domingo, julio 20, 2014

El pequeño grano de mostaza.




    Desplegar mucha actividad, movernos sin descanso, organizar eventos, reunir medios, publicitar, salir a escena, convocar mucho y a mucha gente… Pensamos, a veces, que haremos un bien mayor si somos más grandes y competimos con los grandes. Y, al final, lo único grande es el error. Primero, porque la batalla del brillo terrenal la tienen ganada los hijos de este mundo; si en algún momento la ganásemos nosotros, tendríamos que examinarnos para comprobar que no nos hemos aliado con ellos. Y, segundo, porque, con tanto movimiento y tanta organización, acabamos por perder el recogimiento que nos une a Dios. Cuando llegamos a la cima de ese monte, ya no tenemos nada que ofrecer sino gritos vacíos.

    El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza… Orar, ayunar, servir, hacernos los últimos, perdonar, sonreír aunque no apetezca, tomar para uno mismo lo peor, escuchar, no quejarse de nada, hacer lo debido aunque no sea lo esperado, renunciar al aplauso… Y, de nuevo, orar y ayunar. En definitiva: hacernos los últimos, los más pequeños, para dejar que sea Dios el más grande. Es la gran lección de la Cruz, la plasmación última del grano de mostaza de la parábola.

http://www.espiritualidaddigital.com/el-gran-error-de-querer-ser-grandes/

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