domingo, julio 13, 2014

Individualismo feroz....




Viajar en tren hace veinte años podía suponer la oportunidad de compartir departamento, tortilla de patatas, una bota de vino y una tertulia agradable, con siesta...  Ayer se inauguraba el AVE silencioso : no pueden montar niños, no se puede hablar por móvil, imagino que no puedes hablar con el vecino...todo más aséptico, limpio y silencioso, muy silencioso.

Mi móvil. mi ordenador, mi plan, mi espacio, mi tiempo, mi blog, mi, mi, mi....nos estamos olvidando de que somos una especie, de que estamos llamados a vivir en sociedad, que compartimos el pecado original, y la salvación individual pero ayudándonos, juntos....Sexo, sin hijos, sin matrimonio, cada uno en su cápsula...hasta donde??, hasta cuando?? Empecemos a repensarlo, y que hagan un AVE familiar también.(Gentileza de Oriol, ingeniero humanista).

4 comentarios:

Maria dijo...

Cuando hablan: es que yo necesito mi espacio...Debo ser rara a mi me gusta estar rodeada de mi familia,mis amigos mi gente.Se van las preocupaciones ,si te miras mucho a ti mismo todo son dolores y males

javier dijo...

Hace cincuenta años no había teléfonos móviles y si un niño se ponía tonto le daban un tortazo y se acababa la tontería. Ahora hay más teléfonos móviles que niños y está prohibido darle un tortazo al niño que se pone tonto y a sus padres que son tontos y van hablando con el móvil mientras su niño hace el ganso y fastidia a los demás. Hemos avanzado en lo de la prohibición del tortazo como solución final. En lo del sentido común no estoy tan seguro de que hayamos avanzado. Avance sería que todos los que viajamos en tren fuéramos como Don Bosco o como la Madre Teresa de Calcuta. Los niños acabarían siendo amables a fuerza de ser amados y sus padres comprenderían que dedicarle más tiempo a los niños que al Facebok no es pecado.

javier dijo...

Hace cincuenta años no había teléfonos móviles y si un niño se ponía tonto le daban un tortazo y se acababa la tontería. Ahora hay más teléfonos móviles que niños y está prohibido darle un tortazo al niño que se pone tonto y a sus padres que son tontos y van hablando con el móvil mientras su niño hace el ganso y fastidia a los demás. Hemos avanzado en lo de la prohibición del tortazo como solución final. En lo del sentido común no estoy tan seguro de que hayamos avanzado. Avance sería que todos los que viajamos en tren fuéramos como Don Bosco o como la Madre Teresa de Calcuta. Los niños acabarían siendo amables a fuerza de ser amados y sus padres comprenderían que dedicarle más tiempo a los niños que al Facebok no es pecado.

Duga dijo...

Efectivamente, es como si la gente buscara la mayor "asepsia social" para mantaner a su yo libre de hipotéticas amenazas.

Paradójicamente, en los hospitales, donde se realizan los mayores esfuerzos para conseguir la asepsia, es donde aparecen los virus más raros y peligrosos.