42 años se cumplen hoy de la muerte de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. En éste, su dies natalis, celebra la Iglesia su fiesta. Dediquemos unos momentos a meditar sobre lo que su persona ha supuesto en la Historia de la espiritualidad cristiana.
Para empezar, creo que, 42 años después, san Josemaría aún no ha sido comprendido entre una buena parte de los cristianos. Puede que sea, aún, demasiado pronto para que la auténtica revolución espiritual que supuso su mensaje haya calado en las mentes y almas de la mayoría. Mientras haya seglares que piensen que la santidad pasa por huir del mundo, o clérigos que proclamen los votos privados como la cima de la perfección del seglar, no se habrá entendido a un santo que nos enseñó a amar al mundo apasionadamente, y a ser, en medio del mundo, tan contemplativos como lo puede ser, en su clausura, un religioso contemplativo.
Mientras haya laicos que reclamen la fundación de partidos políticos confesionalmente católicos, o que busquen recluirse en «ambientes católicos» para no resultar contaminados por el mundo, no se habrá entendido a un santo que amó la libertad de pensamiento, y que se gozó en que sus hijos tuvieran pareceres diversos y enfrentados en las cuestiones opinables, a la vez que animó a los suyos a involucrarse en todas las áreas del tejido social para hacer allí presente a Jesucristo.
San Josemaría gritó que el verdadero protagonismo de los laicos en la Iglesia no se obtiene cuando un seglar lee las lecturas de la misa, sino cuando, en medio de sus tareas ordinarias, familiares y profesionales, aspira decididamente a la santidad y a la unión íntima y fecunda con Dios. Que no será santo el taxista por hacer de acólito en sus ratos libres, sino por conducir bien su vehículo y tratar a sus clientes como a verdaderos hijos de Dios.
¿Pueden un padre o una madre de seis hijos, a la vez que dedican ocho horas diarias a trabajar, encontrar tiempo para asistir diariamente a la Santa Misa, para rezar el Santo Rosario, y para pasar una hora del día en soledad con Cristo, recogidos en profunda oración? ¿Pueden hacer todo eso sin descuidar a su familia? San Josemaría, y los miles de miembros del Opus Dei que viven en todo el mundo, han demostrado que pueden, con la gracia de Dios. Y que esa profunda vida espiritual no los convierte en monjes sin hábito, ni les hace relegar el cuidado de su familia, sino que los impulsa para, renovados interiormente, atender mejor a los suyos y para convertir sus hogares y sus centros de trabajo en el escenario de su santidad personal.
En ocasiones, san Josemaría era asaltado por Dios en plena calle, en el bullicio de la hora punta de la ciudad, y alcanzaba, allí, las cimas más altas de la unión íntima con Dios. Su «plataforma de lanzamiento» hacia el Cielo fue su despacho, el lugar donde diariamente trabajaba. Allí cayó redondo, agotado, el 26 de junio de 1975. Allí consumó la entrega de su vida. Y allí nos dejó abierto, para todos los seglares, ese camino hacia la santidad que, tomando su fuerza en los sagrarios, se abre al Cielo en las calles y despachos. ¡Se han abierto los caminos divinos de la Tierra!
José-Fernando Rey Ballesteros, pbro
7 comentarios:
¿Fuente, por favor?
Gracias, Tiraps.
no te puedo concretar exacto, hace tres años
pero la fuente es ésta
https://www.espiritualidaddigital.com/
tu hermano árbitro me hace feliz, porque me acuerdo de todos vosotros, que os quiero mucho
Para ser madre de familia,cuidar a lo hijos muchos o pocos.Rezar el Rosario ,ir a misa,hacer oración .No es necesario ser del opus.
Muy buen artículo, como todo lo que publica ese sacerdote
Gracias por la referencia. No había leído en muchísimo tiempo una explicación tan sencilla y singular de lo que es ser cristiano en medio de la bulla diaria. Me gustó tanto que la he copiado y pegado en una nota de Evernote para releerla con frecuencia.
Y gracias por rezar por nosotros, D.
Un fuerte abrazo.
"Para ser madre de familia,cuidar a lo hijos muchos o pocos.Rezar el Rosario ,ir a misa,hacer oración .No es necesario ser del opus."
Ni tampoco es necesario no serlo.
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