy cerca de la institución de un estado soberano.

¿ Vd. se acuerda de la célebre pax romana ? ¡ Como se enfurecían los altos cargos romanos cuando habían sublevaciones ! Arrasaban con todo porque la pax era sagrada.

La pax española consistió y consiste en que a cambio de que nadie mueva el asiento del gobernante de Madrit, este ofrece el oro y el moro al virrey de la taifa.

Pero tranquilo que esto lo arregla Zsánchez con dos viajes más en su agenda cultural y un par de asaltos a cementerios, en busca de huesos.

misael

PD. Somos un país de opereta. Unos se lo llevan crudo mientras otros cobardean contándonos que sólo contemporizan.