miércoles, junio 18, 2014

Santos anónimos.





GENTE    Seguramente sabes que los santos que figuran en el santoral, a quienes rendimos culto públicamente, son sólo una ínfima parte del número de los bienaventurados que disfrutan de la gloria. En cuanto a los demás, han alcanzado la santidad, muchos de ellos, sin que nadie se enterase. Jamás se pensó en abrirles proceso de beatificación. Y, en algunos casos, puede que ni quienes vivieron con ellos sospecharan que tenían a un santo cerca.
    A mí me parece la tarea más hermosa de cuantas se pueden realizar sobre la tierra: la de ser santo a escondidas, sin llamar la atención de los hombres, sin «despertar sospechas». Está claro que tampoco se trata de parecer lo contrario: difícilmente será santo alguien que es conocido por su egoísmo o por su impaciencia. Pero sí se puede ser santo y pasar desapercibido, de modo que la santidad la note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
    Hablo de luchas secretas, que sólo Dios ve, y que tienen lugar en el interior del alma; de sacrificios silenciosos; de gozos inefables en la intimidad de la oración… Hablo de una santidad maravillosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito!Esa es la santidad que debemos y tenemos qué aspirar.Ojalá Dios nos ayude y así sea

Rosa dijo...

Sí, perdona, puede que no estuviera claro. Solo quería decir que esas luchas silenciosas, algunas personas las comparten públicamente, en un blog, con los demás y que es difícil, me parece un acto de generosidad muy grande.

¡Gracias a ti! Unidos en oración.