miércoles, julio 15, 2015

Totalitarismo del arco iris.




descarga (5)Cristina Cifuentes ha aprovechado sus primeras horas como presidenta de la Comunidad de Madrid para engalanar la fachada de la sede de la presidencia en la Puerta del Sol con la bandera arco iris del colectivo autodenominado LGTBI, bandera que se exhibe en las calles estos días para celebrar el llamado “orgullo gay”. Lo mismo están haciendo alcaldes varios por toda España, empezando por la alcaldesa de Madrid. Estos días las sedes del poder  municipal y autonómico en Madrid lucen la enseña política de la ideología de género. Merece la pena reflexionar sobre estos hechos que pueden parecer meramente festivos y anecdóticos, pero que reflejan algo mucho más preocupante y de largo recorrido: el lento crecimiento del nuevo totalitarismo de género que amenaza libertades básicas en nuestras democracias.
Convertir en enseña cuasioficial, a través de su colocación en edificios públicos, la bandera representativa de una ideología particular es algo que hasta ahora solo habíamos visto en los momentos previos a la toma del poder por parte de partidos totalitarios o nacionalistas extremos que preconfiguraban así lo que poco después se consumó: la conversión de las enseñas partidistas en símbolos oficiales del Estado porque el Estado había sido absorbido por un partido político totalitario. Eso sucedió con la hoz y el martillo de los comunistas y con la cruz gamada de los nazis en determinados países y épocas y suele suceder con los símbolos secesionistas de los nacionalismos en la fase previa a la proclamación de la independencia (así, por ejemplo, sucede hoy con la estelada en Cataluña). ¿Son comparables estos fenómenos históricos con lo que sucede hoy con la bandera arco iris de los ideólogos de género y sus organizaciones representativas? Con todos los matices que se quiera, la respuesta es positiva: nos amenaza una nueva tentación totalitaria de color arco iris; y personas como la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid –quizá inconscientemente- están colaborando con ella con gestos como el de la bandera de la ideología de género presidiendo el edificio  de la Comunidad en la Puerta del Sol.
Es evidente que en épocas pasadas –y aún hoy en otras latitudes- ha habido una discriminación y persecución injustas contra las personas homosexuales y que bajo la bandera arco iris se ha luchado loablemente contra esas ignominias históricas; pero ese hecho no puede hacer olvidar que bajo esa bandera hoy se defiende una ideología muy particular que no tiene ningún derecho a ser privilegiada en una democracia pues tan legítimo es defenderla como no compartirla. También bajo la hoz y el martillo se defendieron en ocasiones causas justas en el pasado en materia de derechos sociales; pero no por ello los que hoy se visten con esa bandera pueden reclamar que las instituciones oficiales la hagan suya y que todos debamos defender su ideología como si su aportación histórica circunstancial a algo bueno nos obligase a todos a defender su cosmovisión en todos los aspectos y a las instituciones democráticas a rendirse ante esa ideología como si encarnase la democracia. Igual de ilegítimo y totalitario sería vestir a nuestra democracia con la hoz y el martillo, como lo es vestirla con el arco iris de la ideología de género. Cifuentes y los alcaldes que actúan como ella se equivocan y minan nuestro sistema democrático al institucionalizar simbólicamente una ideología que muchos no compartimos pero que sobre todo nadie nos puede obligar a compartir ni a identificar con las instituciones de todos. Y más grave aún es esta irresponsabilidad cuando procede de una dirigente de un partido político que no comparte la ideología de género sino que ha tenido como seña de identidad la oposición a tal ideología.
La ideología de género defiende, legítimamente en una sociedad pluralista, una determinada visión de la sexualidad y, en consecuencia, una agenda política particular en materia de matrimonio, familia y educación con opciones de las que es legítimo discrepar pues en materia de sexualidad hay diversas concepciones en nuestra sociedad y amparadas por la libertad ideológica y religiosa que nuestra Constitución blinda como  derechos fundamentales. Al menos con la misma legitimidad que las ideas sobre sexualidad que se simbolizan con la bandera arco iris, existen otras como, por ejemplo, las que se inspiran en la tradición  humanista de la vieja sabiduría sobre el hombre de raíz greco-cristiana. ¿Qué legitimidad tiene un alcalde o presidente de Comunidad Autónoma para identificar la institución que preside con una ideología particular sobre sexualidad? Ninguna. ¿Qué autoridad tiene un alcalde o presidente de CA para oficializar como bandera institucional la representativa de una particular ideología sobre tema tan susceptible de diversas opiniones como lo referente a la sexualidad? Ninguna. ¿Cómo se debe calificar la asunción por una institución democrática de los símbolos de una particular ideología partidista? Como síntoma de una deriva totalitaria. ¿Y si quien lo hace, además, representa a un partido que no comparte esa ideología y no la ha incorporado a su programa electoral? En tal caso estaríamos o ante una ignorancia supina que inhabilita para gobernar o ante una estafa electoral que presupone un engaño deliberado a los electores.
Si vamos más allá de los símbolos y las anécdotas, podemos comprobar que esta amenaza totalitaria es una realidad. En España tres CCAA  ( Galicia, Cataluña y Extremadura) han aprobado leyes que suponen la imposición totalitaria de los postulados ideológicos de género con carácter general a toda la sociedad –con especial intensidad en materia de educación- como si lo que representa la bandera arco iris formara parte del consenso constitucional; y Cifuentes ha comprometido en su programa electoral aprobar una ley similar en Madrid. En EEUU, varios magistrados del Tribunal Supremo, incluyendo su presidente, han denunciado esta misma semana en su votos particulares a la sentencia sobre el mal llamado “matrimonio homosexual” este mismo peligro: según ellos la libertad religiosa y de pensamiento en USA estaría en peligro al declarar derecho constitucional una opinión singular en materia de sexualidad y matrimonio como la de los defensores del matrimonio como mera expresión de afecto interpersonal entre cualesquiera dos personas.
Me temo que esta cuestión va a ser esencial en el próximo futuro para la defensa de las libertades en España. Y por eso la planteo.
Artículo publicado en ABC y escrito por Benigno Blanco

1 comentario:

goyo dijo...

Sin re ¿ tu crees que si me presento en el ayuntamiento de Madrid con una pancarta que ponga " cada vida importa" me la colgarian ? pues eso, la supuesta igualdad va solo en una direccion, que es la de imponer por la fuerza una forma de pensar y de vivir.

Pero gracias a Dios nunca podran con las familias cristianas fuente de vida a tope y esperanza a toneladas.