jueves, octubre 03, 2024

sic.


Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra –obras y dichos de Cristo– no sólo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu existencia. –El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida. Aprenderás a preguntar tú también, con el Apóstol, lleno de amor: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?...”. –¡La Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante. Pues, toma el Evangelio a diario y vívelo como norma concreta. -Así han procedido los santos. (Forja, 754)



No te digo que tengas que estar hablando de Dios todo el tiempo, no es necesario eso. Cuando hay que hablar de Dios, no te calles. Pero también, cuando hables de cualquier asunto, o cuando te intereses por los demás, o cuando estés tratando cuestiones propias de tu trabajo, puedes aprovechar el tiempo para evangelizar. Basta con que pongas cariño y alegría en tus palabras, con que mires con afecto a la persona con quien hablas o con que aportes siempre la visión optimista y esperanzada sobre cualquier materia.

 

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