domingo, diciembre 05, 2010

Sacerdocio ministerial de mujeres?



La Iglesia católica debería ordenar mujeres, es un tema de paridad y de igualdad. Los críticos de dentro y de fuera ven en ello una discriminación, afirmando que Jesús no llamó al sacerdocio a las mujeres porque hace dos mil años, habría sido impensable. Responde el Papa en Luz del mundo, p. 158:" eso es un disparate, ya que en aquel entonces el mundo estaba lleno de sacerdotisas. Todas las religiones tenían sus sacerdotisas, y era más bien asombroso que no las hubiese en la comunidad de Jesucristo, lo que, sin embargo, se encuentra a su vez en continuidad con la fe de Israel. La formulación de Juan Pablo II es muy importante: la Iglesia no tiene "en modo alguno la facultad" de ordenar a mujeres. No es que digamos, no nos gusta, sino que no podemos (...), no podemos hacer lo que queremos, sino que hay una voluntad del Señor para nosotros a la que hemos de atenernos, aun cuando en esta cultura y en esta civilización, resulte arduo y difícil. Por lo demás, hay tantas funciones destacadas, importantes de las mujeres en la Iglesia que no puede hablarse de discriminación. Ese sería el caso si el sacerdocio, fuese una especie de señorío, que por el contrario es un servicio. Si se contempla la historia de la Iglesia, la importancia de las mujeres , empezando por María, pasando por Mónica y hasta Madre Teresa, es tan eminente que , en muchos sentidos, las mujeres plasman la imagen de la Iglesia más que los varones".

2 comentarios:

kufisto dijo...

Hola Sinretorno,

de hecho, en mi opinión, la religión cristiana es una religión de y para las mujeres dirigida, eso sí, por hombres.

La mujer acepta mejor que su jefe sea un hombre que no otra mujer.

Saludos.

liturgo dijo...

Efectivamente el sacerdocio es un servicio. No es preminencia, ni mando. Que bueno lo que dice el Papa también sobre la liturgia. La liturgia no es un show que dependa de la gracia o habilidades del ministro; debe ocultarse y hacer lo que hace en la Iglesia en cualquier parte del mundo; cumplir las normas litúrgicas pie, attente ac devote.