sábado, agosto 15, 2015

Asunción de María.




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cuerpo   Hoy día, el cuerpo humano se ha convertido en mercancía, en carne cuyo valor está tasado por la báscula, o en herramienta capaz de proporcionar placer. Nuestros políticos se fabrican en gimnasios y muchos jóvenes sueñan sueños de atleta y de semental. Se nos considera animales sofisticados. Poco más. Al final, carne de matadero. De matadero de lujo para maniquís que mueren con analítica perfecta.
   ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! Es preciso gritar al mundo que el cuerpo humano es mucho más. La contemplación del purísimo cuerpo de María, llevado al Cielo, nos recuerda que el destino de nuestros miembros no está en un escaparate, ni en una orgía, ni en el matadero. Nuestros cuerpos, alimentados con el Pan de Vida, y sagrarios, como el de la Virgen, de Dios encarnado, están llamados a heredar la gloria, aún padeciendo la purificación del sepulcro. La castidad es virtud de príncipes celestiales; la mortificación, privilegio de reyes; y la enfermedad, invasión gozosa de Jesús crucificado.
   Somos mucho más que carne de gimnasio, carnaza de orgía, o mercancía de matadero. Somos hijos de la Virgen, y conquista de Dios encarnado. Estamos llamados a heredar la gloria.
(1508)

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