Breve y muy interesante entrevista.
El que fuera presidente del IOR por designación de Benedicto XVI analiza el drama de los refugiados en Europa en una entrevista publicada por Formiche.net y traducida por INFOVATICANA.
Pregunta- Muchos observadores internacionales han criticado la desconcertante falta de capacidad de toma de decisiones por parte de las autoridades europeas. ¿Cuáles son las causas de esta falta de acción en su opinión?
Respuesta- Después de veinticinco años estudiando los problemas demográficos y económicos, yo todavía me pregunto qué piensa la gente de las decisiones de los gobiernos europeos.
P- ¿Ha conseguido obtener alguna respuesta?
R- Lo que observo hasta ahora es una Europa indiferente, e incluso inconsciente, al problema demográfico. Veo una Europa “forzada” a aceptar la inmigración, para compensar la brecha demográfica y los efectos económicos inevitables después de la crisis económica.
P- ¿Dónde ha fallado el Viejo Continente?
R-Europa se ha negado a diagnosticar las verdaderas razones de la crisis económica, en los últimos siete años ha hecho un pronóstico incorrecto y se han buscado soluciones insostenibles e contradictorias. Hay una parte de Europa que se ve arrogantemente consciente de su liderazgo y otra parte cada vez más desmoralizada y desalentada. Estos últimos se sienten despojados de todo poder y oprimidos por decisiones económicas y morales que no reconocen y entienden por parte de los más poderosos.
P- ¿A qué decisiones se refiere?
R-La clase política solo está preocupada por garantizar las políticas económicas y las leyes morales, olvidando el bien común. Los gobernantes europeos son unos cínicos, han pasado de ser criticar a la inmigración a estar impregnados de “solidaridad y humanismo” con los inmigrantes, estando seguros que éstos van a hacer crecer la población eliminando así la crisis demográfica.
P- Algunos atribuyen estos problemas a la ausencia de una Europa política
R-Por supuesto, Europa no busca el bien común europeo, sino más bien los intereses particulares, de modo que han comenzado las dudas sobre la independencia real de los que lideran Europa. Pero esto se aplica en el ámbito económico, político y moral. Creo que la auténtica Europa no puede lograrse sin una guía moral. Ya puedo oír la risa irónica.
P- ¿La economía europea es demasiado estricta?
R- Tratar simplemete de resolver los problemas económicos no es suficiente, porque se generaran otros problemas. Las economías de los países europeos no son homogéneas, son diferentes, y fueron atacados por la crisis de manera diferente. Las soluciones son subjetivas y relativas a la capacidad que tiene cada país de manejar sus propias ventajas competitivas.
P-¿Qué podemos hacer?
R-Parece claro que si un país en crisis no opera en sus condiciones más ventajosas, difícilmente su economía saldrá a flote. Hace veinte años los compromisos eran necesarios, pero hoy en día se deben adaptar a los nuevos tiempos. Si esto no se materializa así, el euro habrá sido creado para centralizar el poder en Europa y la crisis continuará sin resolverse.
P-¿Cómo será la Unión Europea después de esta crisis?
R- En este punto los órganos europeos centrales están casi obligados a imponer reglas, en sí mismas insostenibles (por ejemplo, el Pacto Fiscal) , pero defendidos por aquellos que tienen la responsabilidad de la gestión de los países país, bajo pena de expulsión de la Unión Europea.
P-¿Cuáles serán los efectos más importantes después de la crisis?
R-Me preocupa pensar que el fenómeno de la migración se puede gestionar con eficacia desde el punto de vista económico. El proceso de inmigración destinada a corregir los efectos de la caída de las tasas de natalidad europea, será más difícil de manejar, especialmente en países que no tienen un pasado colonial y están menos acostumbrados al fenómeno de la migración. Pero lo que también me preocupa es un posible debilitamiento del papel de la Autoridad Moral de la Iglesia.
P- ¿Ve diferencias entre el papado de Bergoglio y el de los dos anteriores?
R-Recuerdo que la Iglesia, a través de dos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, tenía una estrategia europea que era recristianizarla, algo que debe continuar. Si esta estrategia no se confirma ahora los efectos podrían ser devastadores .
P-Pero ¿por qué debería suceder esto?
R-Además de los ambientes intimidantes tradicionales “laicos” , hoy en día se siente una sensación de peligro de una tercera guerra mundial, lo que implicaría la necesidad urgente de evitar el fundamentalismo religioso y centrarse en los diálogos ecuménicos fructíferos mucho más adecuados en la sociedad multiétnica y pluralista actual.
P-¿Cómo cree que el proyecto europeo puede salverse?R- Insisto en la provocación que creará hilaridad e incluso indignación , pero creo que la posibilidad real del proyecto europeo fue en la re- cristianización de Benedicto XVI , centrada en el fortalecimiento de los valores comunes en el continente . Hoy diríamos que este proyecto ha sido apartado y reemplazado por un proyecto confuso, basado en la multiculturaldiad y multireligiosidad.
P- ¿Esto a que daría lugar?
R- El único valor que unirá al mundo global será la protección del medio ambiente . Nunca será la visión antropológica de la dignidad del hombre. Claramente, sin valores verdaderos Europa corre el riesgo de convertirse en una unión de estados (como la antigua Unión Soviética) los cuales tienen que coexistir. Pero una Europa que se avergüenza de sus valores , que les niega e incluso lucha contra ellos, nunca avanzará. Si los valores comunes sobre los que queremos unir a Europa son los de las llamadas leyes éticas, impuestas, irá a peor.