viernes, diciembre 17, 2004

Teatro académico.

Hace unos veinte años asistí al primer congreso de mi especialidad. Me gustó pero me desanimé: la gente sabía mucho, exponía con pulcritud, hacían preguntas sugerentes. De hecho puse en mi cuaderno de notas:"jamás podré hacer esto". Ha pasado el tiempo, he participado ya en muchos congresos, incluso como ponente, y te das cuenta de que no es tan difícil. Algunos hablan siempre de su tema, predices lo que va a preguntar o lo que va a contestar, comienzas a distinguir el grano de la paja. Incluso estas cosas tienen su técnica; te dejas en el tintero de tu exposición algún asunto interesante sabiendo que te preguntarán por ello y tienes la brillante respuesta preparada para el momento. En fin, que se aprende, que es un oficio. Siempre me ha llamado mucho la atención los actores de teatro que realizan dos funciones diarias, cómo mantienen la emoción, cómo pueden llorar, dar vida a un personaje. Pues eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡qué buen pensamiento! jamás se me había ocurrido algo así. Es admirable. Qué lucidez! Comparar a los congresistas con actores... Cada día admiro más este blog. Me inspira mucho. Te agradezco el poder aprender a ver la realidad de la vida, e incluso más allá de la realidad. Me emociono siempre. Ahora puedo ver actores por todas partes. Todo es teatro. Todo el mundo actua. En las tiendas, en el bar, en clase, en el banco. Todo es el gran teatro del mundo. Soy Segismundo. Todos actuan para mi. Soy Jim Carrey en el Show de Truman. Nada es real. Todo son decorados y cámaras. Soy feliz. He descubierto la verdad. Y la verdad me la has dado tú.

Anónimo dijo...

Qué razon tiene usted. Felicidades por su blog.