miércoles, septiembre 04, 2024

Sic-

¡Sé alma de Eucaristía! -Si el centro de tus pensamientos y esperanzas está en el Sagrario, hijo, ¡qué abundantes los frutos de santidad y de apostolado! (Forja, 835)


Para que luego digan de las suegras. Bendita mujer. Con gran finura de espíritu, se percató de que esa salud era un don recibido para entregarlo. Y, desde el primer momento, decidió entregar a Cristo lo que de Cristo había recibido. «Tú me has dado la salud, yo quiero gastarla en servirte». ¡Y nadie la ha canonizado todavía! Santa suegra, ruega por nosotros.

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