martes, agosto 20, 2024

Así.

 

Mira cuántos motivos para venerar a San José y para aprender de su vida: fue un varón fuerte en la fe...; sacó adelante a su familia –a Jesús y a María–, con su trabajo esforzado...; guardó la pureza de la Virgen, que era su Esposa...; y respetó –¡amó!– la libertad de Dios, que hizo la elección, no sólo de la Virgen como Madre, sino también de él como Esposo de Santa María. (Forja, 552)


El pobre resta. Tiene cinco panes y dos peces, y se queda sin ellos. Será Dios quien sume vida y amor eternos a la resta del pobre. Pero el rico suma: a sus bienes temporales suma, mediante su pretendida piedad, bienes espirituales. Y cree que ya lo tiene todo en la tierra y en el cielo. Pero no hay renuncia, ni muerte a sí mismo, ni abnegación, ni Cruz. No es un santo; es un rico que reza.








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