López Aguilar, ministro de justicia español justifica un proyecto de ley sobre divorcio en España, que se puede obtener a los tres meses de contraer matrimonio, por cualquiera de las partes, sin causa jurídica, diciendo que así como la justicia no entra en el amor de los contrayentes, tampoco debe entrar en el desamor de los que quieren el divorcio. El adagio clásico dice que consensus et non amor facit matrimonium, que el consentimiento matrimonial es el que produce el matrimonio, no el amor, que vaya usted a saber que entiende cada uno por amor. Ciertamente que el matrimonio es un contrato muy especial, pero lo es y así como a mí o a un juez le debe importar muy poco la buena amistad de dos amigos que firman un contrato, sino que deberá atender al objeto del mismo y al cumplimiento de lo pactado por muy amigos que sean. Resulta que el matrimonio no se puede someter a término, condición o modo pero sí disolverse en tres meses. Poco original el ministro, tal y como queda el matrimonio civil mejor es no casarse civilmente y en última instancia abdicar de la potestad sobre el matrimonio en favor de la Iglesia, que sí tiene un modelo serio y coherente, aunque exigente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario