El pecado es el peor de los males. Es peor que la muerte, porque la muerte acaba con el cuerpo, que un día resucitará, pero el pecado mata el alma y le roba la vida eterna. No se puede amar al pecado; es odioso en sí mismo.
Sin embargo Dios, que saca bienes de los males, ha tomado ocasión en el pecado para manifestar su misericordia. Cualquiera que, tras haber pecado, levantase los ojos al Cielo, vería cómo Dios le sonríe con ternura y dolor. Y comprendería que tanto le ama su Señor que no ha dudado en enviar a la Tierra a su Hijo para salvarlo a él, un pecador.
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan. Si eres pecador, como yo, enhorabuena. No te felicito por tu pecado; por él te compadezco. Te felicito porque Dios te ama, y porque es tan grande su misericordia que lavará tus pecados en la sangre de su Hijo. Así te invita a convertirte.
Pero si no tienes pecados, si no necesitas confesarte, si son los demás los que no te comprenden o te tratan mal… Tu cuaresma termina hoy. Que ayunen otros.
1 comentario:
Jo!
Qué bonito! y que verdad.
Gracias!
Jyy+
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