jueves, diciembre 21, 2006

Meditación ante el Belén.

















La noche es muy azul. Las estrellas limpias. Se hizo un gran silencio, que recorrió el mundo y se oyó a un niño llorar. En Belén huele mal, hay chinches, un poco de mugre, ahí quiso nacer el Salvador, en tu corazón que tiene de todo de eso. Pero sobre todo hay alegría en la más absoluta normalidad, esperanza, pastores, ángeles, oro como Rey, incienso como Dios, mirra como hombre. Feliz culpa que nos hizo merecer tal Salvador. Ahí está todo lo más miserable y lo más grandioso, Mozart, el Vaticano , signos sensibles de su gloria. Vino para padecer y para hacer de todo lo humano algo divino, hasta los dolores de muelas y la cena con la suegra. Me quedo mirando, como un tonto de baba, y me meto y soy feliz. Allí nadie te da tarjeta, ni te habla de sus negocios, de lo importante que es, ni de linajes, ni de amistades famosas. Todo al servicio de Dios . Este año voy a hablar mucho con la mula, para que me cuente. Ya queda poco. Gracias Jesús.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

SinRetorno:

"Allí nadie te da tarjeta, ni te habla de sus negocios, de lo importante que es, ni de linajes, ni de amistades famosas. Todo al servicio de Dios..."

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Anónimo dijo...

Feliz Navidad.