En el servicio de Dios, no hay oficios de poca categoría: todos son de mucha importancia. –La categoría del oficio depende del nivel espiritual del que lo realiza. (Forja, 618) Y es que no se trata de tener o no tener. Se trata de adorar a Dios. Puede un pobre condenarse por no haber compartido el poco pan que tenía con quien era más pobre que él. Y puede un rico emplear sus riquezas en llevar a cabo la obra que Dios le encomienda. Quien adora a Dios todo lo pone a su servicio, y él mismo se entrega sin reservas. Quien adora a las riquezas queda cautivo de ellas para siempre. |
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