jueves, septiembre 24, 2009

La Virgen de la Merced.



De la misericordia, de los regalos, los cuidados, las atenciones,las mercedes. Era el santo de mi amatxo. Lo que nos han querido nuestras madres: noches en vela, se comían la cabeza del pescado y nos decían que era lo mejor, y nunca dijeron nada. El silencio del amor o el amor silencioso, cuanta pantomima se hace del amor, qué poco tiene que ver con el de verdad. Pues si así son nuestras madres, cómo será la Madre de Dios. Necesitamos de tu merced. Qué viva la Madre de Dios, que viva la Merced!!.

2 comentarios:

Sinretorno dijo...

Además en mi vida espiritual supo guiarme y aconsejarme siempre, sin que me diera cuenta.

Anónimo dijo...

Sin comentarios... ¡GENIAL!