Se levantó a las seis de la mañana. Conectó el ordenador, puso un mensaje de confirmación. El día iba a ser largo y complicado. Cuatro vuelos, ,10 horas. Se puso el uniforme, aunque prefirió cubrirse con una gabardina convencional. Tomó la pequeña maleta, estaba decidida. Llegó a Barajas Terminal 4, sacó su pase especial. No hubo ningún problema en el control. Saludó a Hammed, que venía del Líbano. Un café corto y un pitillo en el baño, estaba prohibido fumar. El primer vuelo fue hasta Amsterdam. A las 11.55 salió para Tel Aviv, sorprendentemente no tuvo que llenar ningún formulario. A las 18 salió para Casablanca y posteriormente a Madrid, Terminal 4. Llegó satisfecha pero cansada. Había volado 11 horas, 12.600 kilómetros, no le habían parado. Diecisiete horas después, llegaba al mismo punto de salida. Su uniforme estaba desplanchado. Estaba harta de sonreir, de viajar por el mundo para dormir en su cama. En buena hora se había hecho azafata, "conocerás mundo",le dijeron.
4 comentarios:
¡Que bueno que sacaste ese programa de música! Jamás se contentaba con nada :(
Me preguntas si estoy casada con un oriental...pues sí, pero "armado en Chile", es chilenísimo para todo y chinísimo para todo...no sé cómo lo hace pero los unos y los otros lo encontramos bien adaptado.
Tenemos cinco hijos repartidos por el mundo y es la más bella persona que conozco. Mis hijos se le parecen en lo físico más que nada, pero, curiosamente se parecen también a mí que tengo pinta de alemana como mi abuela...¡mi familia es un crisol de contrastes! pienso que no me cren...hijos entre 33 y 15, los mayores casados con extranjeros, un sólo marido, oriental, pero chileno, etc. parece fábula, lo sé.
Saludos
tas rallao
Me ha gustado tu post de hoy. Además de original, me parece que es una especie de tributo a todas aquellas profesiones que se ven "obligadas" a sonreir, aunque en ocasiones por dentro esten rotas.
jajajaaj...
Publicar un comentario