viernes, abril 01, 2005

Juan Pablo II siempre.

Parece que el Papa se nos va, le eligieron cuando yo tenía 20 años, ahora tengo 45. Le vi en España, cuatro veces, en Roma más de diez, en Lourdes,le besé la mano en un encuentro de jóvenes y me miró. Todos pensamos que nos miraba sólo a nosotros. he recibido mensajes, llamadas, mails,he charlado con bastante gente, todos me hablaban del Papa, de la misma pena que cuando se muere un padre, lágrimas, sollozo. Ví en la tele su última aparición el Domingo de Pascua, quería hablar, no podía, se tocaba la cara, dio la bendición, parecía que quería abrazar al mundo a cada uno a cada una. Le mandé un beso. Este Papa es un santo y le pido a Dios que me de la gracia de asistir a su canonización en la Plaza de San Pedro. Te queremos, quédate con nosotros, siempre, siempre. Estoy triste.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos estamos orando por el Santo Padre. Dios te bendiga.

Anónimo dijo...

Tengo continuamente la COPE puesta, pendiente a las noticias. Sigamos rezando por el Papa.

Anónimo dijo...

Es asombroso desde el viernes la vis atractiva que tiene Lolek. Los medios de comunicación se vuelcan con él. Y todos también. Hay que ver cuánto una persona puede hacer. Le pido a Dios que cada uno de nosotros hagamos todo lo posible para que cambiemos el mundo que nos rodea empezando por nosotros mismos. No desconfiemos, y nunca lo hagas, de la sola inercia de la acción de un individuo. Es un dominó, un efecto mariposa que estalla en el corazón de allá a lo lejos en el pacífico o, simplemente, en el vecino de arriba. Mi Papá polaco me conmina a no tener miedo a ser cristiano sin complejos, y me recuerda insistentemente que en esta vida el prójimo es Cristo, y leñe, estamos aquí para dos días. No hablo de vivir rozando el suelo. Hablo que hay que tener la Alegría de ser Hijos de Dios. Y suavemente, sin romper vestiduras, cambiar el mundo a golpe de sonrisas. En cuatro vientos, Juan Pablo me invitaba a enseñar la Verdad proponiéndola no imponiéndola. Y aunque soy un trasto, y tengo unos años, lo intento.
Siento que cada minuto que pasa la historia se está escribiendo con letras mayúsculas. Que hay un torrente de alegría divina que se derrama desde esas luces en un dormitorio en Roma. Que vivo para verlo. E igual que el viento juega con las delgadas ramas, mi corazón se cimbrea y me llama a ser mejor persona. Antonio

Sinretorno dijo...

Gracias por vuestros comments, el de Antonio es genial. No puedo ahora más que llorar.