miércoles, octubre 18, 2006

Paul Claudel.

















Francés, literato.muy sensible. Sin rastro de Dios en su educación. Apasionado de la lectura, los ambientes de Pigalle, el buen cognac, escritor con futuro. Un día entró en Notre Dame, sonaba el órgano. Aquel espacio, la música, el juego de la luz, la imagen de María...decide postrarse de rodillas en un confesionario y confesar. El sacerdote fue brusco, con mal genio, Claudel salió convencido de que todo era una farsa (qué importante que el sacerdote sea santo y acoja con cariño al penitente). Pero para Paul nada es igual, lo que ha sentido, lo que ha visto sin ver le atrae, vuelve a notre Dame y ahora sí, se convierte. Su vida está llena de conversiones, pero con la seguridad de que Dios es su padre. La belleza, el arte, la música, llevan a Dios.

1 comentario:

Luis Fuertes dijo...

... porque Dios también está en la belleza, en el arte y en la música. Buen post.
Saludos