martes, junio 03, 2014

Iglesia dice "BASTA" ante abusos de mujeres en sur de Asia.







La Iglesia es una de las fuerzas de vanguardia que defienden la dignidad y los derechos de la mujer en el sur de Asia. Dos casos de extrema violencia sacudieron India (dos adolescentes fueron violadas y ahorcadas por u ngrupo de jóvenes en el estado de Uttar Pradesh) y Paquistán, en donde una mujer fue lapidada por sus familiares debido a un “delito de honor”. Los dos crímenes vuelven a llevar la atención de la comunidad internacional a la condición de las mujeres en el subcontinente asiático (Paquistán, India, BangladeshNepalSri Lanka), que sufren un modelo de sociedad patriarcal que, sobre todo en las zonas rurales, mantiene a las mujeres en un estado de subordinación que a veces degenera en una auténtica esclavitud. Además, la existencia del sistema de castas, formalmente abolida pero todavía vigente en los hechos y en la mentalidad, es un factor que empeora la situación de las mujeres que pertenecen a las castas más bajas y de las “sin casta” (los llamados “dálit”), además de las de las que provienen de las minorías religiosas (cristianos e hindúes en Paquistán; musulmanes y cristianos en la India), que son particularmente vulnerables frente a los abusos y son, a menudo, consideradas como si fueran ganado o incluso mercancía.
nujeres1En el caso hindú, la nación tiene el triste récord mundial en cuanto a maltrado de las mujeres. El abuso físico es considerado uno de los derechos de los maridos, mientras casi la mitad de la violencia registrada afecta a niñas de entre 5 y 10 años. Según ancestrales tradiciones culturales, el nacimiento de una niña es considerado una tragedia, porque exige sacrificios para reunir la dote. Y, cuando las familias son muy numerosas, las niñas a menudo son obligadas a prostituirse. Las prácticas del aborto selective (se piensa que han sido 12 millones de casos en los últimos 30 años) y del infanticidio femenino todavía son muy frecuentes; así como el tráfico de mujeres y niñas, sobre todo en las zonas tribales, que se disfraza normalmente con “matrimonios”. En un contexto de este tipo y frente a un fenómeno como la violación, que muchos no consideran delito, la Iglesia católica es una de las instituciones más comprometidas en la promoción y defensa de la dignidad, y actúa concretamente para difundir la emancipación de la mujer y para difundir un cambio de mentalidad en la sociedad.
Sin embargo, la Iglesia rechaza la pena de muerte y la castración química para los violadores (procedimientos sobre los que está discutiendo el gobierno de Nueva Delhi). Los cristianos recuerdan que estas medidas «no forman parte del horizonte de la Iglesia». En cambio, se presiona para que sea obligatoria la educación sexual en todas las escuelas públicas. El objetivo es el de cambiar la mentalidad de los estudiantes durante los años de la formación, insistiendo en la igualdad de la dignidad del hombre y de la mujer. Las Iglesias pueden dar un aporte, se afirma, «educando al respeto de la corporeidad como un don de Dios y al respeto hacia las niñas, en las escuelas cristianas», que son frecuentadas por alumnos de diferentes comunidades religiosas. Existe un proyecto piloto en la arquidiócesis de Ernakulam-Angamaly, en el estado de Kerala:se trata del programa de educación sexual “Enlight” para adolescentes y preadolescentes, y cuenta con el apoyo de un grupo de expertos en el campo de la educación y de la psicología. Un compromiso masivo podría tener un impacto real, porque hay alrededor de 15.000 escuelas e institutos educativos dirigidos por la Iglesia católica en el país.
Justamente para insistir en el papel de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, acaba de ser presentado el “Movimiento de las mujeres cristianas”, que pretende partir del Concilio Vaticano II y del documento de Juan Pablo II “Mulieris dignitatem”. Las mujeres cristianas «quieren promover actos de compasión y justicia, defender la dignidad de las mujeres, hacer una red con otras comunidades» y ser la voz de las mujeres más pobres y marginadas. El Movimiento se dijo «en absoluta sintonía» con Papa Francisco, que en muchas ocasiones ha subrayado la importancia de la mujer. «Nuestras mujeres sufren violencias indescribibles. Sentimos la cercanía de Papa Francisco», ha dicho el cardenal Oswald Gracias.
Paolo Affatato

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