Conversación de tren con encanto.

Se subieron tres en Manzanares. Dos señoras de unos 55 y un señor. El tío no abrió boca. Una de ellas no la cerró. No me gusta escuchar conversaciones ajenas pero era imposible no oir. - Pues mira ya hemos repartido los olivos, no está mal. Ahora me podré hacer la liposucción...y tú( se dirigía al señor) los implantes...aunque todavía queda por repartir lo de la Claudia...vaya tía ha quitado las bombillas y hastas los aparatos de la calefacción... tú te crees, claro que con lo vieja que está su madre más le vale que abra una cartilla de esas que estan al 5 por cierto.. y nosotras qué...el abogado de oficio es malísimo, ni es abogao, ni es na, ese sabe por que es graduado social y aprendió algo de práctica... pero el hijo se lo va a quedar todo y nosotras las sobrinas que?...mira se han hecho un chalet, pero no pienso irlo a ver. Para que querrá tanto dinero?...a mí sí que me vendría bien.. y no han abierto el testamento..tenemos que volver.. y con eso lo de los implantes ( el de los implantes intenta decir que no tiene suficiente hueso para los implantes pero no puede).. la otra dice claro. - Pues yo no me pienso callar que pa eso somos familia ( pa repartir lo ajeno). Llevaba media hora escuchando. Me levanté y me puse en otro lugar hasta que el tren llegó con diez minutos de retraso. Hay brujas sin escoba, en cualquier tren.