Homenaje a mis amigos de Jaén.

Dos días por semana, más o menos, voy por la Universidad de Jaén, en mi tren con encanto, sin película, sin azafatas, sin desayuno especial. Por cierto, en un esfuerzo descomunal, parece que ese tren puede acortar el viaje en , no se lo van a creer..... 20 minutos. Aquí suelo pasar la noche y ceno en una residencia, donde me tratan muy bien. Me dicen que les cuente que se cuece por Madrid, como si yo supiera algo más de lo que traen los periódicos. Joe, muy buen fotógrafo, Jandri el hombre que da cursos a las gitanas, el gran abogado, Antonio el filósofo, el farmaceútico de las anécdotas, Javier que pierde kilos, experto en juegos malabares, el físico loco, el bioético, Simón el zamorano, el increible von Karrell y sus teorías de vuelta a los orígenes. En fin gente encantadora. Jaén es pequeño, el día que llegué para dar clase, hace años, ya me saludaban por la calle y el cartero sabía donde iba a vivir. Esto me reventaba, pero con el tiempo, agrada entrar en el bar y que te digan, lo de siempre D. Caraacara. Veo como mis antiguos estudiantes se trajean, ellas y ellos, se afeitan las barbas y van con maletín. Quien os ha visto y quien os ve. Dicen que si no quieres que sepa una cosa en Jaén, mejor no la pienses, porque las noticias se extienden como el aceite. Gracias a mis amigos de Jaén.Y por supuesto Angel, mi mejor colaborador, en la Universidad.