¿Quién sigue viendo películas del Oeste? El que el cine en blanco y negro y los westerns sean perfectos desconocidos para los jóvenes de hoy es señal de su empobrecimiento cultural. Como si Beyoncé hubiera relegado a Mozart al olvido.
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En los westerns, el predicador suele ser un tipo bastante estúpido. Entra en el saloon anunciando el infierno a los pecadores esclavos de la botella, y después toma el té con la refinada y ricachona benefactora de la congregación. Nada que ver con lo que se espera de quien proclama la palabra de Dios.
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La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Jesús era todo lo contrario. Comía y bebía con publicanos y pecadores, fue acusado de comilón y borracho. Veía en ellos a la caña cascada, y trató a las meretrices con la delicadeza con que se trata a las princesas. Con el suave ungüento de su misericordia, recuperó para Dios a muchas almas perdidas.
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Sin embargo, fue duro con los escribas y fariseos, quienes debían ser pilares donde se apoyaran otros y eran, sin embargo, piedra de escándalo.
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Suave con los de lejos, duro con los de cerca… No hubiera cabido en un western. |
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