lunes, julio 16, 2007

Obedecer.




















Suena a verbo repugnante para una mentalidad "moderna". Nadie quiere obedecer: ni los hijos a los padres, ni a los maestros, ni a los jefes, ni al superior. Ni Dios, ni patria, ni ley. Pero no es cierto, obedecemos mucho y sin saber porqué; la circulación, los impuestos, las colas de los aeropuertos, los espacios libres de humo, las fechas de caducidad de fármacos y alimentos, las prescripciones médicas. Hoy en día es difícil incluso saber cuál es la ley vigente porque el poder regula todo con una cierta incontinencia europea,autonómica,nacional, local. Es bueno saber por qué debemos obedecer, que nos den razones. En el ámbito religioso la relación libertad-obediencia es más interior y auténtica; curiosamente cómo no hay sanción externa no se obedece. Obedecer a vuestras autoridades decía san Pablo, pero siempre antes a Dios. Al Rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios. Obedecer a la propia conciencia bien formada es la regla más próxima de moralidad. Hablaremos de formación y de objeción a las leyes injustas. Hoy Virgen del Carmen, saldrá por nuestros mares. Felicidades a las Carmenes.

2 comentarios:

Ángel dijo...

Obedecer, tiene mucho de humildad. La Virgen del Carmen también es la Patrona de Vallecas, que estamos haciendo puerto de mar.

Anónimo dijo...

Creo recordar que dice Anselm Grun, que la obediencia a Dios es la forma más perfecta de libertad. Toda la razón, el que camine por los caminos de Dios, lo habrá experimentado. No hay nadie más libre, que el que hace la voluntad de Dios.

David.
http://lanochedenicodemo.blogspot.com