viernes, mayo 18, 2007

Hace quince años, beatificación del Fundador del Opus Dei.

























Hace quince años yo estuve allí, en la plaza de san Pedro abarrotada, con silla portátil, con más sueño que un pirata, mezclado entre todos los colores del Pueblo de Dios, sólo hay una raza la de los hijos de Dios. A Escrivá lo ví en vida 20 minutos, suficiente, para emocionarte de que hagan santo a una persona que te dijo"hijo mío que fuerte eres, no engordes pero necesito gente como tú, fuerte "y se apoyaba en mi brazo , yo tenía 16 años. Todavía siento que se apoyaba en mí brazo, haciendo fuerza, y cuantas veces he fallado, muchas. Opus Dei, no Opus nostri, no es el Opus de Escrivá, sino el de Dios; no es un nombre pretencioso. Escrivá amplió el concepto demasiado estrecho de santidad; no es un camino extraordinario, la santidad, sino ordinario, cualquiera en su trabajo, en sus más menudas circunstancias puede dar gloria a Dios y te vuelves loco. Loco fue Escrivá y locos sus hijos e hijas y los millones de personas que en el mundo siguen el camino de la normalidad. A quién se le ocurre, hablar de voluntad de Dios, de castidad, de libertad y responsabilidad, de trabajar cara a Dios, te lo reconozcan o no, de iniciativas de los laicos, de poner a Cristo en la cumbre de todas las profesiones. Lloré por el espectáculo, por la Misa, por D. Alvaro, su sucesor, que al llegar a Roma le dijeron "ustedes llegan con un siglo de adelanto". Fui con los chicos de un colegio de Jaén, pensaba para mí que los chicos tomaban el acto como excusa para viajar a Roma, me arrepiento, no faltó ni uno y al día siguiente , cumpleaños de Juan Pablo II, estábamos todos locos cantado el happy birthday.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo fui uno de essos chicos de jaén.co coon,co coon y nos lo pasamos en grande contigo, tio.