martes, septiembre 24, 2024

Sic.

 

Además de su gracia cuantiosa y eficaz, el Señor te ha dado la cabeza, las manos, las facultades intelectuales, para que hagas fructificar tus talentos. Dios quiere operar milagros constantes –resucitar muertos, dar oído a los sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos...–, a través de tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y útil a las almas. (Forja, 984)


Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. La santísima Virgen no es la mujer nueva por el mero hecho de haber llevado al Hijo de Dios en sus entrañas. Eso es muchísimo, más de lo que jamás recibió ningún mortal. Pero María es la mujer nueva, sobre todo, porque, además de haber llevado al Verbo en sus entrañas, escuchó a Dios, guardó su palabra, la meditó en su corazón y cumplió lo que escuchaba. De esta forma, el vínculo carnal fue llevado a plenitud en el Espíritu.


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