Como hicieron después los Magos de Oriente, la reina de Saba realizó un largo viaje para escuchar la sabiduría de Salomón. No tenía fe. Tenía, simplemente, deseos de conocer la verdad, mucho dinero, y sentido común. Quizá lo más valioso fuera esto último.
«Si me dieran a elegir entre perder la fe y perder el sentido común, preferiría perder la fe. Porque, de este modo, el sentido común me volvería a llevar a Dios. Pero, si pierdo el sentido común, poco tiempo después perdería también la fe, y no habría modo de recuperarla». Me lo dijo, en mi juventud, un sacerdote sabio, y supongo que estaría citando a alguien a quien no recuerdo. En todo caso, es una gran verdad. ¡Bendita reina de Saba!
Ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Todos estamos llenos de debilidades, y somos capaces de cometer los peores pecados. Pero pedidle a Dios que jamás os falte ese amor por la verdad que nos aporta el sentido común. Si lo conserváis, podéis estar seguros de que volveréis al camino.
Temo más a la mentira que a la propia muerte.
Estos textos son de un excelente blog de un sacerdote, que en breves líneas te mete el evangelio dentro, gracias http://www.espiritualidaddigital.com/la-reina-de-saba-y-el-sentido-comun/
2 comentarios:
Sabía reflexión.Gracias.
a usted, sí que es sabia, que no es mía...
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