Se ofrecen a continuación breves extractos sobre la persona de Mons. Álvaro del Portillo, tomados de textos de algunas personalidades eclesiásticas y civiles que le trataron.
Don Álvaro del Portillo durante una audiencia con el Papa Juan Pablo II en 1978
Juan Pablo II: Fue un ejemplo de fortaleza, de confianza en la providencia divina y de fidelidad a la sede de Pedro (Telegrama al Vicario General del Opus Dei, Ciudad del Vaticano 23-III-1994).
Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: Recuerdo la modestia y la disponibilidad en cualquier circunstancia que caracterizaron el trabajo de Mons. del Portillo como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, institución que contribuyó a enriquecer de modo singular con su competencia y experiencia, como he podido comprobar personalmente (Carta al Vicario General del Opus Dei, Ciudad del Vaticano 25-III-1994).
Sor Teresa Margarita, carmelita descalza: Le conocí en unos ejercicios espirituales que dio para jóvenes en el Colegio de las Carmelitas de la Caridad en Vigo en 1945. Desde el primer momento me impresionó su porte distinguido, su recogimiento, su profunda humildad, que se destacaba mucho, y su sencillez. Era a la vez muy amable y acogedor, atendía con bondad (Carta al Prelado del Opus Dei, Sabaris 20-VI-1997).
Cardenal Maurice Otunga, arzobispo emérito de Nairobi: He sido testigo de la solicitud de Mons. Álvaro por el apostolado de la Iglesia en Kenia, y de su generosidad hacia nuestros sacerdotes y seminaristas kenianos, que fueron acogidos en el Ateneo Pontificio de la Santa Cruz y en el Seminario internacional «Sedes Sapientiae» creados por él, así como he comprobado su caridad, la gentileza y la disponibilidad para con los obispos que buscaban su ayuda (Carta al Prelado del Opus Dei, Nairobi 24-VII-1998).
Monseñor Ramón Búa, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño: Encontré en él un hermano y un obispo de excepcional talla humana y eclesial (Relación testimonial, Logroño 13-I-1996).
Cardenal Joszef Glemp, arzobispo de Varsovia (1981-2006) y primado de Polonia (1981-2009): Era un hombre con puntos de vista claros, lleno de serenidad interior y al mismo tiempo repleto de bondad y cariño. Era amable y directo, pero al mismo tiempo conservaba la gravedad de un hombre de Iglesia (Relación testimonial, Varsovia 7-IX-1995).
Joaquín Navarro Valls, portavoz de la Santa Sede de 1984 a 2006: Deja tras de sí esa huella imborrable patente en los hombres de Dios, que han desarrollado en silencio una imponente tarea en bien de los demás (ABC, Madrid, 25-III-1994).
Ombretta Fumagalli Carulli, diputada en el parlamento italiano: He admirado siempre la dignidad y la mesura con que reaccionó ante polémicas contra el Opus Dei promovidas artificialmente desde ambientes laicistas y, por desgracia, a veces también desde ambientes católicos (Romana, X, 1994, p. 55).
Cardenal Joseph Bernardin, arzobispo de Chicago: Recuerdo con gratitud las oraciones y el apoyo que me prestó cuando se propalaron acusaciones injustas contra mi persona (Romana, X, 1994, p. 53).
Cardenal Vicente Enrique y Tarancón, arzobispo emérito de Madrid: Trabajamos juntos tanto en el Concilio como en el reconocimiento del Derecho Canónico. Era un hombre muy inteligente, muy hábil y muy buena persona (ABC, Madrid, 24-III-1994).
Padre John O'Connor, agustino: Al advertir su presencia amable y discreta al lado de la dinámica figura de Mons. Escrivá, me venía al pensamiento la modestia de san José. Creo que será recordado entrañablemente por la humildad y la fidelidad con que llevó la antorcha de idealismo espiritual encendida por el fundador del Opus Dei (Position Paper, Dublín, VI/VII-1994).
Cardenal Camillo Ruini, vicario del Papa para la diócesis de Roma: No olvidaré el afecto de don Álvaro cuando venía a verme al Vicariato. Dejaba siempre un recuerdo y un testimonio de su dedicación a Cristo (Discurso en la clausura del proceso diocesano sobre las virtudes de Álvaro del Portillo, Roma 26-VI-2008).
Cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia: Un gran cristiano, un gran sacerdote y un obispo modelo, caracterizado por una fe vivísima en la providencia de Dios (Romana, X, 1994, p. 53).
Monseñor Luigi Conti, nuncio en Honduras: Mons. Álvaro del Portillo fue un hombre enamorado del servicio a los hombres. Su vida ha sido siempre gobernada por una exigente disciplina espiritual, por un sentido elevado del deber, por una laboriosidad intensa e incansable, por una dedicación y abnegación plena a la causa de Cristo, de la Iglesia y de la Obra (Fides, Tegucigalpa, 1-IV-1995).
Monseñor Stanislaus Lo-Kuang, arzobispo emérito de Taiwan: Cuando vino a Taiwan, le invité a almorzar en Fujen University. Mons. Álvaro del Portillo fue muy sincero, muy humilde, extremadamente transparente y sencillo. No había en él trazos de altanería o afectación. Tenía un gran celo apostólico. Comprendía nuestras dificultades y mostraba una inmensa caridad. Yo estimo en mucho, de verdad, su amistad (Relación testimonial, Taipei III-1999).
Alejandro Llano, escritor, filósofo: Era la síntesis viviente de dos culturas: la humanística y la técnica. Fue una gran figura intelectual y universitaria (La Vanguardia, Barcelona, 24-III-1994).
Cardenal Ángel Suquía, arzobispo de Madrid de 1983 a 1994: Era un hombre esencialmente bueno, entrañable en su conversación, muy prudente y muy alegre y animoso. No recuerdo haber salido nunca de estar con él sin más alegría que antes de haber entrado (ABC, Madrid, 24-III-1994).
Vittorio Messori, escritor y periodista: Te daban ganas de confesarte más que de hacerle preguntas. Se notaba que había sido ingeniero, especialista en puentes y carreteras. Detrás del hábito de obispo se traslucía el hombre de mundo (Corriere della Sera, Milán, 24-III-1994).
Monseñor Antonio María Rouco, arzobispo de Santiago de Compostela (actualmente, cardenal arzobispo de Madrid): Desempeñó un papel fundamental en la toma de conciencia de los seglares de que todos están llamados a ser hijos de Dios: una bella lección, una urgente tarea que nuestro hermano supo vivir y trató de realizar y de impulsar en la Iglesia a través del Opus Dei (El Correo Gallego, Santiago de Compostela, 27-III-1994).
Madre María Jesús Velarde, fundadora de las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús: En 1985 tuve la suerte de conocer a don Álvaro del Portillo, que fue para mí un verdadero padre y un valiosísimo consejero: me ayudó mucho en los años decisivos de nuestro itinerario jurídico (Testimonio personal, Madrid, 26-III-2010).
Para más información: www.opusdei.org
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