Si eres tenaz para asistir a diario a unas clases, sólo porque allí adquieres unos conocimientos... muy limitados, ¿cómo no tienes constancia para frecuentar al Maestro, siempre deseoso de enseñarte la ciencia de la vida interior, de sabor y contenido eternos? (Surco, 663) |
Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino. Sólo Cristo puede llamar a Dios «Padre». Y es Él quien, por su Espíritu, dice «Padre» en nosotros. Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba, Padre!» (Gal 4, 6). |
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