El Papa Ternura.

Bravo Sostres!!!!!  http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/guantanamo/2013/11/03/el-papa-ternura.html  ( aunque hubiese que matizar....)

El Papa Francisco es el Papa ternura en tiempos de la mayor crisis de todas, que es la de la fe y de los creyentes. Aunque algunas de sus iniciativas puedan parecer atrevidas e incluso rompedoras, está hablando de Dios con la lengua de la gente para mostrarles el camino sin que los increíbles prejuicios de nuestra era les cieguen.




No es un Papa que vaya a hacer grandes aportaciones políticas, ni doctrinales, pero va a volver a llenar Iglesias europeas y va a poner a salvo a muchas personas que, enfermas de odio por su anticlericalismo atroz, estaban dramáticamente lejos de cualquier posibilidad de salir de su círculo vicioso y de su dinámica de perdición.



No se trata de modernizar a la Iglesia, ni de disimular a Dios, ni de adulterar las enseñanzas de su Hijo, ni de reblandecer la Cruz, ni su misterio, ni su dolor.



Se trata de amar a las personas que, por su arrogancia y su equivocación, han perdido la esperanza y están desesperadas. Socialdemócratas, feministas, relativistas, comunistas, ateos, agnósticos de la Tercera Cultura y demás criaturas del vertedero, están tan saturadas de desprecio, tan colapsadas de resentimiento por su propio fracaso, que odian a Dios, le insultan y le apartan porque lo ven como un insufrible espejo de sus vidas desgraciadas.



El Papa Bergoglio, con su ternura, con su cierta renuncia a la liturgia, con su Iglesia pobre para los pobres, con sus pastores con olor a oveja, y con sus homosexuales y sus divorciados -aunque esto último lleve a muchos al desconcierto- está rescatando de las tinieblas a muchísimo resentido agazapado en su rabia incontenida, en su vida de profunda miseria por vivir de espaldas a la esperanza y al misterio, y está iluminando con la fe los rincones más oscuros y olvidados del patio.



Los más ególatras, y los menos inteligentes, van a pensar que el Papa está "cambiando" o "revolucionando" a la Iglesia, cuando todo el mundo sabe que quienes necesitan salvarse, y consuelo, y compasión son los que viven sin la tensión trascendente que nos completa como hombres, y no la Iglesia que es la casa de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, eterno e inmutable.



La labor del Papa Francisco es y va a ser dura, incluso penosa, y a muchos católicos de buena fe les va a resultar, en ocasiones, muy difícil de entender. Pero después de dos Papas tan brillantes e irrepetibles como Juan Pablo II y Benedicto, hacía falta y era imprescindible un Papa que recogiera con paciencia amorosa a los que se quedaron por el camino en su dinámica de veneno diabólico, de vanidad sin causa, y de esa arrasadora pedantería del error; y que les recordara dulce y lentamente, en su coche 600, con sus zapatos negros y desde su pensión, que todos, absolutamente todos, somos hijos de Dios.