sábado, septiembre 16, 2006

Oriana.

Ha muerto una de las mejores entrevistadoras de los años 60 y 70 del mundo. Todos querían ser entrevistados por la Fallacci, Carrillo lo fue en 1974, y resultaba que acababa sacándoles los colores. En una de ellas, de un dictador africano, acababa contando como se arrojaban a los perros los restos de la comida de Palacio, y los pobres se la disputaban a los perros como en la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón. La Fallacci no se cortó un pelo ante el brutal atentado de N.Y. y decía que el problema no eran sólo las personas , sino una religión un tanto delirante. Agnóstica, italiana, bella, nos recordó que nuestra cultura,greco-romano-cristiana había triunfado. A la Madonna le pido que descanse en paz.Por cierto, en la parábola citada el rico Epulón, pide que le dejen comunicarse con sus parientes, para avisarles del final que les espera de no cambiar. Tienen a Dios y las escrituras, las apariciones no les harían cambiar. Nadie te libra de buscar la verdad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso como contraste tu opinión con esta otra...

http://gordo-de-mierda.blogspot.com/2006/09/una-menos.html

Embajador dijo...

Yo deseo que la Fallaci se haya dejado la absurda autodefinición aquella de "atea cristiana" y haya tenido tiempo de reconciliarse con Dios y con su Iglesia.

Sin quitarle un ápice a su capacidad como periodista, me parece que la Fallaci era un personaje bien poco recomendable. Su libro "La rabia y el orgullo" es un canto al odio, la agresión y la venganza ciega que ningún cristiano cabal puede aceptar. Como tampoco fueron aceptables sus sórdidas críticas al Papa Juan Pablo II.

Personalmente opino que Fallaci es el mejor ejemplo del nihilismo desesperado que en su desgracia solamente acierta a lanzar bufidos histéricos de rabia que surgen del negarse a buscar consuelo en el único sitio donde lo podía encontrar: Cristo.

Otra triste progre de opereta que al final se da cuenta si querer aceptarlo que Europa o es cristiana o no será.

Y por eso digo que espero que al final haya aceptado la Gracia, que no le habrá faltado, para convertirse.