sábado, agosto 17, 2013

Juan Pablo II, Francisco y el Rosario.














 
 
Cuando falleció Juan Pablo II, en 2005, el cardenal Bergoglio escribió un sencillo testimonio en el que recuerda cómo se decidió a rezar cada día los 15 misterios del Rosario gracias a su ejemplo. “Si no recuerdo mal, debía ser el año 1985. Una tarde fui a rezar el Rosario que dirigía el Santo Padre. Él estaba delante de la gente, de rodillas. El grupo era numeroso”.

Bergoglio cuenta con sencillez cómo, al sentirse guiado por su Pastor, comenzó a distraerse. Se detuvo en la figura del Papa: en su piedad. “Su devoción era un testimonio”, dice. “Empecé a imaginarme al joven sacerdote, al seminarista, al poeta, al obrero, al niño de Wadowice... en la misma postura en que estaba arrodillado en ese momento, recitando avemarías tras avemarías. Su testimonio me golpeó”.

“Sentí que este hombre, escogido para guiar la Iglesia, estaba siguiendo el camino hacia su Madre en el cielo; un camino iniciado desde la infancia. Y entonces comprendí la densidad de las palabras de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego: ‘No tengas miedo, ¿no estoy yo aquí que soy tu madre?’. Entonces entendí la presencia de la Virgen en la vida del Papa”.

“Este testimonio no se me ha olvidado ni un instante. En adelante he rezado siempre los 15 misterios del Rosario cada día”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juan Pablo ll fue un ejemplo en todo.estoy deseando el día de su canonización.