En España algunos se precian de asistir a muchas reuniones, como signo de importancia o estatus social. Las reuniones son poco eficaces si no están bien preparadas. Quien convoca debe encargarse de la preparación y de avisar con tiempo, debe existir un orden de la reunión y hacer llegar los documentos necesarios para la misma. Se debe conocer si es una reunión consultiva, decisoria, de calado de opinión, etc. La hora de comienzo debe ser puntual y a ser posible es bueno fijar la hora de finalizar. El truco de que el personal se vaya yendo y al final se queden tres que urden la propuesta está muy visto, pero sigue siendo real. No es bueno poner reuniones a las seis o siete de la tarde, con facilidad, se acaba a las tantas. Muchas veces eres reunido para tomar el pulso a una cuestión, quejarse,decir lo que se piensas pero los que te convocan ya tienen pensado lo que hacer; el ego del personal se aquieta, pero realmente no has aportado nada ni se te tiene en cuenta. Hoy en día con internet y sistemas informáticos se pueden evitar numerosas reuniones. Muchas reuniones son una payasada y generan gastos infinitos cuando hay que desplazarse.
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